Fábula de un desorientado estudiante de filosofía
La sustancia no es cosa sin sustancia.
La sustancia es lo que es y a sí se sabe.
Ciertamente es una sentencia grave.
Saber qué es la sustancia da jactancia.
¿Tiene sustancia un niño, aún en lactancia,
que sorbe el alimento en pecho suave?
Y así, quien su culito sucio lave,
¿es y sabe que es, también, sustancia?
Si miramos la mesa en nuestra estancia,
sustanciarla no da ninguna clave
si ignoramos a Dios, prima sustancia.
Si alcanzamos el cielo en una nave
debemos concluir, sin arrogancia:
quien sabe qué es sustancia nada sabe.