165 En Minhang al abidin, Muhammed al Chazali enumera múltiples transgresiones acompañadas de su expiación, sugiriendo siempre que la imposibilidad de reparación en este mundo halla un remedio en la humilde invocación a la misericordia de Dios. Si se daña el honor del prójimo, una reparación pública es necesaria; pero si la ofensa consiste en relaciones sexuales prohibidas, una explicación pública empeoraría el mal: "Suplica ante todo a Dios, el Alabado, que te otorgue su gracia, y haz el bien a los otros". Aquí el hombre es remitido directamente a Dios, más exclusivamente que para otras transgresiones. Cfr. la traducción alemana: Der Pfad der Gottesdienner, Salzburg, 1964, pp. 76-77.<<