Fábula del padre de la fotógrafa lesbiana

No debería hablar puesto que he muerto,

pero a este libro he sido convocado.

Como cuando vivía era educado,

ahora, condenado a este desierto,

serlo, también, sin duda es un acierto.

Me extrañé, no obstante, al ser forzado

a explicar cómo fui asesinado,

porque juro que no lo sé de cierto.

No dormía, estaba bien despierto.

Recuerdo que sin pausa fui empujado

a un balcón que sin duda estaba abierto.

Probablemente estaba algo embriagado

porque escuché a lo lejos un concierto

instantes antes de ser despeñado.