HENRY FORD

Este ingeniero y empresario estadounidense, hijo de unos humildes granjeros irlandeses, conquistó una enorme fortuna gracias, en parte, a su habilidad con la mecánica. Al acabar sus estudios de secundaria, se fue a Detroit para convertirse en aprendiz de mecánico, pero no tardó en regresar a Dearborn para hacerse cargo de los arreglos de las máquinas de vapor.

Tras casarse y tener un hijo, se instaló de nuevo en Detroit y se convirtió en ingeniero jefe de la Edison Illuminating Company. A su vez, en su tiempo libre inició la construcción del primer vehículo de cuatro ruedas propulsado por un motor de dos cilindros y cuatro tiempos, refrigerado con agua y sin marcha atrás. Empezó a conducir sus propios coches de carreras y se asoció a diferentes empresas automovilísticas hasta que en 1903 fundó la Ford Motor Company junto con sus socios, los hermanos Dodge.

Mientras que los Dodge pensaban en desarrollar un modelo de vehículo de lujo y de precio elevado, Ford quería construir un coche sencillo y barato, al alcance de cualquier ciudadano. Cinco años después, Ford vendía veinticinco mil unidades al año a razón de quinientos dólares cada una, con lo que acumuló unos beneficios de más de once millones de dólares. Gracias a la implantación de la producción en cadena, consiguió cubrir las necesidades de los estadounidenses y cumplir su sueño de poseer un coche propio.

Este «fundador» del estado del bienestar cosechó tantísimo éxito, en gran parte, gracias a las mejoras que introdujo en el nivel de vida de sus propios trabajadores: se quedaba con los mejores, implantó la semana laboral de cuarenta horas (algo revolucionario entonces) y estableció un salario mínimo. Además de aumentar así la productividad de sus operarios, generaba a la vez compradores de sus coches, algo bueno tanto para ellos como para su empresa. Consiguió de esta forma producir automóviles al alcance de un gran número de usuarios y transformó la industria para hacerla más productiva.

Además de sus aportaciones en el terreno empresarial, Henry Ford fue un conocido mensajero de la paz que se opuso de manera sistemática y pública a las dos guerras mundiales. Actualmente, la compañía dedica más de quinientos millones de dólares anuales al fomento de la investigación y las artes.