Fábula del hombre que por amor hizo régimen

He alcanzado al fin idóneo peso

y decirlo me da cierto embeleso

porque he estado, digamos, como preso

forzado a no comer tocino o queso.

Los pros y contras, todos, los sopeso

y por la devoción que te profeso

pesaroso inicié este proceso

sólo porque me dieras algún beso.

Lo cierto es que, quizás, soy algo obeso

y soy algo estirado —o algo tieso—,

mas no puedes decir que sea espeso.

Tu cabello, ahora mismo, dulce meso

para incitarte a hacer conmigo eso.

En súplica doliente te lo expreso.