8 - Biometría
La reunión informativa médica había empezado ya cuando Francesca y el general Borzov llegaron. Todos los demás cosmonautas estaban presentes, así como veinticinco o treinta ingenieros y científicos adicionales asociados con la misión. Cuatro periodistas y un equipo de televisión completaban la audiencia. En la parte frontal del pequeño auditorio se hallaba Nicole des Jardins, como siempre con su atuendo de vuelo gris y con un puntero láser en la mano. A su lado había un japonés alto con traje azul. El hombre estaba escuchando atentamente una pregunta de la audiencia. Nicole intervino para dar la bienvenida a los recién llegados.
—Sumimasen, Hakamatsu-san —expresó. Déjeme presentarle a nuestro comandante, el general Valeri Borzov de la Unión Soviética, así como a la cosmonauta-periodista Francesca Sabatini.
Se volvió hacia los recién llegados.
—Dobrii Ultra —le dijo al general, moviendo rápidamente la cabeza al mismo tiempo en dirección a Francesca—. Éste es el estimado doctor Toshiro Hakamatsu. Él diseñó y desarrolló el sistema de biometría que vamos a utilizar en el vuelo, incluidas las pequeñas sondas que serán insertadas en nuestros cuerpos.
El general Borzov alargó la mano.
—Me alegra conocerle, Hakamatsu-san —manifestó—. Madame des Jardins nos ha hablado mucho de su magnífico trabajo.
—Gracias —respondió el hombre, haciendo una inclinación a Borzov tras estrechar su mano—. Es un honor para mí formar parte de este proyecto.
Francesca y el general Borzov ocuparon las dos sillas vacías en la parte delantera del auditorio, y la reunión prosiguió. Nicole señaló con su puntero hacia un teclado a un lado del pequeño podio, y una imagen holográfica tridimensional de un modelo masculino, a escala natural y multicolor, del sistema cardiovascular humano, con las venas marcadas en azul y las arterias en rojo, apareció en la parte delantera de la sala.
Pequeños marcadores blancos circulaban en el flujo de los vasos sanguíneos, señalando la dirección y la velocidad de la sangre.
—El Consejo de Ciencias Vitales de la AIE dio la semana pasada su aprobación definitiva a las nuevas sondas Hakamatsu como nuestro sistema clave de monitorización de la salud para la misión —estaba diciendo Nicole—. Retuvieron su aprobación hasta el último minuto a fin de poder evaluar adecuadamente los resultados de los tests de resistencia, en los cuales se exigió de las nuevas sondas que actuaran en una amplia variedad de situaciones no nominales. Incluso bajo esas condiciones, no hubo signo alguno de que se produjeran mecanismos de rechazo en ninguno de los sujetos sometidos a los tests.
"Somos afortunados de poder utilizar este sistema, porque haría la vida mucho más fácil tanto para mí, al ser oficial de ciencias vitales, como para ustedes. Durante la misión no estarán sometidos a la rutina de las técnicas de implantación/escáner, utilizadas en anteriores proyectos. Esas nuevas sondas serán implantadas una vez, quizá dos como máximo, durante nuestra misión de cien días, y no necesitan ser reemplazadas.
—¿Cómo se resolvió el problema del rechazo a largo plazo? —Una pregunta de otro módico en la audiencia interrumpió la cadena de pensamientos de Nicole.
—Hablaré de esto en detalle durante nuestra reunión especializada esta tarde — respondió—. Por ahora, deberá ser suficiente que mencione que, puesto que las claves químicas que gobiernan el rechazo se enfocan sobre cuatro o cinco parámetros críticos, incluida la acidez, las sondas se hallan revestidas con productos químicos que se adaptan a la química local en el lugar de la implantación. En otras palabras, una vez que la sonda llega a su destino, comprueba no invasivamente el ambiente bioquímico de su entorno, y luego exuda una delgada capa para sí misma diseñada para que sea compatible con la química del anfitrión, con lo que evita el rechazo.
"Pero estoy adelantándome demasiado —prosiguió, volviéndose para contemplar el modelo a tamaño natural que mostraba la circulación de la sangre en el cuerpo humano—. La familia de sondas será insertada aquí, en el brazo izquierdo, y los monitores individuales se dispersarán según sus programas preestablecidos de guía hasta treinta y dos puntos locales del cuerpo. Allí se insertarán en el tejido del receptor. —La parte interior del modelo holográfico se animó a medida que ella hablaba, y la audiencia contempló cómo treinta y dos luces parpadeantes se iniciaban en el brazo izquierdo y se dispersaban por todo el cuerpo. Cuatro fueron al cerebro, tres más al corazón, cuatro a las glándulas primarias del sistema endocrino, y los restantes veintiún monitores se esparcieron a una serie de localizaciones y órganos que iban desde los ojos hasta los dedos de las manos y los pies.
"Cada una de las sondas individuales contiene una disposición de sensores microscópicos para comprobar los parámetros de salud más importantes y un sofisticado sistema de datos que primero almacena y luego trasmite la información grabada a solicitud de una orden del escáner. En la práctica, espero efectuar esa exploración en ustedes y recoger toda la telemetría de su estado de salud una vez al día, pero las grabadoras pueden manejar datos que cubran incluso hasta cuatro días.
—Nicole se detuvo y miró a la audiencia. —¿Hay alguna pregunta? —quiso saber.
—Sí —dijo Richard Wakefield en la primera fila—. Veo cómo este sistema reúne billones de bits de datos. Pero ésa es la parte sencilla. No hay forma de que usted o cualquier otro ser humano pueda revisar toda la información. ¿Cómo son sintetizados o analizados los datos de modo que usted pueda decir si está ocurriendo o no algo irregular?
—Ha dado usted en la tecla, Richard —sonrió Nicole—. Ése es mi próximo tema. — Alzó un objeto pequeño, delgado y plano, con un teclado. —Esto es un escáner estándar programable que permite que la información monitorizada sea presentada en muchas formas distintas. Puedo pedir un vaciado completo de cualquiera y/o todos los canales, o puedo pedir sólo la trasmisión de los datos de advertencia...
Nicole vio muchas expresiones confusas en su audiencia.
—Será mejor que haga marcha atrás y empiece de nuevo esta parte de la explicación —dijo—. Cada medición efectuada por cada instrumento posee una "fluctuación esperada", una que por supuesto varía de individuo a individuo, y una "fluctuación de tolerancia" mucho más amplia, usada para identificar una auténtica emergencia. Si sólo una medición en particular excede de la fluctuación esperada, es entrada en el archivo de advertencia, y ese canal específico es marcado con un identificador de alarma. Una de mis opciones al usar el escáner es leer sólo esos listados de advertencia. Si un cosmonauta en particular se siente perfectamente bien, mi procedimiento normal será sólo ver si hay alguna entrada en el buffer de advertencia.
—Pero si obtiene una medición fuera de la fluctuación de tolerancia —interrumpió Tabori—, entonces alerta. El monitor conecta automáticamente su transmisor de emergencia y utiliza toda su energía interna para lanzar un "bip-bip" que es algo aterrador. Lo sé. Me ocurrió a mí durante una corta prueba con lo que resultó ser solamente un valor de tolerancia impropiamente entrado. Pensé que me estaba muriendo. —Janos era el oficial de refuerzo de ciencias de la vida. Su comentario causó risas generales. La imagen del pequeño Janos yendo de un lado para otro emitiendo un agudo bip era divertida.
—Ningún sistema es a prueba de errores —prosiguió Nicole—, y éste es sólo tan bueno como el conjunto de valores que es entrado en él para desencadenar tanto las advertencias como las emergencias. Así que pueden ver ustedes por qué la calibración de los datos es esencial. Hemos examinado cada uno de sus historiales médicos con extremo cuidado y entrado los valores iniciales en los monitores. Pero debemos ver los resultados reales con las auténticas sondas insertadas en sus cuerpos. Ésa es la razón de la actividad de hoy. Insertaremos hoy su conjunto de sondas, monitorizaremos su actuación durante los cuatro ejercicios de simulación finales que empezarán el jueves, y luego actualizaremos los valores de reacción si es necesario, antes del auténtico despegue.
Hubo algunos involuntarios gestos de desagrado cuando cada cosmonauta pensó en la perspectiva de pequeños laboratorios médicos incrustados indefinidamente en Dios sabe qué partes de sus cuerpos. Estaban acostumbrados a las sondas regulares de investigación que eran situadas en el cuerpo para obtener alguna información específica, como la cantidad de placa que bloqueaba las arterias, pero esas sondas eran siempre temporales. El pensamiento de una invasión electrónica permanente era, por decirlo suavemente, inquietante. El general Michael O'Toole formuló dos preguntas que preocupaban a la mayor parte del equipo.
—Nicole —inquirió, a su habitual manera ansiosa—, ¿puede decirnos cómo se asegurará de que las sondas van a parar realmente a los lugares correctos? Y, más importante aún, ¿qué ocurrirá si una de ellas funciona mal?
—Por supuesto, Michael —respondió ella placenteramente—. Recuerde que esas cosas estarán también dentro de mí, de modo que yo tuve que ser la primera en hacer las mismas preguntas. —Nicole des Jardins debía de tener unos treinta y cinco años. Su piel era de un reluciente color cobrizo, sus ojos castaños oscuros y almendrados, su pelo de un profundo negro brillante. De ella irradiaba una inconfundible confianza en sí misma que, en ocasiones, era interpretada como arrogancia. —Ustedes no abandonarán la clínica hoy hasta que hayamos comprobado que todas las sondas se hallan en sus correctas posiciones respectivas —prosiguió—. Según las más recientes experiencias, es probable que uno o dos de ustedes puedan tener algún monitor vagabundeando fuera de su rumbo. Resulta fácil rastrearlo con el equipo de laboratorio y luego enviarle tantas órdenes prioritarias como sean necesarias para trasladarlo hasta su lugar adecuado.
"En cuanto a lo que se refiere al mal funcionamiento, hay varios niveles de protección contra fallas. En primer lugar, cada monitor específico comprueba sus propias baterías de sensores más de veinte veces al día. Cualquier instrumento que no supere una de estas pruebas es desconectado inmediatamente por el software ejecutivo que hay en su propio monitor. Además, cada uno de los elementos de la sonda es sometido a un completo y riguroso autotest dos veces al día. La falla de uno de estos autotests es una de las muchas condiciones de falla que originan que el monitor segregue una serie de productos químicos que causarán su autodestrucción, con una absorción final e inofensiva por parte del cuerpo. A fin de que ninguno de ustedes se preocupe innecesariamente, hemos verificado rigurosamente todas esas posibles fallas con sujetos de prueba durante el último año.
Nicole terminó su presentación y aguardó frente a sus colegas.
—¿Alguna pregunta más? —quiso saber. Tras unos segundos de vacilación, prosiguió:
—Entonces necesito un voluntario para que suba aquí al lado de la enfermera robot y sea inoculado. Mi conjunto personal de sondas me fue inyectado y verificado la semana pasada. ¿Quién quiere ser el siguiente?
Francesca se puso de pie.
—De acuerdo, empecemos con la bella signora Sabatini —dijo Nicole. Hizo un gesto hacia el personal de televisión. —Enfoquen esas cámaras al trazador por simulación. Es todo un espectáculo cuando esos bichos electrónicos empiezan a nadar a través del torrente sanguíneo.