El método weberiano: un edificio de cimientos trazados «sobre el ámbito» de la investigación

Los textos weberianos considerados por la crítica como los más rigurosamente dedicados a la dimensión metodológica de su trabajo —desde la primera fase de elaboración del pensamiento del autor basándose en Economía y sociedad— se remontan a principios del siglo XX, pero se extienden a lo largo de más de una década con saltos cronológicos importantes.

Constituido ya formalmente en un Corpus de cuatro ensayos, publicados entre 1904 y 1917 en las diferentes revistas en las que escribía Weber, el trabajo metodológico sigue, complementando la fase de investigación de campo a la que se dedica con mayor intensidad, especialmente durante los primeros años de su carrera de estudioso. Reunidos por primera vez en la edición alemana coordinada por su alumno principal, Johannes Winckelmann, con el título de Gesammelte Aufsätze zur Wissenschaftslehre[14], estas obras reúnen elementos y consideraciones útiles para la creación de un método de las ciencias histórico-sociales que descanse, exactamente, sobre los resultados de las investigaciones experimentales. Aunque, para tener claros todos los fragmentos, las transformaciones y los hitos correspondientes del pensamiento weberiano sobre el método, no se puede —en retrospectiva— prescindir de la obra definitiva y póstuma, en cada uno de estos cuatro textos se pueden encontrar las opiniones que adopta Weber, en función del caso, respecto a cada una de las diferencias teóricas planteadas en la disputa metodológica. A través de algunos fragmentos de estos ensayos será posible reconstruir los puntos esenciales del debate, los interlocutores y las cuestiones en las que se apoya la «doctrina de la ciencia» weberiana. En especial, y a tenor de la organización de Economía y sociedad, se pondrá de manifiesto el pragmatismo de un método histórico-social pensado para satisfacer las necesidades concretas de la realidad social y política coetánea basándose en investigaciones empíricas de estas «ciencias de la realidad».

Escribe al respecto Max Weber:

Si se pretende denominar «ciencia de la cultura» a disciplinas tales como las que se ocupan de los procesos de la vida humana desde el punto de vista de su significación cultural, entonces la ciencia social, en el sentido que aquí le damos, pertenece a esa categoría. Pronto veremos cuáles son las consecuencias fundamentales que ello acarrea[15].