16

Nablis consiguió darse la vuelta y abrir los ojos. Recortada contra el cuelo e iluminada por la luz anaranjada del fuego, vio el rostro ensangrentado de Lorenn.

«¡Nablis!», gritó Julia. «¡Reacciona! ¡Nos va a matar!».

«No puedo, Julia. Es… demasiado».

«Tiene que haber alguna manera», insistió Julia. «No quiero morir. No quiero que mueras».

El puño de Lorenn volvió a estrellarse en su rostro. La cabeza de Julia rebotó en el suelo y la humana sintió que Nablis desaparecía de su mente. Ya no sentía su presencia. Era como si nunca hubiera estado allí.

Lo que sí que sintió fue el dolor. Al recuperar el control de su cuerpo, todos sus músculos y huesos protestaron por los golpes recibidos.

Julia aulló y lloró de dolor. Se encogió sobre sí misma mientras sentía los puños y los pies de Lorenn estrellarse en ella, bajo la impenetrable mirada de los soldados.

Entonces, entre un estallido de dolor y otro vio a Ryan. Estaba agachado tras un coche y apuntaba con su fusil a Lorenn.

El disparo pilló por sorpresa a la mujer rubia, que trastabillo cuando la bala penetró en su espalda. Cayó hacia delante, por encima de Julia, apoyándose en el suelo. Julia se sobrepuso al dolor y aprovechó ese momento para golpear a Lorenn con todas sus fuerzas. Luego hundió la mano en la chaqueta de su enemiga y le robó la roca.

A duras penas, se levantó y cojeó para alejarse de Lorenn.

Ryan golpeó con la culata del arma al hombre que acababa de atacarle. De un disparo mató a otro que corría hacia él.

Desde que había disparado a Lorenn, todo se volvió caótico. De pronto, le cayó una lluvia de balas y Julia estaba corriendo, al parecer con la piedra en la mano. Había perdido el control de la situación. Tenía que recuperarlo o la misión no saldría bien.

Corrió para alejarse de los disparos de sus enemigos mientras las balas mordían el asfalto a su alrededor. En algún momento de su carrera pisó algo blando y Ryan deseó profundamente que fuera un muñeco o algo similar. Tampoco se paró a averiguarlo. En aquél momento su atención estaba centrada en escapar de los ocho o nueve soldados que le perseguían.

Su objetivo principal en esos momentos era encontrar a Julia. Tal vez Nablis necesitara ayuda para destruir la piedra. A lo mejor ya no tenía fuerza suficiente tras pelear con Lorenn. Así que él debía estar allí. Su deber era ayudarla.

Se escondió tras una esquina calcinada. Fue entonces cuando se dio cuenta de que había entrado en la zona devastada del centro de Riverside Falls. Desde allí solo veía un agujero más negro que la noche. Las sombras representaban los esqueletos de los edificios.

Escuchó los pasos de un soldado al acercarse. No quiso mirar su cara cuando sacó una mano por la esquina y golpeó con fuerza su garganta. El hombre se desplomó en el suelo y Ryan lo dejó inconsciente de un golpe.

Volvió a asomarse por la esquina y buscó con la mirada a Julia. La encontró corriendo entre los escombros del centro destruido. Lorenn la seguía a poca distancia. Sin pensarlo un instante, Ryan echó a correr detrás de ellas.

Riverside Falls
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