116 Cfr. Br. Up. I, 4, 2: "Se asustó. Porque el que está solo se asusta. Pensó entonces en sí mismo: puesto que no hay otra cosa que yo, ¿de qué estoy asustado? Con esto su temor, ciertamente, desapareció, porque ¿de qué hubiera debido asustarse? Sin duda, el temor nace de un segundo".<<