Fábula del perpetuo desconocido
Entre rejas observo el firmamento.
Veo a las gentes, su vulgar manera
de perseguir una verdad cualquiera
para huir del hastío y del lamento.
El tabaco es el único alimento
que dulcifica esta continua espera.
Nada me dice ya la primavera
y el invierno si es algo es mi tormento.
El verano que amé duró un momento
y el otoño en que estoy me desespera.
Ahora se me nubla el pensamiento
—siempre he vivido en esta madriguera—,
que mi fin está próximo presiento
pues no saldré a la calle y tal vez muera.