13

Jack condujo sin rumbo fijo durante una media hora. Por el espejo retrovisor podía ver la enorme columna de humo que se elevaba sobre la ciudad y que, poco a poco, se iba perdiendo en el horizonte. Sin pensarlo, pisó un poco más el acelerador y el coche ganó velocidad.

A su lado, Ryan apretaba los labios con gesto pensativo. El periodista no podía saber qué pasaba por la cabeza del militar pero de una cosa estaba seguro: estaba trazando un nuevo plan. Julia, por su parte, guardaba silencio en el asiento de atrás. Tal vez estaba hablando con Nablis. Jack se preguntó qué conversación podían estar teniendo dentro de la mente de la joven.

—¿Qué podemos hacer? —preguntó Ryan. Definitivamente, si estaba pensando algún plan, no había dado con él.

—Necesito tiempo —murmuró Julia.

—¿Eres Julia o Nablis? —Jack giró una curva suavemente, sin apartar los ojos de la carretera.

—Julia —respondió ella—. Pero Nablis me está hablando. Dice que necesitamos tiempo.

—¿Tiempo para qué? —quiso saber el militar.

—Para rendirme a ella... o a él.

Fox lanzó una risa, cargada de buen humor.

—Eres consciente de lo porno que suena eso ¿no?

Julia le miró con el ceño fruncido.

—Nablis dice que no es momento de bromas. Y estoy con ella... él —se corrigió, no muy convencida.

—Pues dile a tu amigo el ET —Ryan se giró en el asiento para mirar directamente a Julia— que decida de una vez cómo le tratamos. ¿Ella o él?

—Dice que cómo gustes.

—¡Pues ya está! Nablis será una chica.

—Si necesitamos tiempo conozco un buen lugar —intervino Jack.

—Tiene que ser lejos, muy lejos —apuntó Julia—. No queremos que Lorenn nos encuentre.

—Tardaremos unas horas en llegar.

Jack aceleró aún más y el todoterreno se deslizó por el asfalto a toda velocidad.