8 G. Anders (Die Antiquiertheit des Menschen, 1956) sostiene con mucha sagacidad: "Hoy, el fin de los fines es ser el medio de los medios... Esto es evidente, particularmente con respecto a los fines que se atribuye a las cosas ex post, para procurarles un lugar legítimo en la comunidad de los medios, es decir, para "comprobarlos" en cierto sentido. Si en un proceso químico se forma un derivado, se trata de encontrarle un fin, inventarlo, si es necesario, para ofrecerle a este derivado la posibilidad de ascender al rango de medio... El fin del fin inventado expresamente es entonces transformar la sustancia que en su nacimiento era "buena para nada", en algo que pueda incluirse en la comunidad de los medios".
A propósito de la bomba atómica, en relación con las afirmaciones precedentes, Anders señala que la humanidad se apercibe, con malestar y desconfianza, que el objeto ante el cual se encuentra permanece fuera, de manera perturbadora, de lo que comúnmente se le presenta como "mundo", fuera del "mundo de los medios". Siente que se trata de un unicum".<<