Fábula de la mujer de cabello recogido en moño
No necesariamente en el otoño
que desnuda los tallos vegetales
—nunca tiendo a conductas rituales—
recojo mi cabello siempre en moño.
Cuando en brazos sostengo a mi retoño
—carente todavía de modales—
sus pequeñitas manos tan brutales
cabello suelto buscan y hallan moño.
Y no es que quiera hacerle un niño ñoño
porque lo halla leído en los manuales:
de leyes a mi niño no emponzoño.
Esquivo sus conductas animales
—nunca hará el oso en pie sobre el madroño—
y a mi cabello evito grandes males.