Enero 2.016
Laura estaba desayunando en el bar de en frente de su tienda, como hacía casi todos los días, leyendo el periódico. Como era sábado y el día anterior había sido festivo, Año Nuevo, inicialmente había pensado en no abrir la tienda y tomarse el día libre, pero después se le ocurrió que el día de Reyes estaba al caer, y que quizás la gente regalara muebles, no lo tenía muy claro porque eran sus primeros Reyes con la tienda y tampoco había notado ningún aumento significativo en las ventas en lo que llevaba de Navidad.
En el periódico una foto le llamó la atención. En ella aparecía una familia, y una de las caras, la del padre, le resultaba familiar pero no lograba ubicarla.
“Sábado, 2 Enero 2.016.
La explosión ocurrida en Rascafría ha sido un brutal asesinato” - Decía el titular. Y debajo dos fotos, una foto de la familia asesinada y otra de una casa ennegrecida rodeada por agentes de la Guardia Civil y de la policía de criminalística.
“Lo que ayer se pensaba que había sido un terrible accidente en una casa rural en Rascafría (Madrid) fue realmente un brutal asesinato. El fuego se desencadenó alrededor de las cinco de la mañana de la pasada Nochevieja después de una explosión. Hasta el lugar de los hechos se personaron los bomberos y agentes de la Guardia Civil entre otros. En el interior de la vivienda encontraron cuatro cuerpos sin vida, ya nada se podía hacer por ellos.
Los cuerpos hallados fueron encontrados entre los escombros de la casa. Los primeros indicios apuntaron a una explosión de una bombona de gas butano instalada en la cocina de la casa. Fuentes próximas a la investigación explicaron que se habían encontrado garrafas de gasolina, y por este motivo, ahora barajaban la posibilidad de que alguien provocara el fuego desde el interior.
La investigación continúa abierta. Lo que inicialmente apuntaba a un accidente, ahora apunta a un brutal asesinato. La explosión provocó el derrumbe de parte del interior de la vivienda, aunque la estructura aún se mantiene en pie. “
Laura pagó su desayuno y se dirigió a su tienda. Mientras cruzaba la calle le vino la imagen de un chico regordete con cara simpática que siempre estaba bromeando. No se lo podía creer, la familia asesinada era la familia del Bola. Entró en la tienda y se sentó en su escritorio, detrás del ordenador, mientras éste se encendía ella buscaba en el artículo que estaba leyendo alguna información que le indicase la identidad de los fallecidos, pero no encontró ningún dato.
Se puso a buscar por Internet algún artículo de lo ocurrido el día anterior.
“Viernes, 1 Enero 2.016.
Cuatro fallecidos tras una explosión de gas.
Esta Nochevieja se ha registrado una explosión en una casa rural en Rascafría. Han fallecido cuatro personas, dos de ellas, menores de edad, según han informado fuentes de la Guardia Civil.
Entre los escombros se han hallado los cuerpos de un hombre de 40 años, su mujer de 38 y sus hijos mellizos de 10.
El suceso ha ocurrido sobre las cinco de la mañana por una explosión cuyas causas están por determinar. Los primeros indicios apuntan a una explosión de una bombona de butano. La explosión ha producido un incendio que ha afectado al interior de la casa. Los bomberos ya lo han extinguido.
Hasta el lugar se han trasladado efectivos sanitarios, el cuerpo de Bomberos, la Guardia Civil y la Policía Local.
El Ayuntamiento de Rascafría ha lamentado, en un comunicado, el trágico accidente en unas fechas tan señaladas.
Todo apunta a que la familia se había reunido en la casa para celebrar la Nochevieja. Los dueños de la casa han confirmado que habían reservado hasta después de Reyes.”
El resto de la mañana desconectó por completo de todo el asunto, ya que estuvo tratando con clientes. Primero llegó una señora que quería regalarle a su hija por Reyes una cómoda, no sabía qué estilo le podía gustar, confiaba por completo en Laura para que la orientara. Por lo menos la señora llevaba algunas fotos en el móvil de la habitación en la que su hija iba a poner el mueble y se le ocurrió una que iba a quedar perfectamente. Cruzó la tienda seguida por la mujer y le enseñó una preciosa cómoda provenzal que había pintado en gris y luego había aplicado la técnica de decapado y la encimera en color roble envejecido, era una preciosidad y a ella le encantó, dijo que a su hija también le iba a gustar, que era justamente lo que estaba buscando. Así que dejó el pedido realizado de forma que se la llevaran directamente a casa de su hija.
Unos minutos después de terminar de realizar el pedido de la cómoda, entró una pareja que estaba decorando el dormitorio de su hija de doce años y querían algún mueble que fuera rosa chicle y muy de princesa, que era lo que le gustaba a su hija. Laura se acordó de un cabecero que tenía pendiente de terminar, se lo enseñó a los clientes. Sólo tenía puesta la espuma la cuál estaba llena de agujeros, había pensado en realizar un cabecero de capitoné. A ellos les pareció una gran idea, por lo que les enseñó el muestrario de telas para que seleccionaran la que más les gustara. Eligieron un fucsia muy bonito, que quedaría muy elegante, pensó Laura.
Y con tanto trajín transcurrió la mañana.
Justo cuando estaba echando el cierre a la tienda le sonó el móvil, era David.
- Hola cariño, ¿qué tal estás? - David se había ido esa mañana muy temprano a los Alpes para pasar su habitual semana practicando ski.
- ¿Ya has llegado? ¿Qué tal el vuelo? - Laura estaba entrando en el coche. - Espera un momento que pongo el manos libres. - Arrancó y automáticamente se conectó por bluetooth al móvil. - Perdona, cuéntame qué tal todo, venga dame un poco de envidia. - Laura había ido alguna vez con él a esquiar por estas fechas, pero ahora con la tienda no se podía permitir unas vacaciones de ese tipo.
- Estoy en una cabaña de madera preciosa, con una alfombra de oso delante de la chimenea encendida y tomándome un vino tinto. - Laura oía el ruido que había y supuso que estaba en el bar del hotel.
- No me tomes el pelo.
- Vale, es verdad, estoy con éstos tomándome una cerveza en el bar del hotel, pero la habitación es como te he contado, aunque no hay ni alfombra de oso, ni chimenea y la cama no parece muy cómoda. - Laura no pudo evitar echarse a reír.
- Tampoco hace falta que me mientas para que me sienta mejor. - David soltó una carcajada. - Por cierto, en Nochevieja te fuiste muy pronto. - Habían estado juntos en una fiesta privada para celebrar el nuevo año, pero David se había ido a eso de las tres de la mañana, una hora muy temprana para él.
- La verdad es que estaba saturado de la misma gente de siempre. Y aguanté tanto porque estabas tú. ¿Crees que estoy enfermo? Quizás esté madurando. - Dijo con tono sarcástico.
- Mira que lo dudo. - Laura se acordó de la noticia de esa mañana en el periódico.- Por cierto, en Nochevieja hubo una explosión en una casa rural al norte de Madrid, en la que murieron cuatro personas, una pareja con sus dos hijos. - Laura hizo una pausa.
- ¿Y? - David al otro lado no entendía por qué le contaba tan fatídica noticia.
- Pues que conocía al padre.
- Oh, Laura, ¡cuánto lo siento! - Parecía sincero.
- No, no te preocupes, hace mucho que no lo veo. ¿Recuerdas la historia que te conté de lo ocurrido hace quince años? Pues era el Bola, el fallecido era el Bola. - David se dio cuenta que había dicho explosión, no en un accidente.
- ¿Y crees que no fue un accidente? - Empezaba a estar intrigado.
- No sé, eso es lo que dice ahora la policía. Lo he leído esta mañana en el periódico.
David, no sabía qué decirle, la notaba algo nerviosa. - ¿Estás bien?
- O sí, no te preocupes, seguro que son cosas mías. Bueno, te dejo que estoy llegando a casa, voy a entrar en el garaje y ya sabes que me quedo sin cobertura. Un beso y disfruta. - Justo en ese momento la comunicación se cortó.
En cuanto Laura llegó a casa, sacó de su bolso una carpetita con los dos artículos que había impreso esa mañana sobre la muerte del Bola y los guardó con el resto de artículos que había estado recopilando.
Al abrir la carpeta, se quedó mirando la foto del chico que aparecía en el primer artículo.
“Se suicida un joven, el día que cumplía 19 años, en Barcelona.
Murió por una intoxicación con antidepresivos.
Dejó una breve nota”
Debajo del titular y la breve introducción una foto de Javi, Laura pensó que debía de habérsela hecho poco antes de morir, con mirada triste forzaba una media sonrisa.
En el artículo un par de frases subrayadas:
“Fuentes del Cuerpo Médico Forense dijeron que la muerte se pudo desencadenar por la ingesta única de alrededor de 10 pastillas”
“’El medicamento ingerido contiene una droga (la amitriptilina) contraindicada para personas con convulsiones como las que padecía Javier Zamora debido a una disritmia cerebral congénita’ - dijo el Doctor Velasco, quién le practicó la autopsia.”
Esa noche Jose iba a venir a buscarla para ir a cenar, así que se empezó a arreglar con tiempo. Después de darse un baño relajante con sales de baño, mucha espuma, una copa de vino y música clásica suave de fondo, comenzó a vestirse. No sabía qué ponerse, así que optó por lo que siempre le sacaba de problemas, vaqueros y una blusa mona.
Se miró en el espejo, no tenía buena cara. Últimamente había estado muy estresada con todas las noticias que se iba encontrando. Pero nada que una buena capa de maquillaje no pudiera disimular.
Cuando llamaron a la puerta, ya estaba lista. Jose había llegado hasta su puerta, supuso que el conserje ya le debía de conocer y le había abierto, además su portal tenía la cerradura rota, llevaba así una semana y todavía no la habían arreglado, tomó nota mental para recordárselo al de mantenimiento.
Al abrir la puerta, se encontró a Jose con una cazadora negra de cuero que le sentaba muy bien y le hizo recordar aquella vieja película de los ochenta “Rebeldes” en la que salían un montón de estrellas de Hollywood en ciernes, que actualmente eran todos mundialmente conocidos. Pero lo que la sorprendió es que venía cargado con dos bolsas de la compra, por las que asomaban una barra de pan y algunas hojas de verduras.
- ¡Sorpresa! Hoy cocino yo. - Estaba muy sonriente y Laura boquiabierta lo dejó pasar.
- No sabía que supieras cocinar.
- Una de las muchas cosas que no sabes de mí. - Le guiñó un ojo. Entró en la cocina y empezó a sacar las cosas de las bolsas. Una botella de vino espumoso, pasta, queso, setas, algunas verduras y algunas cosas más, que fue dejando encima de la mesa o en la nevera según correspondiera. Se quitó la chaqueta y la dejó en una de las sillas que Laura tenía en su cocina, donde desayunaba cuando lo hacía en casa. - Cuando estuve trabajando en París de guardaespaldas, el cocinero y yo nos llevábamos muy bien, él era bastante mayor que yo y me cogió mucho cariño, me decía que le recordaba a su hijo, que se había trasladado a Toulouse con la familia, y se veían con menos frecuencia de lo que le hubiera gustado. El caso, es que pasaba mucho tiempo con él en la cocina. - Mientras Jose relataba su historia, ponía a hervir la pasta, limpiaba y cortaba las verduras con pericia. - ¿Las sartenes? - Laura le pasó una de las más grandes que tenía y él echó aceite y las verduras. - Al principio, yo sólo lo miraba, pero un día me dijo que le ayudara y ahí empezó todo, me enseñó a hacer algunos platos, y a mi me gustó, me relajaba esto de cocinar, me evadía de los problemas del día a día. Así que aunque dejé de trabajar allí, yo continué con mi aprendizaje, libros de recetas, la tele, yo mismo inventándome platos. Ya sabes, un poco de todo.
- Autodidacta. - Laura le entendía bastante bien, porque básicamente es como ella había aprendido a trabajar con los muebles, aunque había ido a algún curso, casi todo lo había aprendido con la práctica, prueba y error.
Cuando Jose terminó de cocinar, Laura ya tenía preparada la mesa con un mantel que hacía años que no ponía y con la vajilla que utilizaba para ocasiones especiales como la cena de Nochebuena con la familia. El vino espumoso estaba frío y abierto en la mesa, en una cubitera para que no se calentara y había puesto un par de velas que había encontrado, que siempre había guardado para alguna ocasión, pero nunca había encontrado una, así que le pareció que ésta podía ser tan buena como cualquier otra.
Era la primera vez que un hombre le había hecho la cena en toda su vida, era triste, pero era la realidad, pensó.
- Guau Laura, no querrás seducirme. - Dijo Jose bromeando cuando pasó al salón con dos platos de pasta y vio la mesa decorada.
- Nunca se sabe. - Bromeó también ella.
Jose volvió a la cocina a por los entrantes que había preparado.
- Son costrinis con queso feta, tomates cherry y albahaca. - Laura cogió uno, estaba muy rico.
Ella saboreó la pasta de su plato, estaba exquisita, había un montón de sabores, setas, queso, diferentes verduras y algún otro que no pudo reconocer. Jose la miraba expectante.
- Están buenísimos. Creo que nunca he probado una pasta tan rica. - Jose suspiró relajado.
- Es la receta secreta de Jean Luc, el cocinero del que te hablaba antes.
Continuaron cenando y la botella del vino espumoso se acabó en seguida, así que Laura fue a por otra, pero esta vez de vino tinto, ya que no tenía espumoso. Estuvieron toda la cena hablando y riendo, contándose todo lo que les había pasado estos últimos días, relajados y muy a gusto.
Jose le contó que la cena de Nochebuena la había pasado en casa de Carlos, habían estado sus hijos, Fran había venido desde San Francisco con su familia. Estaban todos muy felices porque llevaban tiempo sin verse. En Nochevieja se había quedado en casa viendo la televisión hasta que se quedó dormido, en algún canal habían estado pasando viejas películas y por lo menos recordaba haber visto dos. Laura no se había dado cuenta de invitarle en Nochevieja, no sabía por qué pero pensó que tendría planes. Ella le relató su Nochebuena, como siempre en familia, muy relajada en su casa, y la Nochevieja, en una fiesta en un bar que habían alquilado, de forma que los que había en la fiesta prácticamente se conocían todos.
Cuando terminaron de comer se habían bebido más de la mitad de la segunda botella de vino, Laura estaba bastante contenta pero no borracha, siempre había tenido bastante aguante con el alcohol, sus amigos siempre hacían bromas sobre ello. Jose fue a por el postre, dos tartas cuajadas de queso individuales, le había visto hacerlas en un santiamén, hervir, mezclar y a la nevera. Cuando la probó le supo a gloria.
Al terminar la cena, Laura se acordó de todo lo que le tenía que contar, aún no había tenido oportunidad de decirle lo que ocurrió en Barcelona, aunque habían hablado por teléfono ella había preferido contárselo en persona y aunque se habían visto al día siguiente de ella volver, no se encontraba en condiciones de detallarle lo ocurrido sin echarse a llorar. Desde entonces no se habían vuelto a ver, las fiestas navideñas implicaban muchas cenas familiares y con amigos a los que apenas veías el resto del año, pero que en estas fechas a todos les daba por querer reunirse, una tradición más.
Así que se levantó y fue a por la carpeta donde guardaba toda la información.
- Supongo que ya se ha terminado la diversión. Ahora a trabajar, ¿no? - Jose le cogió la carpeta y estuvo revisando los artículos mientras ella le ponía al día.
Le contó lo que había leído esa mañana sobre la explosión en Rascafría, que fuese un asesinato le preocupaba, pero según decía el periódico era pronto para confirmar nada, era mejor esperar a ver el resultado de las investigaciones, por ahora, la información parecía cambiar de un día para otro. También le contó lo que averiguó en Barcelona. Jose la miraba a los ojos y la cogía de la mano, de vez en cuando, se la apretaba suavemente, en señal de apoyo. Jose se quedó sin saber qué decir cuando supo lo que le había pasado al pobre Javi. Él apenas lo llegó a conocer, pero era tan joven y por lo que le había contado Laura un gran chico, una pena por todo lo que pasó y cómo acabó.
- Bueno, y ahora que te he contado todas mis penas, para olvidar te voy a poner una copa y una buena película para reírnos un rato. - Laura se levantó y puso dos rones con cola, dejó la botella de ron, coca colas y el hielo encima de la mesa. Y puso un viejo DVD de la película “La fiera de mi niña” con Cary Grant y Katherine Hepburn. En la escena en que los protagonistas buscaban al leopardo y el leopardo se paseaba a sus anchas por la casa, no pudieron parar de reír.
Cuando terminó la película, Laura fue a recoger la cocina, aunque Jose quiso ayudarla, ella le dijo que ni hablar, que él había hecho la cena por lo que a ella le tocaba recoger. Introdujo en el lavavajillas todos los platos, vasos y todo lo que había utilizado Jose para cocinar, limpió la cocina y cuando entró en el salón vio que Jose se había quedado dormido en el sofá. Lo miró dulcemente, estaba tan guapo dormido. Cogió una manta que tenía en el brazo del sofá y que utilizaba muy a menudo cuando veía la tele en invierno, se la echó por encima. Ella se fue a la cama a dormir.