Octubre 1.999
Ese sábado Laura participaba en una competición de karate. Jose había ido a recogerla a su casa a primera hora, con bastante antelación. Ella estaba nerviosa y quería estar con tiempo de sobra por si hubiera algún percance.
Jose la miraba en el coche por el rabillo del ojo, le hacía gracia verla tan nerviosa, iba mordiéndose las uñas mientras miraba por la ventanilla, de vez en cuando la notaba respirar profundamente para tranquilizarse. Se había dado cuenta que para calmarse respiraba profundamente y contaba, lo hacía de forma habitual y la verdad es que le funcionaba, se solía tranquilizar de forma inmediata. Él no podía evitar sonreír ante ese hábito.
Le cogió la mano que tenía en la boca y la puso entre ambos. - Tranquila. Mordiéndote las uñas no vas a conseguir nada. Ya verás como quedas en buena posición.
- Claro, eso lo dices porque no participas. Este año el nivel es muy alto. - El tono de Laura fue demasiado elevado y agudo, estaba histérica.
- No entiendo cómo delante del Chino y sus amigos actúas de una forma de lo más natural y por unos combates, que seguramente ganes, estás como un flan. - Jose intentó quitarle hierro al asunto.
- Qué seguramente gane. - Laura río irónicamente. - Seguro que me dan una paliza. Son muy buenos. Yo he tenido mucha suerte siempre. - Jose pensó que sería mejor cambiar de tema a ver si se tranquilizaba. Lo fuerte que se la veía a veces y lo frágil que podía llegar a ser en otras ocasiones, pensó.
- Explícame cómo funciona el combate, no quiero estar mirando sin enterarme de nada. - Sabía que Laura se tranquilizaba en cuanto se ponía a explicar algo, le cambiaba el chip a modo profesora y actuaba como si estuviera hablándole a un niño.
- Existen dos modalidades de competición, de combate, kumite y de técnica, kata. La primera se realiza mediante categoría de pesos. Yo participio en ésta. - Laura ya tenía una voz más relajada, parecía que se estaba tranquilizando un poco. - Para participar en esta modalidad, en este torneo, es necesario acreditar que como mínimo se es cinturón negro primer dan. Justo lo que soy yo. Por eso la gente contra la que lucharé, es probable que tenga mayor nivel que yo. - Jose le dio un leve apretón en la mano para insuflarle fuerza, ella le sonrió más relajada. - La duración de un combate en categoría femenina es de dos minutos, excepto en combates para conseguir medalla que son tres minutos, es decir la final y la lucha por el bronce. El sistema de competición será por eliminatoria directa con repesca. - Jose levantó las cejas extrañado.
- ¿Qué significa eso?
- Se procede con un cuadro normal. Es decir, somos dieciséis, luego hay ocho combates, ocho pierden quedando eliminados, pero con posibilidad de repesca. Luego cuatro combates, y lo mismo, cuatro pierden. A la final llegan dos. Y los que han sido eliminados por estos dos finalistas, luchan entre sí para obtener la tercera posición. Primero lucha el que quedó eliminado en la primera ronda contra el eliminado en segunda ronda, el que gana lucha contra el de tercera ronda y así sucesivamente hasta que sólo queda uno. - Explicó Laura.
- No tenía ni idea.
- Se utiliza en competiciones de todo tipo, no sólo en karate. - Continuó. - Ayer hicieron el sorteo, no recuerdo el nombre de mi contrincante, no la conocía. También realizaron el pesaje para comprobar a qué categoría pertenecíamos y presentamos las acreditaciones. No conozco a nadie de mi grupo, así que no sé cómo serán. Eso me pone más nerviosa, ese desconocimiento. - Jose asintió, era de lo más lógico. No conocer al contrario te puede llegar a bloquear. - Durante la mañana se realizarán las eliminatorias de kumite y kata, tanto en la categoría masculina como en la femenina. Y mañana por la mañana serán las finales y la entrega de medallas. - Cuando Laura terminó de hablar se dio cuenta que ya habían llegado al Polideportivo donde se celebraba la competición. Jose aparcó en el parking que había en el interior del recinto. Gracias a sus preguntas se le había pasado su momento neurótico y se encontraba mucho mejor. Se giró, le dio un dulce beso en los labios y lo miró a los ojos. - Gracias.
- De nada. - Jose le sonrió y le acarició la mejilla. Ahora estaba por fin tranquila. - ¿Vamos? - Ella asintió y salieron del coche.
Se dirigieron hacia la nave principal en la que se iba a realizar la competición. En la puerta estaban esperándoles José Manuel y Marta, nadie preguntó por Pablo, porque todos sabían que Marta y él habían discutido por una tontería, pero hasta que no se le pasara el enfado, su nombre estaba vetado.
- ¿Van a venir tus padres? - Le preguntó Marta.
- No, no están. Se han ido este fin de semana al pueblo. - Marta puso cara interrogativa, desde que ella iba a ver a Laura combatir, no recordaba que sus padres se hubieran perdido una competición, siempre estaban ahí para apoyarla. Laura vio la cara de sorpresa de su amiga por lo que le explicó lo sucedido. - Un vecino les llamó ayer porque con las lluvias de estos últimos días, se nos ha inundado la planta de debajo de la casa. - Todos la miraron preocupados. - No importa, son las viejas cuadras, no pasa nada, pero de todos modos, han tenido que ir a ver. Como mucho, tendremos la leña empapada.
- Pero mañana estarán aquí para verte en la final, ¿no? - Laura le puso los ojos en blanco a su amiga.
- Primero tengo que ganar todos los combates hoy. - Resopló. - De todas formas, no creo que vengan tampoco, el pueblo está a más de cuatro horas en coche y mis padres no están ya para meterse palizas de ida y vuelta. Aprovecharán y se quedarán unos días abriendo la casa, limpiando y arreglando cosillas pendientes. Es lo que tiene tener una casa en el pueblo, trabajo, trabajo y más trabajo. - Laura miró el reloj y vio que se acercaba la hora. - Chicos, os veo luego.
- Suerte. - Le dijeron todos a la vez.
Se dirigió hacia el vestuario y ellos se fueron directos a las gradas para pillar un buen sitio. En la sala había cuatro tatamis diferentes, lo que implicaba cuatro competiciones a la vez. Jose supuso que serían dos para la categoría de combate, femenina y masculina y otros dos para la categoría de técnica, femenina y masculina. Preguntaron a un chico que se paseaba vestido con su karategui, dónde iban a ser los combates femeninos en categoría de kumite, y él les indicó que en el último tatami, así que fueron hacia allí y se sentaron en segunda fila, la primera ya estaba llena.
- ¿Cómo está? - Preguntó Marta. Aunque sabía perfectamente la contestación, pero como estaban los tres tan callados, le pareció una pregunta como cualquier otra para romper el hielo.
- Ya me imagino, nerviosa, se cree la más torpe, etc, etc. Vamos, como siempre. - Jose miró a José Manuel y asintió, estaba claro que la conocía perfectamente, seguro que la había acompañado a muchos torneos. - Y luego vencerá también, como siempre. Es buena. - Miró a Jose directamente y le sonrió. - Este año te ha tocado a ti aguantarle su parte histérica. - Jose rió.
- Al final he acabado tranquilizándola pidiendo que me hablara de las reglas del torneo. - José Manuel asintió, nunca se le había ocurrido preguntarle cosas del torneo para que se tranquilizara, siempre la había dejado explayarse en sus quejas. - Nunca la he visto competir. - Mintió Jose. Nunca había estado presente en un combate, pero había visto vídeos en su expediente, y no podía opinar de forma diferente a José Manuel. Era muy buena.
Laura estaba saliendo del vestuario, ya con el karategui puesto, llevando las protecciones en la mano y concentrada para participar en el primer combate, cuando oyó que la llamaban por la espalda. Se dio la vuelta y reconoció a Adrián, coincidían en muchas competiciones, aunque desde que eran pequeños no luchaban como contrincantes, las competiciones habían dejado de ser mixtas al ir creciendo. El año anterior habían estado saliendo un par de meses, pero no habían llegado a nada, se comportaba como una persona celosa y agobiante, por lo que Laura decidió dejarlo, una pena, porque era un chico muy divertido e inteligente, era de la misma altura que ella y estaba demasiado delgado, no era guapo, pero a Laura le parecía atractivo.
- Hola Adrián, ¿tu también combates? - La pregunta era retórica puesto que también vestía su karategui y como ella, se dirigía al tatami.
- Este año la cosa está complicada. No conozco a casi nadie, y me han dicho que hay un tal Tomás García que es muy bueno. - Laura asintió, sabía lo que le pasaba a él por la cabeza, porque era lo mismo que pensaba ella. El no conocer a ningún contrincante le sacaba de quicio. En ese momento se acercó una chica que se abrazó a Adrián, Laura supuso que era su pareja, quién también iba con su karategui. - Laura te presento a mi novia, Sofía.
- Hola, ¿tú eres Laura Valero? - Laura asintió. - Si no me equivoco soy tu contrincante en el primer combate. - Laura la miró, mediría un par de centímetros menos que ella, pero era más fuerte, a su lado Laura parecía una tirillas. No entendía cómo era posible que estuvieran en el mismo grupo de peso.
- Bueno, pues te veo allí. Hasta luego. - Laura les dejó atrás, y se adelantó hacia el tatami.
Cuando llegó, aún quedaban dos combates hasta que llegara su turno, así que se sentó en un lateral para verlos.
El primero estaba a punto de terminar, las chicas que estaban luchando eran físicamente parecidas a Laura aunque algo más bajas, una rubia muy rápida, y la otra morena, que a su lado, parecía torpe y lenta. Laura estaba sorprendida con la velocidad de la rubia, esperaba no tener que competir contra ella, no tenía claro que la pudiera ganar. La rubia atacaba rápidamente con puños y patadas, lo que hacía que la morena se defendiera y fuera andando hacia atrás saliéndose del tatami, por este motivo se oyó decir al árbitro “YAME” para indicarlas que pararan, ya que una de ellas se había salido del área. Se volvieron a colocar en el centro y empezaron de nuevo. Poco después se oyó el gong que indicaba que quedaban diez segundos de combate. En ese momento, la rubia le dio una patada a su contrincante en la cara, Laura supo que eso implicaba tres puntos, un Ippon, ya que había conseguido hacer una patada Jodan, la morena ni la había visto venir. El combate terminó y dieron la victoria a la rubia.
Laura levantó la cabeza y buscó a Jose con la mirada. Allí estaba, en segunda fila observándola, solo con su mirada y su sonrisa se sintió más tranquila y segura. José Manuel y Marta estaban a su lado, ambos animándola y con el pulgar levantado. No podía entender cómo siempre se ponía tan nerviosa, odiaba estos momentos, se sentía fatal, pero en cuanto entraba en el tatami y el combate comenzaba, todo cambiaba, se relajaba, lo único que existía era ella y su contraria. La miraba fijamente a los ojos, de forma que muchas veces podía prever con antelación el movimiento que iba a realizar, muy pocas veces se equivocaba, y eso le daba ventaja. Siempre había pensado que éste era su gran secreto para ganar los combates, pero requería mucha concentración.
Esta vez, iba a pelear con alguien mucho más grande que ella, la novia de Adrián. Seguía sin entrarle en la cabeza cómo podían estar en la misma categoría de peso, debía ser toda grasa y poco músculo, sino, no tenía sentido. Esperaba que Adrián no le hubiera hablado de su relación para que no le influyera en el combate, pero si lo había hecho podía ser una ventaja para Laura porque no estaría concentrada, aunque por otro lado, era mucho más difícil prever sus movimientos. Bueno, ya vería, era mejor no pensarlo, se dijo. En ese momento se terminaba el siguiente combate.
Llegó su turno, subió al tatami y se situó en el punto donde le correspondía, lo mismo hizo la novia de Adrián, no podía recordar su nombre, qué desastre, pensó. Se situaron una frente a la otra, después de los saludos de rigor, el árbitro dio la señal para comenzar. Sofía le dio una patada a Laura en el abdomen que le hizo salirse del tatami. Como había supuesto iba a ser un combate personal, y ya había conseguido dos puntos, pero no le preocupó, Laura estaba totalmente concentrada. Se volvieron a situar en sus posiciones y volvieron a comenzar, esta vez las dos se observaban, mientras iban girando en el tatami con pequeños saltos, Laura se acercó, Sofía fue a darle un golpe de puño, pero ella lo esquivó, se agachó y le hizo un barrido de forma que Sofía cayó, Laura aprovechó para marcarla, ya estaba, había conseguido tres puntos. Laura notó que a Sofía le había sentado muy mal ese Ippon, pero también notó que no estaba concentrada, se sentía ofendida, pensó que eso le haría ganar el combate. Empezó a hacer movimientos de puño rápido mientras Sofía se defendía e intentaba no salirse del tatami, al final Laura levantó la pierna y le dio una patada lateral. El combate continuó pero Sofía no estaba centrada, cada vez estaba más enfadada y más herida en su orgullo, lo que hacía que sus golpes cada vez fueran menos certeros, situación que Laura aprovechaba. El árbitro indicó el final del combate que terminó con victoria de Laura. La mirada de Sofía fue dura, si las miradas mataran, pensó Laura.
Salió del tatami contenta de su actuación y miró al lugar donde se encontraban sus amigos que la estaban aplaudiendo, Jose también. Ella se sintió satisfecha y orgullosa consigo misma. Pero tenía que relajarse, seguir humilde, aún quedaban muchos combates y no podía estar a estas alturas pagada de sí misma, podía pasar cualquier cosa.
El resto de combates los ganó sin problemas, estaba muy concentrada y le estaba yendo muy bien. Llegó a la final junto con la rubia a la que había visto pelear en el primer combate. Eso le preocupó un poco, era muy rápida, así que ella tendría que serlo aún más. Pero el combate sería al día siguiente, lo cuál la fastidió porque en ese momento estaba a tope y al día siguiente llegaría de nuevo muy nerviosa.
En ese momento se acercó su sensei para felicitarla, lo había hecho muy bien, según le dijo. La dejó en seguida puesto que tenía que acercarse a otro combate. Tenía a su gente desperdigada en diferentes competiciones.
Se acercó a donde estaban sus amigos, todos la felicitaron muy orgullosos de los combates que había realizado.
- Has estado muy bien. - Le dijo Jose. - Tendremos que celebrarlo.
- Bueno, aún no he ganado. A ver qué pasa mañana en la final.
- Ya salió Laura la pesimista. - Dijo José Manuel.
- No soy pesimista, soy realista. He visto a la chica que va a luchar conmigo en varios combates y es muy buena. Muy rápida. - Jose también se había fijado en la rubia con la que Laura tenía que luchar al día siguiente, y era muy buena, pero pensaba que Laura era más rápida y así se lo dijo.
- Laura, tú es que no te ves, pero eres más rápida que ella. Ya verás como la ganas. A veces demuestras tan poca confianza en ti misma que me sorprendes. - Le dio un beso en la mejilla. - Anda, vámonos. Te esperamos fuera mientras te cambias. - Miró a José Manuel y a Marta y ambos asintieron.
Laura se dio una ducha rápida y se vistió lo más deprisa que pudo para no hacer esperar mucho a sus amigos. Estaba pensando en lo que le había dicho Jose, que no tenía confianza en sí misma, y pensaba que era cierto, por lo menos hasta que entraba al tatami y empezaba a luchar. No creía que pudiera cambiar eso. No se había fijado en el resto de chicas del vestuario, estaba a lo suyo, cuando notó que le daban suavemente en el hombro, se dio la vuelta y vio que era la novia de Adrián.
- Buenos combates. - Laura se sorprendió al recibir la felicitación.
- Gracias. Siento haberte eliminado. - Sofía le sonrió.
- No lo sientes, eras o tú o yo, y fuiste tú. - Sofía tenía razón. - Suerte mañana.
- Lo mismo digo, aún puedes optar al bronce. - Sofía asintió y se dio la vuelta en dirección a la ducha. Laura se encogió de hombros, cogió su bolsa y salió.
Todos estaban en la puerta de salida esperándola. Ella iba muy contenta, hasta ahora no se había sentido feliz de haber ganado los combates. Estaba más relajada, hasta hacía unos momentos, mantenía la concentración y la tensión de una competición y estaba agarrotada, ahora después de la ducha se sentía mucho mejor.
Jose ofreció a Marta y a José Manuel llevarlos a su casa, pero los dos declinaron la invitación. Ninguno de ellos se iba a casa. Marta había quedado con Pablo para hablar y José Manuel no dejó muy claro cuáles eran sus planes.
Así que se fueron a casa de Jose, donde pidieron comida china, después se relajaron viendo una comedia en la televisión. Pasaron la tarde entretenidos, sin hablar del combate del día siguiente para que Laura no se pusiera nerviosa. Jose la llevó a casa pronto para que descansara para la final.
Como el día anterior, Jose pasó a buscarla muy temprano. Esta vez fueron en el coche en silencio. Ella pensando en el combate, muy nerviosa y él agarrándola de una mano para tranquilizarla, pero sin saber qué decirle para que se sintiera mejor.
Cuando llegaron, Laura se dirigió al vestuario y Jose fue directamente a sentarse. No había nadie en primera fila, así que se sentó ahí y reservó dos sitios, a Marta y a José Manuel, que se suponía que iban a venir. En ese momento vio a Pablo y Marta que entraban en la zona de gradas y levantó el brazo a modo de saludo para que lo vieran. Mientras llegaban, cogió otro sitio para José Manuel.
Cuando se estaban saludando y comentando los nervios de Laura y su mérito por haber llegado a la final, apareció José Manuel que se unió al grupo.
Laura salió del vestuario sin encontrarse con nadie. Se dirigió al tatami, miró alrededor y vio a su sensei que asentía dándole ánimos, también vio a sus amigos en primera fila sonriéndole y animándola. Laura se sentía muy arropada, la gente que la quería estaba ahí apoyándola. También se acordó de sus padres, que sabía que hubieran estado ahí con ella si no hubiera ocurrido el incidente en la casa del pueblo. Tenía que ganar, por ellos, se dijo.
Llegó su contrincante, se la veía muy relajada. A los pocos minutos entraron en el tatami, cada una en su posición. El árbitro dio la señal para que comenzara el combate.
La rubia atacó rápidamente, pero Laura logró predecir todos sus golpes y esquivarlos. Su ataque era bueno pero muy básico, no la sorprendía, parecía que se hubiera leído un manual y estuviera haciendo punto por punto lo que en él se decía. Laura la atacó también con golpes de puño, pero rápidamente le dio una patada en la cadera e inmediatamente otra en el pecho, lo cuál dejó sorprendida a la chica que no se esperaba dos patadas seguidas. - Esto no viene en los manuales, ¿verdad? - le dijo Laura, aunque dentro de su cabeza. Estas patadas hicieron retroceder a la chica rubia hasta salirse del tatami, por lo que oyeron decir al árbitro “YAME”.
Volvieron a comenzar y otra vez movimientos predecibles, golpes de puño y alguna patada que Laura pudo parar sin problemas. Volvió al ataque, esta vez con diferentes golpes de puño que hicieron que la rubia volviera a salirse del tatami. Ésta se dio cuenta que tenía que cambiar de táctica y esta vez sorprendió a Laura con algunos golpes que no se esperaba, ahora fue Laura la que se salió del tatami. Comenzaron de nuevo la pelea y Laura oyó el gong, era ahora o nunca, levantó la pierna y le dio una patada en el cuello tan rápidamente que la rubia no la vio venir. El combate terminó. Laura estaba nerviosa, sabía que la rubia había dado buenos golpes, por lo que no sabía quién tendría más puntuación en el combate. Se quedó mirando a los jueces a la espera del resultado. Había ganado ella. Respiró relajada y se sintió muy feliz. Saludó a su adversaria.
- Buen combate.
- Lo mismo digo. Espero volver a verte, me gustaría una revancha. - La rubia se lo dijo sin acritud, con un tono de respeto del que Laura se sintió muy orgullosa, asintió.
- Me gustaría. - Se dio la vuelta y Laura se quedó mirando cómo se iba.
Se acercó a sus amigos que la abrazaron y la felicitaron. Jose la cogió y la besó. - Un combate fantástico. Lo has hecho muy bien.
Se sentó con ellos a ver el resto de finales y a esperar a la entrega de medallas.
Mientras veían algunos combates Laura le iba explicando a Jose cómo se realizaban las puntuaciones y el significado de lo que hacían los jueces con las banderas que tenían en las manos.
Terminaron los combates y se empezaron a repartir las medallas. Cuando le llegó su turno, Laura comprobó que al final el bronce se lo había llevado Sofía, por lo que la felicitó en silencio con una sonrisa, a la cuál Sofía contestó con un leve movimiento de cabeza. Estaba claro que la ganó porque se sentía molesta con ella, para Sofía fue personal, no estuvo concentrada mientras luchaban. Laura pensó que le gustaría enfrentarse a ella en otra oportunidad, cuando estuviera concentrada y no pensando en ella y su novio.
A Laura le pusieron la medalla de oro en el cuello y en ese momento oyó como la aplaudían en la sala, también pudo escuchar a sus amigos ovacionarla a voz en grito, lo que le hizo ponerse colorada.
Cuando terminó de recibir las felicitaciones de compañeros y jueces, se acercó a sus amigos para enseñarles la medalla. Todos empezaron a toquetearla y José Manuel la cogió y empezó a morderla diciendo que quería comprobar si era oro de verdad. Todos le rieron la gracia.
Laura se fue corriendo al vestuario a cambiarse de ropa y darse una ducha, porque esta vez si se iban todos a celebrar que había ganado. Iban a ir a una pizzería del barrio, que según ellos, hacía las mejores pizzas de todo Madrid. Además de ser el lugar en el que siempre se juntaban después de las competiciones de Laura.