Fábula de la mujer que no saber decir que no cuando le piden amor educadamente

Si me piden amor yo siempre accedo

aunque no soy mujer concupiscente.

Cuando lo piden educadamente

yo lo doy: al amor no tengo miedo.

Y no es que esté sujeta a ningún credo

que me fuerce a entregarme libremente

ni tampoco que crea conveniente

estar sujeta siempre a algún enredo.

No puede comparárseme al viñedo

explotado cooperativamente

porque, en cooperativa, no me cedo.

Mas si alguien pide amor, yo, raudamente,

sin mucho meditar, levanto el dedo:

soy, ante la debilidad, condescendiente.