NO, SILVIA, NO ME MOLESTAN TUS CARTAS
pero no tengo tiempo ni interés en encontrarme con Araujo. Que empiece por leer a Hegel, y verá un Hegel «marxista» y otro «existencialista», y entonces comprenderá por qué el existencialismo de hoy puede emprender un diálogo fructífero e integrador con el marxismo, a condición que dejen de lado las amenazas y los insultos.
En cuanto a lo de «metafísico», otra acusación típica.
Araujo me rebusca los estigmas como aquellos cazadores de brujas que trataban de encontrar la marca del demonio en los pliegues más secretos. Pero te dije, que uso esa palabra para referirme a ciertos problemas últimos de la condición humana.
Explicable que el ansia de absoluto, la voluntad de poder, el impulso a la rebelión, la angustia ante la soledad y la muerte son esos problemas, que no son manifestaciones de podredumbre burguesa sino que también pueden atacar (y atacan) a los felices habitantes de la Unión Soviética.
La totalidad concreta del hombre incluye esos problemas. Y no puede ser alcanzada sino por el arte. De paso, esto no lo dicen únicamente leprosos como yo: lo afirman grandes marxistas. Todos los filósofos, cuando han querido tocar el absoluto, tuvieron que recurrir a alguna forma del mito o de la poesía. De los existencialistas, ni hablemos. Pero aun en aquellos filósofos tradicionales: pensá en los mitos de Platón y recordá a Hegel recurriendo a los mitos de Don Juan o de Fausto para hacer intuible el drama de la conciencia desdichada.
Y una última aclaración. Por motivos o razones semejantes a los que te expuse, uso, para perplejidad de los correctores de prueba, la palabra «esjatolójico», para referirme a los problemas de la muerte, y no «escatológico», que lo dejo para las comisiones de censura. Ya que esjatós es lo que se refiere al más allá y skatós se refiere a la porquería. Aunque para estos críticos viene a ser lo mismo: pura y execrable mierda.
Estoy cansado, Silvia. Son las 2 de la madrugada y ando muy mal. No te puedo explicar por qué. Si logro hacer la novela de este tumulto, entonces podrás intuir algo de mi realidad, de toda mi realidad: no la que ves en las discusiones filosóficas.