CAPÍTULO XV

Miguel nos había pedido que le pusiéramos al día de todo lo que había ocurrido, pero antes Robb le había hecho jurar que no revelaría mi existencia a nadie y él lo había hecho hincando una rodilla en el suelo y jurando con la mano en el pecho, sobre su corazón, lo que pareció convencer a Robb. Yo no confiaba en absoluto en Miguel, pero Robb le conocía antes que yo y a pesar de la rivalidad que existía entre ellos era evidente que se respetaban el uno al otro. Robb tendría que contarme esa historia en otro momento. Miguel, sin duda, había despertado mi curiosidad.

Robb narró cómo había sospechado que James estaba detrás del Equilibrio hacía tiempo, pero que sólo  descubrió que su existencia era algo más que una leyenda cuando empezó a espiar sus encuentros con Snake. Cuando James desapareció del mapa y vino aquí, Robb le siguió y entonces me encontró, percibiendo por mi energía que tenía que ser yo la persona que buscaba. Y terminó el relato contando cómo habíamos ido descubriendo que James no me quería para formar una alianza con él, sino para sacrificarme a cambio de algo valioso y seguramente temible. Y que la clave de cómo realizar el sacrificio estaba en la cabeza de Snake y por lo tanto le recuperamos y huimos.

Miguel había estado escuchando atento e intrigado.

–Está bien, y ¿cuál será vuestro siguiente movimiento? Sinceramente, Robb, no tenéis muchas posibilidades de salir de ésta con bien y creo que tú lo sabes, ¿no?– dijo, parando para encontrar la confirmación a su pregunta en el rostro de Robb.

–Ya sé que lo ocultas para que ella no se preocupe, pero ¡estamos hablando de James! Ambos sabemos de qué es capaz y creo que no dejará pasar que le hayas quitado a su chica–continuó.

–James aún no sabe que Robb está metido en esto–intervine.

–De acuerdo, entonces tenemos aún ventaja si aún confía en Robb–dijo Miguel.

–¿Tenemos?–dijo Robb.

 –Sí, tenemos. Me uno a vosotros–dijo Miguel decidido.

 Robb comenzó a negar con la cabeza acercándose a él.

–Miguel, no. No vas a meterte en esto, no es tu causa. Tú aspiras a ser la mano derecha de tu padre, buscas la gloria, la fama y esto no va de nada de eso. Esto va de proteger a Emma y de ayudarla a restablecer la paz, anónimamente, sin medallas ni reinos de los cielos. Y cuanta menos gente sepa que existe, ¡mejor!–dijo Robb.

–Me necesitáis y lo sabes. Soy fuerte y tengo recursos. Me estoy ofreciendo realmente a unirme a la causa, porque lo mío es la batalla y la acción y Dios sabe que la que se está montando aquí va a tener de todo esto. Y si no queréis la gloria, no os preocupéis, ya la reclamaré yo en vuestro lugar–añadió Miguel.

 Robb continuó negándose.

–Yo estoy al frente de esto Miguel. Lo dirijo yo, es mi lucha y como te conozco, sé que no podrás unirte sin más y aceptar que estás debajo de mí. Querrás ser el líder y no puedes liderar esto, eres temerario, imprudente y descuidado. ¿Por qué crees que Miguel aún no te ha delegado su mando? ¿Y ahora piensas darle la espalda y unirte a nosotros sólo para llamar su atención?  No pienso arriesgarme ni un poco con Emma, no sólo porque es el Equilibrio, sino por lo que ella significa para mí y no hay más que hablar–concluyó.

Miguel volvió a hincar la rodilla en el suelo y apoyando su mano en el corazón volvió a jurar.

–Juro proteger la vida de Emma con mi propia vida, juro ser fiel a su causa y liderarla mano a mano contigo, Robb–dijo solemne.

–¿Mano a mano? Te dije que yo sería el líder, Miguel… –dijo Robb arqueando una ceja.

–Tú serás el estratega y yo el brazo ejecutor. A cada uno lo que le corresponde–explicó Miguel con una sonrisa torcida.

Entonces Robb se adelantó y tomó la mano de Miguel, sellando el trato. Miré a Robb, confusa.

“¿Por qué lo has hecho?” le pregunté.

 “Porque tiene razón. Le necesitamos” me dijo tranquilizándome con su mirada.

 

Robb y Miguel estuvieron discutiendo un largo rato sobre los siguientes movimientos a realizar. Finalmente Miguel volvería a la ciudad para reagrupar a sus hombres y dejar rastros falsos de mi huida para así intentar retrasar a James. La idea era que James pensara que me había recuperado el otro bando y no Robb. Simularían que había sido simplemente secuestrada, de modo que tenían que dejar rastros de violencia y desorden en la casa. Y estarían preparados para presentarle a James un poco de resistencia que corroborara la versión. Se las apañarían para guiarlos en el sentido contrario al que realmente nos dirigiríamos. Mientras tanto Miguel conseguiría algún modo de transporte discreto para alejarnos bastante de allí y prepararía algún refugio protegido que nos sirviera como centro de operaciones. Como había dicho, tenía recursos. Quedamos en encontrarnos en el refugio al día siguiente, en cuanto anocheciera.

Finalmente Robb y yo continuamos hacia el refugio. Era noche avanzada y empezaba a encontrarme exhausta. Robb, notándolo, me cogió en sus brazos y me llevó el resto del camino de ese modo. Tenía tantas cosas que preguntarle,… pero debí de quedarme dormida, porque lo siguiente que recordaba fue que abrí los ojos en medio de un sueño agitado, una de mis pesadillas, y Robb estaba dormido a mi lado en una pequeña litera, posiblemente en el refugio. Me apreté más contra él para aliviar la angustia que me había traído la pesadilla y volví a caer dormida.

A la mañana siguiente desperté con el canto de los pájaros. Debían ser más de las ocho por la luz que provenía del exterior. Robb ya no estaba a mi lado, pero aún notaba su olor en la almohada, que quise rememorar estrechándolo contra mí. Estaba en una litera que dejaba poco espacio con el techo de la cabaña, pero seguramente Robb habría elegido ésta para que pudiera tener cierta intimidad. Me asomé por el borde de la cama y vi mi mochila a los pies de la litera, en una silla. Olía a café recién hecho y mi estómago rugió ¡Estaba hambrienta! Bajé de la litera y busqué con la mirada a los demás. Oí unos murmullos que provenían del exterior y sentí a Robb ahí fuera.

“Robb, estoy despierta. ¿Dónde estás?” le dije en mis pensamientos.

En seguida se abrió la puerta de la cabaña y entró él, saludándome con una sonrisa. Parecía ilógico, pero me sentía feliz, ¡me había fugado con él! Había sido algo arriesgado y temerario, pero sin duda lo más liberador que había hecho en toda mi vida. ¡Por fin era yo la que elegía con quién y dónde quería estar! Se acercó y me besó.

–Buenos días, preciosa–me saludó.

–Buenos días, ¿por qué no me has despertado antes?–pregunté.

–Porque estabas agotada y has estado muy inquieta toda la noche, con pesadillas. Necesitabas dormir más–dijo.

–¿Quieres decir que no te he dejado dormir nada? Entre lo estrecha que es la cama y si encima he estado soñando… ¡Lo siento, tú también necesitas descansar!–dije mirando su rostro, buscando señales de fatiga e insomnio.

Pero estaba increíblemente guapo, con su pelo despeinado, una camiseta negra ajustada y unos jeans oscuros. Me llevó hasta la pequeña mesa que había en la cabaña y me obligó a sentarme, sirviéndome café y unas magdalenas.

–Desayuna, luego iremos a tomar un baño. Rick está de guardia fuera y Tom está abajo con Snake. En cuanto volvamos les daremos el relevo para que ellos también puedan descansar–dijo.

Esto llamó mi atención.

–¿Snake está abajo? ¿Es que hay un sótano?– pregunté.

Robb asintió.

–Ya sé que quieres verle, pero antes desayuna, nos refrescamos y luego te enfrentas a él, ¿de acuerdo?–me pidió.

Asentí y empecé a sorber el café con leche, que me bajó caliente por la garganta. Devoré las magdalenas y a continuación seguí a Robb con mi mochila y una toalla hacia el lago, que estaba a unos cien metros de la casa.

Efectivamente el refugio era un buen escondite. La cabaña estaba en medio de una arboleda y a su vez los matorrales cubrían casi todos los alrededores hasta las orillas del lago, de no conocer el lugar, sería difícil encontrar la casa, quedando oculta incluso desde arriba gracias a las copas de los árboles. La temperatura no superaría los quince grados, con lo que la idea de meterme en el agua no era muy tentadora, pero era cierto que necesitaba un baño y aquí no había otra forma de tenerlo.

Robb se adelantó y se quitó la camiseta, dejándola sobre una roca junto a la orilla. Sólo con ver su torso desnudo mi corazón empezó a latir más deprisa y entonces se desabrochó los botones del pantalón y los dejó deslizarse por sus caderas hasta el suelo. Ágilmente levantando la prenda con el pie la depositó junto a la camiseta y se volvió hacia mí. Y ahí estaba, impresionante, sólo con su bóxer esperándome en la orilla. Me acerqué despacio, dejando mis cosas junto a la roca sin dejar de mirarle. ¡Era demasiado perfecto e increíblemente era mío! Esto me dio valor y yo también me quité mi jersey, las botas y los vaqueros. Sólo de pensar que Robb me estaba viendo en ropa interior, me sonrojé y pasé mi pelo por delante de mis hombros para que me cubriera. Alcé de nuevo mi mirada para encontrarme con él y descubrí que me contemplaba con una mirada oscura y llena de deseo que me hizo sentir calambres en el estómago. Me acerqué más a él y dejé que me abrazara y me besara.

“Eres tan hermosa” dijo “A veces me cuesta aceptar que eres real y que estás conmigo”.

Me puse de puntillas y le besé en la base del cuello, siguiendo hasta su mandíbula.

“Te quiero, eso es lo único que es real para mí ahora”–murmuré entre besos.

Robb me cogió en brazos y nos metimos en el agua. ¡Estaba congelada!, ¡más que congelada!, con lo que aprovechamos para lavarnos rápido y salir de allí.

Robb cogió la toalla y me envolvió con ella, acercándose a mí y abrazándome para transmitirme calor. Los rayos del sol se filtraban entre los árboles, aumentando ligeramente la temperatura ambiental y nos reclinamos abrazados contra un árbol mientras nos secábamos. Pasé mis manos debajo de la toalla de Robb para retirarla y tocarnos piel con piel. Él pilló la indirecta y abrió su toalla y me abracé a él. Su piel estaba suave y desprendía calor, con lo que me pegué a él, ya que yo estaba helada. Estar así, tan unidos, era sublime, notaba toda su energía y vitalidad en cada poro de mi piel y pequeñas descargas eléctricas me desentumecían y me daban calor allí dónde nos tocábamos. Pasé mis manos por su espalda, su cintura y sus caderas, explorando y atrayéndolo hacia mí. Y entonces él bajó la mirada hasta encontrarse con mis ojos, pidiéndome  permiso y no pude negárselo, porque yo lo deseaba tanto como él. En un momento estaba pegado a mí contra el árbol, besando mis labios y acariciándome los hombros, los brazos, la cintura… Me cogió en brazos y rodeó con mis piernas su cintura y se inclinó recostándonos sobre el árbol. Sólo podía pensar que le quería más cerca… y entonces el móvil de Robb  comenzó a sonar a unos metros de nosotros, desde el bolsillo trasero de sus vaqueros. Él al oírlo se había quedado parado, tenso, y yo, asustada, me puse en pie rodeándome de nuevo con la toalla. Robb me miró.

 ”Es James” me dijo.

“Contesta” le pedí.

 Robb voló a por su móvil y en menos de un segundo descolgaba la llamada. Me metí en su cabeza, así podría enterarme de la conversación.

–James– respondió.

–Robb, ¿tienes  ya a Snake?–preguntó James.

Robb me miró mientras calibraba la respuesta. Si le decía que no, James se enfurecería con él e incluso consideraría apartarle de la misión, lo cual era arriesgado pues perderíamos el contacto con él, pero si le decía que lo tenía, posiblemente le pidiera que se lo entregara de inmediato y eso era justo lo que no íbamos a hacer.

–Lo teníamos James, pero los del otro lado entraron y se lo llevaron. No sabíamos que iban detrás de él y no tenía más que a uno de mis hombres vigilando, así que lo tuvieron fácil–respondió Robb.

James rugió a través de la línea.

–Te confié esa misión porque era extremadamente importante, Robb. No sé si aún no has captado que lo que tengo entre manos es prioritario para nuestra causa y se está viniendo abajo–dijo James.

–Sólo sé lo que me has contado James, no me dijiste que fuera tan importante. Snake además dejó claro que sólo hablaría contigo, no creo que suelte nada a los otros, no le conviene si quiere cobrar–dijo Robb.

–Pero hay formas de sacar información que pueden emplear con él y en ese caso el tema se pondría feo. Tienes que recuperarle cuanto antes. ¿Dónde estás?– preguntó James.

–Sigo en Nueva York, estoy convencido de que le tienen aquí. Aunque tengo a mis hombres tras la pista, si me dieras más información sobre lo que buscamos podría avanzar más deprisa–insinuó Robb.

–Te lo contaré todo en su momento Robb, confía en mí. Ahora encuentra a Snake y tráele conmigo en cuanto le tengas– ordenó.

Y cortó.

Me acerqué a Robb, que había guardado el móvil y se estaba vistiendo.

“Tenemos que volver y hablar con Snake. Está claro que de James de momento no sacaremos nada” me dijo.

“Ya, pero  al menos no sospecha de ti” respondí.

“Sospechará Emma, nunca le he fallado. Cuando no le lleve a Snake y no me reúna con él, atará cabos” añadió.

”Ya, pero al menos nos da un poco de tiempo, el suficiente para salir de aquí. Parece que ya tiene noticias de mi desaparición, espero que  Miguel cumpla su parte del trato” dije.

–Lo hará, lo ha jurado–me aseguró Robb.

Comencé a vestirme.

–¿Y te basta un juramento para creerle? Las personas juran todos los días, incluso para los temas más nimios, y rompen sus promesas constantemente– insinué.

 Robb me miró con su sonrisa torcida.

–Emma, las promesas de un híbrido van en serio. Es parte de nuestro código de honor y lo respetamos. Lo hemos aprendido de los primeros. Si uno de nosotros no cumpliera una promesa, sería juzgado y expulsado, como lo fue en su día Snake, y ¡mira en lo que se ha convertido!– explicó.

–¿O sea que os regís por un código, igual que el de los caballeros de la mesa redonda, los templarios y hermandades del estilo?– pregunté curiosa.

–Algo así, pero intuyo que más bien lo de estas sociedades tiene como origen  nuestros códigos y normas y no a la inversa, incluso muchas de ellas serían fundadas por híbridos, copiando parte de nuestras costumbres– explicó Robb.

–Entonces, ¿cómo va exactamente el tema? ¿Hay que poner la rodilla en el suelo, la mano en el corazón y soltar el juramento? – pregunté con curiosidad.

–No hace falta tanta parafernalia, con jurar con la mano en el corazón sirve. Lo que ocurre es que Miguel es muy teatral, él se cree divino y se comporta como tal. ¡Ya te irás acostumbrando a él!– dijo.

–No sé si lo haré– dije con el ceño fruncido– En realidad me pone de los nervios, me apetece darle una patada en la entrepierna a cada momento para bajarle los humos. No sé qué tiene que despierta mi lado violento. Nunca me había comportado así antes con nadie–.

Robb soltó una carcajada.

–Miguel provoca en la gente dos impresiones opuestas: están los que le adoran, literalmente, y están los que le detestan, también literalmente. Veo que estás en mi club, lo cual me reconforta, no me gustaría en absoluto que mi novia estuviera fascinada por Miguel. Él se aprovecharía sin duda de la situación, dado que desde pequeños hemos sido rivales en casi todo–dijo y me guiñó un ojo.

Sonaba interesante, tenía que saber más de su historia con Miguel.

–Robb, cuéntame más. ¿Dónde os conocisteis?, ¿por qué os lleváis tan mal?– pregunté.

–Bueno, viene de lejos. Miguel y yo solíamos acompañar a los primeros a los encuentros del consejo. Se trata de unas reuniones periódicas donde asiste una representación de cada bando y es donde se deciden temas importantes , además es el foro donde se realizan los juicios. Por ejemplo en el consejo es donde se hacen los juicios a los perjuros, como te he comentado antes. Normalmente se reúnen dos veces al año y los presiden James por un bando y Miguel por el otro. Mientras los mayores trataban esos temas de importancia, los pequeños híbridos nos dedicábamos a jugar a la guerra. Incluso entonces nos lo tomábamos muy en serio. Como Miguel también tenía sus aptitudes muy avanzadas, pronto nos hicimos los líderes de nuestros respectivos mini ejércitos y ahí empezó nuestra rivalidad. Rivalidad fomentada por los mayores, que hasta apostaban por nosotros– dijo.

–Apuesto a que siempre le hacías morder el polvo–dije.

–Bueno, no siempre, pero muchas veces, más que él a mí y ser el segundón es algo que Miguel no ha encajado nunca bastante bien. Y, francamente, yo no trago sus aires y su divinidad, con lo que disfruto enormemente haciéndole perder en lo que sea. Empezamos con los juegos de guerra, pero después creo que hemos competido en todo: batallas, deportes, carreras de motos,  juegos de azar,  y… hasta por chicas– dijo sonriendo.

O sea que también habían estado peleando por chicas. Esto me hizo sentir algo celosa. Ya sospechaba que un chico como Robb habría tenido siempre a las chicas que quisiera y que su vida amorosa sería mucho más interesante y extensa que la mía. De hecho se le veía muy experimentado en el tema, al contrario que yo, pero no había querido hacerle ninguna pregunta al respecto sabiendo que me sentiría muy mal pensando que era muy probable que hubiera estado con muchísimas chicas, más guapas y más interesantes que yo. ¡Sería como echar zumo de limón en una herida! Pero en el fondo rabiaba de curiosidad y tuve que hacer la pregunta.

– ¿Y a cuántas chicas le birlaste?– pregunté intentando simular que no le daba importancia.

– A ninguna. En ese campo siempre arrasa, él siempre me las quitaba a mí–dijo encogiéndose de hombros.

Sonreí, pero no estaba satisfecha, no me hacía gracia que Robb hubiera tenido más novias, aunque Miguel se dedicara a robarle todas y cada una de ellas.

–No me lo creo, a no ser que usara la sugestión mental, claro. No me trago que prefirieran a Miguel que a ti. No te estarás haciendo el inocente conmigo, ¿verdad?–dije.

Robb movió la cabeza a un lado y al otro, como negándolo.

–¡Créeme!, siempre ha sido así. Y la sugestión mental no está permitida, respetamos el código de honor como buenos combatientes y ganar haciendo trampas, no es ganar. No te digo que haya sido un santo toda mi vida, la verdad es que más bien lo contrario, pero aunque he estado con chicas antes, sólo ha sido por diversión–dijo.

¡Vaya! me dolió que fuera tan directo, pero confirmaba lo de su extensa experiencia.

–Pero también necesito que sepas que ninguna de esas chicas significaba nada para mí y nunca me importó perderlas, aunque fuera Miguel quien se las llevara. Ni siquiera intentaba recuperarlas, ¡no merecía la pena!– continuó.

Yo bajé la mirada, intentando que no viera que sus palabras me dolían y que estaba rabiando de celos por dentro, pero al mismo tiempo quería saber todo y nada sobre este tema. Y entonces me atrajo hacia sí y bajó su rostro hacia el mío, buscando con sus labios mi oído.

–Y ¿sabes por qué?–me preguntó y me besó la sien dulcemente antes de continuar– Porque no las amaba, a ninguna de ellas. Nunca había amado a nadie hasta que te encontré a ti. ¿Crees en el destino? Pues yo sí y sé que esto tenía que pasar. Que tú y yo nos encontráramos, tal y como lo hicimos, y que con sólo tocarte supiera que eras todo para mí, no es una casualidad–susurró.

 Levanté la mirada buscando la suya.

– Sí, creo en el destino y no acabo de hacerme a la idea de que seas para mí. Eres hermoso, brillante y demasiado perfecto, mientras que yo no lo soy. Soy bastante normal y aunque lo de mis aptitudes es algo novedoso y excitante, no destaco en nada más y me da miedo no ser suficiente para ti–admití.

 Robb frunciendo el ceño tomó mi rostro entre sus manos.

– ¿Cómo puedes decir eso?, ¿por qué no te ves cómo eres realmente? ¿Quieres que yo te diga cómo te veo y así te convences? Pues eres preciosa. Tu rostro es el de un ángel y tus hermosos ojos turquesa pueden lograr con sólo una mirada que cualquier hombre pierda la cabeza por ti. Y tienes un cuerpo espectacular, con piernas kilométricas que no me cansaría de explorar. Pero sobre todo lo que más amo de ti es tu intuición, tu valentía, tu fortaleza y el modo en que me haces sentir. Y sólo con saber que me amas me siento el hombre más afortunado no sólo de la Tierra, sino también del cielo y del infierno–confesó.

Y su respuesta me dejo tan pletórica de amor y felicidad que le besé hasta que me dolieron los labios.