Fábula del hombre que delira
Si desnudo me miro en el espejo
hallo en mi piel un brillo que delata
que existe en mí un enigma que arrebata:
de mujer es el cuerpo que reflejo.
Y siendo de varón mi esencia innata
la extrañeza me frunce el entrecejo.
Estudio la razón, trazo un bosquejo
y, al hallar conclusión, hallo una errata.
Busco, al fin, la mentira en el espejo.
Hecho trizas, mi fe se desbarata
porque de su interior vuela un vencejo.
Una paloma asoma, se recata,
mas lleva a cabo un singular cotejo
hasta que al fin me cubro con la bata.