21

 

 

 

 

-Gabriela me recibió en picardías, sensual y perfumada, con una sonrisa de vampiresa. Tenía las hormonas subidas. Me reproché haberme olvidado por completo de su humorístico sms. Cuando vuelvas al nido, voy a desplumarte, guapo aguilucho, bss, G.

-¡Me parto! Aguilucho es por la nariz, ¿no?

-No, por el bacalao al pil pil. ¡Tendrías que haber visto su mohín de despecho!

-Normal. A las tías nos jode un montón que nos den la espalda cuando estamos cachondas.

-¡Ni siquiera me dejó besar sus labios agraviados!

 

***

 

-¿Qué te pasa, bobo? ¿Y tú eres el que quiere tener a cuatro críos correteando a tu alrededor?

-Lo siento, princesa. Debo acudir a una cita importante. Me aguardan los brazos de las Musas. Me he pasado la vida esperando este momento, Gabi. Creía que nunca iba a llegar la bendita llamada.

 

***

 

-Gabriela me sostuvo la mirada, con los brazos en jarras. Estaba atónita y resentida.

-Si te parece te cantaba una serenata.

-No comprendía el alcance de mis palabras.

-Tus palabras no alcanza a comprenderlas nadie.

-Ni siquiera yo mismo.

-Todos los hombres sois iguales, unos niñatos egoístas.

-Me despedí con la mano, tratando de sonreír, contemporizador. ¿Por qué las albanesas dramatizan tanto? ¡Nunca le había visto esa expresión de derrota! ¡Cualquiera diría que la había condenado a muerte!

-Pobre. La dejaste con las ganas en la boca.

-Me encerré en el despacho, deposité sobre la mesa los dos testamentos de mi Biblia, abrí el paquete de folios Galgo, metí una hoja en el rodillo de la hispano-olivetti, me puse los auriculares, que estaban conectados al moderno Mp3 que me he comprado en el Carrefour de Alcobendas, y seleccioné entre la música allí almacenada como por arte de magia la quinta sinfonía de Beethoven.

-¡No me digas que has aprendido a usar un Mp3!

-Bueno, si no hubiese sido por el hijo de Félix larguirucho y pecoso, que se tomó la molestia de aleccionarme en el manejo de la tecnología puntera, habría sido incapaz de arañar el menor acorde a esa cajita cuyo árbol genealógico, por increíble que parezca, se remonta a mi querido giradiscos del año de la pera. Era la primera vez que escuchaba música a través de unos auriculares. ¡Qué extraña sensación! La obra del compositor alemán me estallaba contra los tímpanos. El mundo retrocedía, desplazado por el poder devastador de ese ingenio. Miré sorprendido el Nuevo Testamento de mi Biblia particular, preguntándome cómo había podido escribirlo Falcones insonorizado al universo circundante por aquella tremenda campana acústica. Debía esforzarme. El hombre es un animal de costumbres, me dije, irguiéndome en el asiento, y tecleé por primera vez en la máquina de escribir. Milagrosamente, los caracteres se imprimieron en el papel. ¡El espíritu se había hecho cuerpo! ¡El título de mi obra acababa de materializarse!

-¿Qué título le has puesto?

-Le he puesto dos, porque creo que es conveniente tener uno en el banquillo, de reserva, como los futbolistas. El título titular es Opus triunfalis. Y el de reserva, La sangre de las marionetas.

-Me gusta más el de reserva.

-A mí también. Por eso lo he puesto a chupar banquillo, para que no se lesione.

 

***

 

-Fredy, tienes una mala cara del copón. ¿Te ha pasado algo?

-Nada del otro jueves, sólo que he madrugado esta mañana.

-¿Madrugar? ¿Tú? ¿Has tenido un accidente doméstico?

-Me resbala tu ironía. Anoche empecé a escribir una novela y he decidido madrugar todos los días para dedicarle una hora antes de entregarme a mis menesteres laborales.

-¿Cómo puedes tener la cara dura de llamar menesteres laborales a holgazanear por allí como un pendejo?

-Guárdate tus sermones, Moncada.

-¿Hablas en serio sobre lo de escribir? Ver para creer. ¡Me dejas de piedra! Ya no sé si tomarte a guasa.

-Quizá estés ante un futuro Ken Follett. Si quieres te firmo un autógrafo, por si acaso.

-¿Y a qué obedece esa repentina vocación, si puede saberse?

-Menos pitorreo.

-¡No, si me parece admirable que a estas alturas…!

-Cervantes escribió el Quijote a los cincuenta y siete años. Supongo que sabes de la existencia del Quijote.

-¿Cómo se titula tu novela?

-Opus triunfalis.

-Eso es latín. ¡Eres un erudito, Fredy! Me suena a… Opus Dei.

-Bueno, en este caso La obra de Dios se transforma en La obra del éxito. No pongas esa cara de besugo, Jesusito. Por más que lo intentes no lo vas a entender.

-Quieres hacer un bestseller que te saque de pobre, ¿eh, bandido?

-¡Precisamente! ¡Un buen pelotazo!

-Es una aspiración legítima, desde luego. Y en el cálculo de probabilidades quizá resulte más factible que pillar el gordo de la lotería. Ahora entiendo por qué cargas con esos libros como si fuesen tu cruz.

-De hecho lo son. Mi cruz redentora.

-¿Y podrías adelantar a un futuro lector el contenido de tu obra?

-¿Tu sarcasmo es un recurso psicológico para superar la frustración? El atlético de Madrid os ha eliminado de la Copa del Rey, ¿no?

-Eres un aguafiestas, Fredy.

-Gastón Fabra, el protagonista de la novela, es un escritor frustrado que trabaja de teleoperador en el 902 20 20 00, el teléfono de atención al cliente de Carrefour, y sueña con dar algún día un buen pelotazo editorial. Para no tener que seguir comiéndose marrones. Porque imagino que entre los clientes de una cadena de hipermercados como Carrefour habrá un buen porcentaje de descontentos. Pero Gastón Fabra también anhela no verse forzado a vender su cadáver a la exposición Érase una vez… el cuerpo humano para pagar la hipoteca.

-Si hay cadáveres de por medio creo que tu novela puede hacer honor al título.

-En este caso se trata de un cadáver alegórico y futurible.

-Da igual, Fredy. El caso es que haya sangre. La letra con sangre entra. Por cierto, hoy tienes que dar el Do de pecho. Los gays se sienten más vulnerables ante un hombre atractivo…

-¿Qué pasa con Bea?

-Deja que disfrute de sus vacaciones.

-¿He de agradecerte la deferencia de incluirme entre las huestes de la comisaría como colaborador externo?

-Tú mismo.

-Las ordenanzas policiales no lo prohíben.

-No, que yo sepa.

-Tratándose de un investigador debidamente autorizado, como es mi caso.

-Eso es discutible.

-Un investigador que pueda hacer frente a eventuales contingencias y su seguridad no dependa de los agentes de policía.

-Pero te recuerdo, Fredy, que tampoco lo ven con buenos ojos. Cualquier pesquisa oficial se debe llevar a cabo, en principio, por personal policial o vinculado al Cuerpo en calidad de perito.

-¿Qué hay de Angelita?

-Hemos interrogado a algunos vecinos. Hoy seguiremos con los que ayer no se encontraban en casa.

-¿Y Barroso? ¿De repente hace mutis?

-Ha pasado otras veces. Hace un par de años estuvimos diez días sin saber nada de él. Se dio una escapadita a Mallorca. ¿Qué te pasa?

-De nuevo ese eco… Mallorca…

-Sí, en el caso Bonnín todos los indicios apuntan hacia la tierra de Rafa Nadal.

-Para mí es la tierra de la chica de la portada. La de Guía secreta de Baleares. La última vez estuvimos en la escuela de lenguas orientales que fundó el beato Ramon Llull y nos comimos una ensaimada.

-Lo dicho, Fredy, estás como una cabra de monte.

-¿Alguna novedad de Sullivan?

-Le darán el alta mañana.

 

***

 

-Jorge Dieter y José Luis Castro nos dispensaron una acogida glacial. ¿Por qué siempre que barres tienes la manía de barrerme los zapatos, Gabi?

-¿Dieter tenía heridas?

-Pues sí, unas cuantas.

-¿Les sonsacasteis algo?

-Qué va. Esos dos pájaros son una tumba. Como no había nada que rascar, Moncada les exigió que justificasen sus movimientos. Dieter corroboró la versión de Jonathan. Castro dice que estuvo cenando con unos amigos y se fue a casa a las dos menos cuarto.

-¿Se encontró con algún vecino?

-Sí, con uno, en el ascensor. Tenemos que localizarle.

-No sé por qué el inspector te llevó allí. Estaba claro que no ibais a conseguir nada. Dieter no va a contradecir a su amante y la coartada de Castro estaba cantada.

-Moncadita traía un as bajo la manga. Sacó una cuartilla y la dejó sobre la mesa. Una orden de registro. ¿Cómo habrá conseguido que Estrada, ese carcamal que se cuece en su invernadero, se la firme de un día para otro? Dieter y Castro se quedaron helados.

 

***

 

-Quiero ver el almacén. Imagino que tendrán uno. ¿Dónde guardan los equipos?

-Por aquí, en las oficinas. Si se da una vuelta encontrará armarios con el material que empleamos en nuestro trabajo.

-Les traigo otro papelito. Échele un vistazo. Aquí figura la razón social de la sociedad limitada Securityforce. En ella, según consta en el Registro de Actividades Económicas, disponen de este piso destinado a oficinas, pero hay partidas expedidas a Securityforce desde la extinta empresa Cedar Investigación Privada, de la que usted era propietario, señor Castro, y cuya razón social está situada a la vuelta de la esquina. Un sótano de más de cien metros cuadrados, si no me equivoco. Si se fijan, la orden de registro se refiere al sótano, no a estas oficinas.

 

***

 

-No había más que hablar. Los buldogs se tragaron la rabia. Moncada había coordinado la operación al detalle. Al salir a la calle nos encontramos a un Álex ojeroso, recién llegado de su clase magistral en tierras catalanas, donde ha aleccionado a dinosaurios de la criminología incapaces de asimilar las nuevas técnicas periciales. Fuimos al sótano. Estaba abarrotado de cajas. Castro obtiene un importante sobresueldo vendiendo de tapadillo equipos de espionaje. Mientras ellos inspeccionaban los embalajes, yo les guardé las espaldas, por si a alguno de los dos pollos se le ocurría pasarse de listo. Álex tenía claro qué buscar y dónde encontrarlo. A los diez minutos entresacó dos cajas. ¿A que no adivinas qué encontró? Un equipo de escucha telefónica como el que instalaron aquí y un espray con forma de escopeta de cañones recortados. Yo me puse la mar de contento, pero Moncada seguía con su careto de besugo. Esperaba encontrar allí lo que incautaron supuestamente quienes allanaron el piso de Angelita.

 

***

 

-Mi sueño de juventud cumplido, Gabi. Reunión de trabajo en la comisaría del distrito centro. ¡Y yo formando parte de ella! En calidad de invitado, claro, pero estaba ahí, como un poli más que podía dar su opinión y rebatir a los demás. Moncada, Beatriz, Álex y Fredy. El gabinete de emergencia.

-¿No estaba tu amiguita Bea de vacaciones?

-Le muerde el gusanillo y a veces se pasa por comisaría. Y no te lo pierdas, luego Moncada y yo nos quedamos departiendo largo y tendido. Ha enterrado el hacha de guerra, Gabi, está más claro que el agua. Voy a hacerme socio del Real Madrid y me afiliaré al PP para tenerle más contento.

 

***

 

-Los ocupantes de los chalets situados junto al de Jonathan no vieron a Angelita en ningún momento de la noche, pero el vecino que vive enfrente afirma que vio estacionado el coche de Sullivan, aunque no pudo precisar durante cuánto tiempo permaneció allí. Cuando se produjo la explosión, él no se encontraba en casa.

-¿Se fijó si estaba Sullivan dentro del coche?

-No pudo asegurarlo.

-¿Consultaste con Estrada el tema del espray?

-Dice que no podemos acusar a Castro de atentar contra Sullivan, aunque demostremos que su coche fue incendiado con un artilugio al que tienen acceso contadas personas, entre ellas el propio Castro. Es un indicio que no representa una prueba de cargo, a menos que esté acompañado de otros indicios que señalen en la misma dirección y por el momento no contamos con ellos.

-¿Qué hay de la escucha que instaló en mi teléfono?

-Sería un indicio que apunta en otra dirección.

-Podría demostrarse que están relacionados.

-No sería suficiente.

-Nunca entenderé las zarandajas legales. ¿Y qué pasa con el registro en el piso de Angelita?

-Los vecinos no han aportado ningún dato. Es una lástima, porque si probásemos que Castro o Dieter fueron los responsables, tendríamos un indicio sólido, que unido a los anteriores serviría para presentar cargos.

-¿Habéis hablado con el tío del ascensor?

-Ha confirmado que se encontró con él a las dos y cuarto.

-Entonces estamos como antes. ¿Han dado el alta a Sullivan?

-Hace dos horas.

-Puede que intente tomarse la justicia por su mano.

-Hay una patrulla de paisano vigilándole.

-¿Das por cierta su historia?

-Hasta el momento no hemos encontrado nada que la contradiga.

-Lo único que la confirma es que su coche fue incendiado delante de la casa de Jonathan.

-Ya has oído a Álex, un tipo como él podría tener acceso a ese espray.

-Sería demasiado arriesgado incendiar su vehículo estando él dentro.

-No si mató a Angelita.

-¿Por qué iba a matarla?

-Por celos. Pudo sufrir un arrebato, ocurre todos los días.

-¿Qué pasa con la versión de Jonathan?

-Me inclino a pensar que es un montaje.

-Ayer no creías lo mismo.

-Es más inverosímil que Sullivan rociase su coche para achicharrarse dentro. Además está el tema de los cortes. Álex cree que no son de vidrio, sino hechos con un objeto punzante, de metal. Telefoneé a Sullivan para que me dé detalles de su tortura. Dice que hizo varios cortes con su navaja al hijo de Bonnín. En los antebrazos. Berger lidera un grupo neonazi. Quizá Jonathan se puso en contacto con él.

-Montar esa paliza ante testigos en una hora y media parece difícil.

-¿Y si los secuaces de Berger andaban por Chueca buscando camorra?

-Es posible, desde luego. Pero implica una conexión que no está demostrada. Jonathan-Securityforce-Berger. No conocemos el grado de amistad entre Berger y Castro. Berger es un tipo sin escrúpulos, pero dudo que encubriese a Castro en un caso de asesinato, por mucha amistad que les una. Además no creo que Castro moviese un dedo por el hijo de Bonnín, aunque fuese por mediación de Dieter. Y dudo que Jonathan o Dieter tengan acceso directo a Berger. Tiene que haber otra conexión. Nada confirma que el grupo de Berger esté implicado.

-Si damos por hecho que Jonathan montó la paliza, lo lógico sería que recurriese a Berger, aunque no demos con la conexión. En Madrid no hay más de cinco colectivos neonazis que reúnan a diez miembros.

-A lo mejor Jonathan tiene contacto con uno de ellos.

-Lo razonable es que echase mano de los fanáticos del alemán, que suelen estar por la zona de Chueca. La cuestión es por qué Berger puso su pandilla de descerebrados a disposición de Jonathan...

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