EL RENACER DE LOS SHAKERS
Gerald Jonas, que pertenece al cuerpo de redacción del New Yorker, nos ofrece aquí un excelente ejemplo de ciencia-ficción «blanda»: la ciencia «blanda», en este caso, es la sociología. Jonas tiene algunas ideas fascinantes acerca de las revoluciones y de La Revolución, y las desarrolla en un relato ingenioso y penetrante.
A: Arthur Stock, Editor Ejecutivo, Ideas Illustrated, Nueva York, 14632008447
De: Raymond Senter, c/o Hudson Junction Rotel, Hudson Junction, N.Y., 28997601910 JERUSALEM WEST, N.Y., jueves, 28 de junio de 1995: La obra de Salvación sigue adelante en esta verde y agradable aldea del Valle del Hudson, con el sonoro acompañamiento de turbocars exhaustos y el sonido amplificado de la «orquesta de jag-rock más ruidosa del mundo». Donde hace menos de una década las manzanas roídas por los gusanos caían al suelo en las huertas abandonadas, ha brotado con fuerza una nueva secta religiosa. En su fantástica historia de cuatro años, los llamados Nuevos Shakers —o Sociedad Unida de Creyentes, para darle su título oficial— han provocado las más apasionadas controversias en la Cristiandad desde que Martín Lutero clavó sus noventa y cinco tesis a la puerta de la iglesia de Todos los Santos de Witemberg, Alemania, el treinta y uno de octubre de mil quinientos diecisiete. Alardeando de que sus miembros son actualmente más de cien mil, los Nuevos Shakers han estado creciendo a un ritmo de novecientos nuevos reclutas por semana. Aunque un puñado de ellos tienen más de veinte años —y el mes pasado un hombre de Nueva Jersey fue aceptado en la Familia Shaker de Wildwood a la avanzada edad de treinta y dos años—, la inmensa mayoría de Nuevos Shakers no han cumplido los dieciocho años.
Richard F., uno de los miembros de la «Primera Octava», que ha sido honrado con apodos Shakers «descontaminados», lo explica de este modo: «No tenemos nada contra los viejos. Tienen un pedazo del Don en su interior como cualquier otro. Pero resulta duro para ellos viajar con la Familia. El jag-rock hiere sus oídos, y no pueden sincronizar con los Cuatro Noes, por mucho que lo intenten. De modo que les decimos: «Olvídalo, estrella. Tus ruedas no son nuestras ruedas. Pero todos nosotros vamos a alguna parte, ¿no? Te veremos en el otro extremo».
No es extraño que muchos «viejos» —personas de más de treinta años— tengan dificultades con el Credo básico de los Creyentes: «No al odio, No a la guerra, No al dinero, No al sexo». Evidentemente, en esta década final del siglo xx, la santidad sólo es posible para los muy jóvenes.
La «Roundhouse» de Jerusalem West es, hasta cierto punto, el Vaticano del movimiento. Pero, en muchos sentidos es típica de las comunidades de Nuevos Shakers que han surgido desde la Jolla, en California, hasta Seal Harbor, en Maine. En el último recuento figuraban sesenta y una «tribus» independientes, algunas de ellas conteniendo hasta quince «familias» de ciento veintiocho miembros cada una. Cada familia Shaker se alberga en una cúpula pliodésica —material de desecho del ejército—, que cubre unos diez mil pies cuadrados de tierra endurecida con polivinilo y que sirve de dormitorio, sala de estar, taller y tabernáculo sagrado, todo en una pieza. A cuarenta pies de distancia del edificio principal se levanta una cúpula satélite mucho más pequeña, que podría ser llamada la Casa Exterior, pero no recibe este nombre: los Nuevos Shakers se refieren a ella como Ciudad Pecado. Consecuentes con su actitud general hacia las funciones corporales, Ciudad Pecado es el único lugar del recinto de Jerusalem West que los visitantes no pueden pisar.
Por difícil de aceptar que resulte para la mayoría de norteamericanos, el recluta típico actual de los Shakers procede de un ambiente de indiscutible abundancia y respetabilidad. Por algún motivo desconocido, esos jóvenes vuelven la espalda a todos los beneficios y ventajas que sus padres y sus abuelos lograron arrancar con su esfuerzo de la Revolución Cultural para sumergirse en una vida de reglamentada negación de los sentidos.
En una típica tarde de verano en Jerusalem West, con el sol filtrándose a través de la cúpula transparente y bañando toda la zona con un suave resplandor dorado, la Rondhouse semeja una gigantesca colmena, sin abeja-reina. En la cocina reluciente de cromados, unas ollas enormes, al cuidado de los Diáconos de los Alimentos, cuecen las verduras que constituyen la base de la dieta Shaker. En el garaje, perfectamente insonorizado, los Diáconos Mecánicos transforman otro montón de chatarra en uno de los utilitarios «hotrods» conocidos ya en nuestro país y en el extranjero con el nombre de «Bicishaker». Los ocho Diáconos Administrativos y sus ayudantes dirigen los asuntos familiares desde un pequeño cubículo de paredes de fibra conocido simplemente como La Oficina. Y en un amplio y bien equipado estudio, la orquesta de dieciséis músicos graba una nueva cinta litúrgica para el Servicio Nocturno: una cinta que posiblemente se convertirá en el número uno de las listas de éxitos de todo el país, como ocurrió recientemente con el hit Shaker Este Camino es muy ancho. Dondequiera que volvamos la mirada, encontraremos jóvenes que hacen honor al lema de los Nuevos Shakers: «Trabajar es Jugar». Una de sus canciones más populares, termina con este significativo resumen del estilo de vida Shaker:
Es el Don para ser sencillo, el Don para ser libre, el Don que llena nuestra vida de un nuevo contenido.
—CONTINUARA —
XEROGRAMA: 28 de junio (11,15 horas).
A: Decano del Skiner Free Institute, Ronkonkoma, Nueva Jersey, 72441333965.
DE: Raymond Senter, c/o Hudson Junction Rotel, Hudson Junction, N. Y. 28997601910.
Amigo:
Mi hijo Bruce Senter, de 14 años, ingresó en su Instituto para asistir a un cursillo de seis semanas de duración sobre Psicología Aplicada. El cursillo se inició el 10 de mayo. Según el informe recibido por su Escuela Modular (NYC-II8A), terminó con éxito sus estudios el 21 de junio. Desde entonces, Mrs. Senter y yo no hemos sabido nada de él. Le agradecería cualquier información que pudiera facilitarme acerca de mi hijo. Gracias.
A: Stock, Ed-Ej. I. I. DE: Senter.
INCLUYE: Grabación de una entrevista con Harry G. (nacido «Guardino»), miembro de la Primera Octava.
P. ¿Qué le parece si empezamos hablando un poco de su posición aquí como uno de los... bueno, ¿cómo diría yo? Como uno de los Padres Fundadores del Renacer Shaker?
R. Lo primero que tiene usted que hacer es respirar a fondo, estrella. Aquí no hay Padres Fundadores. Ni Madres Fundadoras, ni nada por el estilo. Sólo hay un Padre y una Madre, y están en todas partes y en ninguna parte, ¿comprende?
P. Lo que yo quería decir es que, en su calidad de miembro de la Primera Octava, tendrá usted ciertas obligaciones y responsabilidades...
R. Como ya le he dicho, estrella, aquí todo el mundo es igual.
P. Yo tenía la impresión de que sus normas imponen la obediencia a una jerarquía.
R. ¡Oh! Tiene que existir un orden, desde luego, pero no es nada personal. Si usted puede manejar una computadora, sincroniza con los Diáconos Oficinistas. Si entiende en motores y ruedas, pasará al grupo de Mecánicos. Yo... yo hablo con los periodistas cuando preguntan por mí. Eso no me convierte en Papa.
P. ¿Qué me dice de la nomenclatura honorífica?
R. ¿Qué es eso?
P. Las iniciales. En vez de apellidos.
R. ¡Oh, sí! Nos son atribuidas como una señal. ¿Quiere usted saber por qué?
P. Por favor.
R. Como una señal de que nadie está apegado a su pasado familiar. Usted puede ir en un potente Chevrolet y yo en un modesto Toyota. Pero los dos necesitamos una chispa en los cilindros para mantenernos en movimiento. Y si la chispa que yo recibo es mejor que la suya, puedo dejarle atrás. ¿De acuerdo?
P. ¿Qué me dice del Ghetto?
R. Incluso los negros tienen una partícula del Don. Lo que hagan con ella es cuenta suya.
P. Últimamente se ha discutido mucho si su movimiento es realmente cristiano... en un sentido religioso... ¿Qué puede decirme acerca de eso?
R. ¿Se refiere usted a algo como «Jesucristo, el Hijo de Dios»? Desde luego, creemos eso. Y creemos en Harry G. el Hijo de Dios, y en Richard F., el Hijo de Dios, y en —¿cuál es su nombre?— Raymond Senter, el Hijo de Dios. Éste es el don. Jesús encontró el Don en su interior. Lo mismo que Buda, que la Madre Ana, e incluso Malcolm X. A nosotros no nos preocupa demasiado quién dijo una cosa determinada en primer lugar. Lo primero que hay que hacer es encontrar el Don... y luego vivirlo. El Camino es muy ancho.
P. Entonces, ¿por qué ese énfasis en su Credo del Creyente, y los Artículos de Fe, y sus ropas?
R. Mire, estrella, cada maestrillo tiene su librillo. Si viaja usted con nosotros, tiene que adaptarse a nuestro ritmo. No nos gustan los accidentes.
P. Sus prohibiciones contra el dinero y el sexo...
R. «Prohibiciones» es una palabra de viejos. Nosotros nos hemos liberado del dinero y del sexo. Los Cuatro Noes son como una Declaración de Independencia. Verá, todo el mundo nace libre... pero tiene que saberlo. De modo que dejamos que los chicos crezcan y aprendan todo lo que hay que aprender: la píldora, el alcohol, la droga, el sexo, etc. Si al llegar a los quince o dieciséis años continúan sujetos por esas cadenas, allá ellos. Si no, ya saben dónde pueden encontrarnos.
P. ¿Qué me dice de las personas que firman y luego cambian de idea?
R. Nosotros no tenemos cadenas... si se refiere a eso.
P. ¿No hacen ustedes nada para retenerlos?
R. Una vez se ha encontrado el Don dentro de uno, no existe la posibilidad de «cambiar de idea».
P. ¿Cuál es su actitud hacia los Antiguos Shakers? Ellos murieron por falta de reclutas, ¿no es cierto?
R. Todo el mundo nace, y muere, y vuelve a renacer.
P. Harry, ¿qué ocurriría si esta vez todo el mundo se convirtiera en Shaker?
R. No se preocupe, estrella. No estará usted aquí para verlo.
—CONTINUARA —
XEROGRAMA: 29 de junio (10,43 horas).
A: Connie Fine, Directora del Campamento Encounter,
Wentworth, Maine, 47119650023. DE: Raymond Senter, Hudson Junction Rotel, Hudson Juction, N.Y., 28997601910.
Connie:
¿Ha llegado ya Bruce? Arlene y yo hemos perdido contacto con él desde hace una semana, y se me ha ocurrido que podía haberse dirigido al campamento sin decirnos nada. ¿Querrás hacerme el favor de comunicarme en seguida si sabes algo? Ya sabes cómo son las madres: tienden a sobrecargar los circuitos de la preocupación hasta que se aseguran de que su retoño está a salvo en alguna parte. Afectuosos saludos para ti y los tuyos de, Ray.
A: Stock, Ed-Ej, I.I.
DE: Senter.
INCLUYE: Historial de los Antiguos Shakers.
Fundadora: Madre Ann Lee, nacida el 29 de febrero de 1736 en Manchester, Inglaterra.
Antecedentes: Puritanos Primitivos (Cuáqueros), «Profetas» franceses (Camisards).
Origen: Después de un matrimonio desgraciado —cuatro hijos muertos en la infancia—, Madre Ann empieza a predicar que la «concupiscencia» es la raíz de todo el mal. Persecuciones y encarcelamiento.
1774: Madre Ann y siete de sus primeros discípulos embarcan para América a bordo del buque Mariah. El grupo se instala cerca de Albany. Predicación pública contra la concupiscencia. Más persecuciones. Más conversos. Adoración extática, convulsiva. «Milagros» de Madre Ann.
1784: Madre Ann muere.
7787: Los sucesores de la Madre Ann, el Padre Joseph y la Madre Lucy, organizan a los seguidores en comunidades monásticas y se «separan» del mundo pecador.
1787-1794: Expansión de la secta a través de los Estados de Nueva York y Nueva Inglaterra.
1806-1826: Expansión de la secta a través de la frontera occidental: Ohio, Kentucky, Indiana.
1837-1845: Auge del espiritismo. Mensajes del otro mundo transmitidos a través de instrumentos «vivos».
1850: La Sociedad alcanza su nivel más alto. Seis mil miembros, dieciocho comunidades, cincuenta y ocho «Familias».
Total de miembros registrados —desde finales del siglo xviii hasta finales del siglo XX—: diecisiete mil, aproximadamente.
Los Antiguos Shakers se especializaron en trabajos manuales (escobas, cestos y bolsos) y en la fabricación de muebles.
Se les atribuye la invención de los imperdibles, los cortauñas, la sierra circular y la máquina de lavar a vapor.
Culto: Cantos y danzas comunitarios. La fase «convulsiva» de los primeros tiempos dio paso en el siglo xix a servicios religiosos y procesiones perfectamente organizados.
Creencias: Celibato, Dualismo de la Deidad (Dios Padre y Madre), Igualdad de los Sexos, Igualdad en el Trabajo, Igualdad en la Propiedad.
Lema: «Las Manos al Trabajo y los Corazones a Dios».
—CONTINUARÁ —
XEROGRAMA: 30 de junio (8,15 horas).
A: Mrs. Rosemary Collins, 133 Escorial Drive, Baywater,
Florida, 92635776901. DE: Raymond Senter, Hudson Junction Rotel, Hudson
Junction, N.Y., 28997601910.
Querida Rosie:
¿Has visto últimamente a nuestro pequeño vagabundo? Bruce ha vuelto a desaparecer sin avisar a nadie, y se me ha ocurrido que tal vez se ha encaminado hacia el sur para visitar a su tía favorita. Y, de paso, a su no menos favorito primo. ¿Cómo está tu niña? Dale un fuerte beso de mi parte. Y si Bruce se presenta por ahí, avísame inmediatamente, por favor. Te recuerda siempre tu hermano, Ray.
A: Stock, Ed-Ej, I.I. DE: Senter.
INCLUYE: Fragmento de película sobre el Servicio del Culto.
JERUSALEM WEST, sábado, 30 de junio:
Me encuentro delante del santuario interior de la enorme Roundhouse, el llamado Centro de Reunión, el cual sólo es utilizado para importantes funciones rituales, tales como la Danza Nocturna Sabatina, que va a empezar dentro de cinco minutos, exactamente. A mi derecha, en el Pasillo Sagrado, toda la congregación se ha reunido ya en dos hileras, una para los jóvenes y otra para las muchachas, unos junto a otras, pero sin tocarse. Durante la semana, el Centro de Reunión está separado de las zonas de trabajo por unos tabiques curvados y transparentes que van encajados para formar una pequeña cúpula-dentro-de-la-cúpula. Pero el sábado, cuando empieza a ponerse el sol, los tabiques son desmontados para dejar al descubierto una pista circular, que en realidad es el eje central del edificio. Desde esta plataforma de fibra artificial puedo tender la mirada hacia los pasillos radiales: más allá de las camas cuidadosamente hechas de los dormitorios, más allá de las máquinas del taller de reparaciones, más allá de los bicishakers parcialmente terminados del garaje, más allá de las resplandecientes mesas de fórmica de la cocina... hasta la borrosa línea del horizonte donde la cúpula se apoya sobre el suelo sagrado de Jerusalem West.
Todas las luces han sido apagadas para la celebración sabatina. La única iluminación procede de los últimos rayos del sol, una antorcha moribunda que parece haber incendiado el material de la cúpula. Es como estar dentro del ardiente horno de Nabucodonosor con ciento veintiocho imperturbables profetas de Jehová. El silencio es virtualmente absoluto: no se oye ni una tos, ni el más leve rumor de telas. Incluso los extractores de aire han sido parados... al menos provisionalmente. Tengo consciencia del sibilante sonido de mi propia respiración.
A las ocho en punto, las dos filas de adoradores empiezan a avanzar por el Pasillo Sagrado. Rodean la pista, los jóvenes hacia la derecha, las muchachas hacia la izquierda. Los Shakers no utilizan ningún adorno corporal: ni pinturas, ni alas, ni gemas, ni emblemas. Todos llevan el pelo muy corto, y todos visten una blusa de manga larga, muy ancha, sin botones, sin cuello y sin entallar sobre unos pantalones holgados, con las perneras atadas al tobillo con una liga.
Aquel atuendo recuerda vagamente el Norte de África. Los colores de las prendas son pálidos. Una muchacha puede llevar una blusa de color rosa y unos pantalones de color azul claro; el joven que está en frente de ella puede llevar los mismos colores, pero al revés, pantalones rosa y blusa azul. Otros miembros de la procesión han escogido combinaciones de lila y durazno, marfil y limón, o turquesa y manteca de cacao. La gama de tonalidades parece interminable, pero la intensidad nunca varía, de modo que todo el espectáculo resulta una demostración viviente de uno de los Artículos de Fe fundamentales del Renacer Shaker: Diversidad en la Uniformidad.
Ahora, la procesión ha terminado. Los fieles han formado dos semicírculos, sesenta y cuatro jóvenes a un lado, sesenta y cuatro muchachas al otro, separados de sus vecinos por la distancia que cubre el brazo. Todos van descalzos. Todos tienen la misma expresión: una sonrisa tan leve que resultaría prácticamente imperceptible si no se repitiera ciento veintiocho veces alrededor de la circunferencia del círculo ritual. El color de la cúpula ha empezado a cambiar, haciéndose más oscuro y más rojo. Resulta imposible saber si el crepúsculo natural está siendo intensificado artificialmente desde el interior o desde el exterior del edificio. Todas las miradas están vueltas hacia un mismo punto situado a veinticinco pies de altura, donde un altavoz de ocho bocas cuelga de un cable plateado, exactamente en el punto central de la cúpula. El aire empieza a llenarse de una vibración que semeja el zumbido de un lejano monocar corriendo hacia uno en medio de la oscuridad nocturna. Y luego estalla la música en el aire sobrecargado, e inmediatamente los cuerpos empiezan a saltar y a retorcerse, como si cada uno de los acordes fuera un impulso eléctrico aplicado directamente a las terminales nerviosas de los danzantes. La música es increíblemente ruidosa.
La cúpula debe actuar como una enorme caja de resonancia. Puedo notar las vibraciones en mis pies, y mis dientes castañetean con ellas, pero a pesar de lo salvaje de la danza el círculo se mantiene intacto. Cada uno de los Shakers se contorsiona en su propio puesto. Algunos profieren gritos incomprensibles, el parloteo sagrado que los Shakers llaman su Don de Lenguas: profecías extáticas simbolizando el Mundo Sin Palabras de la Deidad. Una muchacha de rostro agraciado está aullando como un coyote. Otra gruñe como un cerdo. Una tercera está alternativamente escupiendo al aire y abofeteándose sus propias mejillas con las dos manos.
Al otro lado de la pista, un muchacho alto y delgado se ha separado del círculo. Pirueteando rápidamente, con la cabeza echada hacia atrás de modo que sus ojos no se aparten de la membrana escarlata de la cúpula, parece impulsarse a sí mismo erráticamente hacia el centro de la pista. Y ahora la cúpula está cambiando de nuevo de color, adquiriendo un tono púrpura semejante al color del cielo al atardecer.
Un momento de relativa calma ha descendido sobre los danzarines. Están de pie con las manos en los costados: sólo mueven las cabezas, primero hacia un lado, luego hacia el otro, al compás de la música. El muchacho alto y delgado que se encuentra en el centro de la pista ha empezado a girar sobre sí mismo, adquiriendo cada vez más velocidad, con la cabeza echada aún hacia atrás y la mirada fija. Su brazo derecho sale disparado de su hombro, con la palma de la mano extendida y los dedos rígidos: esto es lo que los Shakers llaman el Signo de la Flecha, una manifestación del Don de la Profecía, inspirado directamente por la Deidad Dual, Padre Poder y Madre Sabiduría. El muchacho alto y delgado es el «instrumento» y está a punto de recibir un mensaje de lo alto.
Su cabeza oscila hacia adelante. Sus giros se hacen más lentos. Se detiene bruscamente apuntando con su brazo derecho a una muchacha pelirroja. La muchacha empieza a temblar de pies a cabeza, como poseída por el espíritu de la fiebre.
«¡Todo el mundo es un espejo! —grita el muchacho—. ¡Limpio, limpio, limpio! ¡Oh, dejad que brille! Mi suciedad no es mía pero mancha la tierra. Y la tierra no es mía: la Madre y el Padre son luz sobre luz, pero la luz no puede brillar sola. Únicamente un espejo puede brillar, brillar, brillar. ¡Dejad que el espejo sea mío, sea mío, sea mío!»
La muchacha pelirroja tiembla de tal modo que sus extremidades parecen descoyuntarse. Tiene la boca abierta y ha empezado a gemir con voz apenas audible al principio. Lo que pronuncia puede ser un monosílabo repetido con tanta rapidez que las consonantes desaparecen y las vocales fluyen en un chorro interminable de sonido. Pero su voz va aumentando de volumen, cada vez más, semejante al aullido de una sirena, hasta que todo parecido con el lenguaje se desvanece y parece imposible que un sonido como aquel pueda brotar de una garganta humana. Casi pueden oírse los vasos sanguíneos tensándose, estallando.
Luego, el altavoz estalla en el jag-rock más salvaje que he escuchado nunca, y la cúpula se enciende en estallidos multicolores. Y no se sabe ya si los danzarines se mueven muy lentamente, o con mucha rapidez. El movimiento está tan perfectamente sincronizado con el sonido, y el sonido con el color, que no parece existir ningún punto fijo de referencia en ninguna parte.
Lo único que se puede decir es: «Hay color, hay sonido, hay movimiento...» Éste es el Don del Trance, que los Nuevos Shakers aprecian tanto. Y sea auténticamente místico, como ellos pretenden, o autohipnótico o provocado por las drogas, como algunos críticos sostienen, o una combinación de esos factores, o algo completamente distinto, lo cierto es que se trata de una experiencia indiscutiblemente real... y profundamente perturbadora.
—CONTINUARÁ —
XEROGRAMA: 1 de julio (7,27 horas).
A: Frederick Rickover, Supervisor de la Zona Oriental,
Feel-O-Matt Corp., Baltimore, Maryland, 6503477502. DE: Raymond Senter, Hudson Junction Rotel, Hudson
Junction, N. Y., 28997601910. (AVISO: ESTRICTAMENTE PERSONAL).
Fred:
Necesito una comprobación de la clave DNA n.° 75/62/ HR/fI/4-9-06. Quiero saber si la persona a la que corresponde esa clave ha sido detenida en algún lugar de la Federación durante las dos últimas semanas. Se trata de un asunto familiar, no de negocios, de modo que debes enviarme la respuesta únicamente a las señas que figuran en este X. No te olvides de hacerlo. Agradecido, Ray.
A: Stock, Ed-Ej, I.I. DE: Senter.
INCLUYE: Tres grabaciones. «Testimonios» de Nuevos Shakers.
GRABACIÓN I (Nombre del Shaker, «Granjero Brown»): ¿Qué clase de micro es éste? No sabía que los construían tan pequeños... ¿Chino? ¡Oh! De acuerdo. Bueno, vamos a ver... Nací el diecisiete de abril de mil novecientos setenta y cuatro, en Ellswort, Sasketchewan. Mi padre es capataz de una gran refinería. Mi madre se dedicaba a sus labores. Ha muerto ya. Resulta muy difícil recordar los detalles. Cuando era muy pequeño vi cómo los federales liquidaban a un Dinamitero en la escalinata del Ayuntamiento. Aunque es posible que se trate de algo que vi en la TV. Fui a la escuela... lo normal. Al cumplir los quince años me escapé de casa y empecé mi vida de vagabundo. No me fue del todo mal. Y un día tuve la suerte de encontrar a una linda paloma en Nashville. Era especialista en medios audiovisuales.
Un día, se presentó con una cinta y me dijo: «Esto te interesará. Es de un nuevo grupo llamado los Shakers».
Ella no sabía absolutamente nada sobre los Shakers, y yo tampoco, desde luego: en aquella época empezaban a aparecer en el mercado las primeras grabaciones de los Shakers. Bueno, aquel sonido me impresionó. De veras. Y decidí que tenía que oír más grabaciones de los Shakers. Compré todo lo que había en el mercado, pero me pareció insuficiente. De modo que una noche me largué hacia Wilwood, y casi sin darme cuenta me encontré en una Reunión Preparatoria y me convertí en un hombre Libre...
GRABACIÓN II (Nombre del Shaker, «Mariah Moses»): Nací en Darien, Connecticut. Soy una Acuario, con Leo ascendente. ¿Quiere saber mi verdadero nombre? No importa, me llamaba Cathy Ginsberg. Mi infancia no tuvo nada de interesante. Asistí a la Escuela Modular. Era una buena alumna, y lo que se me daba mejor era la Cultura Mundial. ¿De veras es necesario que le cuente todo esto? Creo que lo más importante que me ocurrió en aquella época fue el ganar el segundo premio en una competición patrocinada por la Fundación Maxwell y que consistía en desarrollar por escrito el tema Los Goces de la Contemplación. Gané un viaje a Hawai para dos personas. No recuerdo quién me acompañó. Pero Hawai me gustó mucho. Todos aquellos chicos de piel bronceada... Un sábado por la noche asistimos a un gran luau: una orgía al estilo indígena. Me enseñaron cosas que nunca había aprendido en la escuela.
Recuerdo que pensé: ¡Oh, estrella, esto es el final de la vida!
Pero cuando todo terminó, pensé otra cosa. Si aquello era el final de la vida, ¿qué venía a continuación? No sé si fue el cerdo asado o qué, pero pasé unos días muy malos. La noche que regresamos a casa —¡Herbie! Ése era el nombre de mi acompañante, Herbie Alcott, un muchacho con unos cabellos rizados que le caían sobre los hombros—...bueno, la noche que regresamos a casa mis padres me esperaban en el aeropuerto y, mientras nos dirigíamos a Darien, empezaron a preguntarme qué quería hacer de mi vida. Trataban de mostrarse comprensivos y tolerantes. Incluso me preguntaron si Herbie y yo teníamos relaciones formales... Lo malo era que yo pensaba todavía en el luau y en el cerdo asado y me sentía completamente... quemada. Como una brasa de carbón que parece sólida pero que en realidad no es más que ceniza blanca, y si alguien la toca se desmenuza. De modo que dije que pensaría en el asunto.
Y unos días más tarde ocurrió el milagro. Una chica de nuestra clase desapareció, y un amigo mío oyó decir a alguien que se había convertido en una Shaker.
Inquirí:
—¿Qué es eso?
Mi amigo dijo:
—Es una religión que reniega del odio, de la guerra, del dinero y del sexo.
Y yo empecé a sentirme desasosegada. Y a pesar de que entonces no sabía lo que significaba, en aquel momento descubrí mi Don. Era una sensación reconfortante, que convertía la vida en algo distinto. Y el día que cumplí los quince años vine a Jerusalem, y no me he movido de aquí. Eso fue hace once meses. ¡Oh! Resulta imposible describir lo que ocurre en la Reunión Preparatoria. Lo que cuenta es lo que ocurre dentro de una. Y ahora, cuando pienso en todos mis amigos de Darien, rezo una oración.
Padre Poder, Madre Sabiduría, infúndeles sus Dones, hazlos libres.
GRABACIÓN III (Nombre del Shaker, «Earnest Truth»): Me doy cuenta de que aquí resulto algo raro. Supongo que por eso ha solicitado mi testimonio. Pero no quiero que me clasifique como un Shaker intelectual, o un Shaker teólogo, o algo por el estilo. Sirvo como Diácono Jurídico, porque ése es mi Don. Si me dedicara a fregar los suelos, sería un Shaker igual de bueno. ¿Está claro? Bien. Seré breve (LEÍDO DE UN TEXTO PREPARADO): Tengo veinticuatro años y procedo de Berkeley, California. Mis padres eran catedráticos de la Universidad y murieron en un accidente de aviación cuando yo tenía diez años. Quedé a cargo del Estado. Ingresé en la Universidad a los diecisiete años, después de haber cursado brillantemente los estudios secundarios en la Escuela Modular. Escogí la carrera de Derecho. Aprobé los cuatro cursos en tres años. En el último año empecé a interesarme por la literatura religiosa —o, para ser más exacto, por la literatura del misticismo—, tal vez como un contrapeso a la creciente intensidad de mis estudios formales. Como simple diversión intelectual, empecé a leer a San Juan de la Cruz, George Fox, los vedas, Tao, Zen, la Kabala, los Sufis. Pero cuando conocí a los Shakers, quedé impresionado inmediatamente por la osadía y la pureza de esta variante puramente norteamericana. Todos los místicos han buscado la unión espiritual con el Vacío, lo indecible, lo informe, lo inefable. Pero el pequeño grupo de peregrinos Shakers, enfrentados con una selvatiquez aparentemente ilimitada, dieron un maravilloso salto de fe y decidieron que la unión ya se había consumado. La selvatiquez era el Vacío. Para los que tenían ojos para ver, éste era el Reino de Dios. Y practicando un comunismo total, una total abnegación, una dedicación absoluta, hicieron florecer el desierto durante más de doscientos años. Luego, incapaces de adaptarse a las metodologías de la Revolución Industrial, desaparecieron silenciosamente, como si su espíritu hubiese encontrado un definitivo lugar de reposo en el diseño de sus sencillos y maravillosos muebles de madera, que en la actualidad son piezas de coleccionistas, dicho sea de paso. Cuando empecé a leer cosas acerca de los Antiguos Shakers, había oído hablar ya de los Nuevos Shakers, naturalmente, pero suponía que se trataba de otra secta fundamentalista que sólo se proponía difundir las ventajas de una vida más sencilla en esta era de abundancia. Pero, eventualmente, mi curiosidad —entonces le di ese nombre— me llevó a asistir a una Reunión Preparatoria que se celebró en las afueras de Jefferstown. Y encontré mi Don. La experiencia varía de un individuo a otro. Para mí fue la revelación de que el complejo mecanismo que llamamos Sociedad de la Abundancia es el verdadero anacronismo. Todas las euforias que alimentamos no pueden modificar el hecho de que el mecanismo de la abundancia ha alcanzado su límite hace ya mucho tiempo como fuerza vital, y ahora se está ahogando en sus propios residuos: Polución, Superpoblación, Deshumanización. Lejos de ser un nuevo camino, la llamada Revolución Cultural fue simplemente la última tentativa del viejo orden para sobrevivir, programando en la máquina las sensaciones más íntimas del hombre. Y los ingenuos Dinamiteros no fueron más que unos románticos desfasados de su época, un anacronismo dentro de un anacronismo. En esta encrucijada de la historia, sólo el Renacer Shaker ofrece una verdadera alternativa, con los sencillos y a la vez profundos Cuatro Noes. El mundo secular suele elogiarnos por nuestro repudio del Odio y de la Guerra, y se mofa de nosotros porque repudiamos el Dinero y el Sexo. Pero los Cuatro Noes constituyen una ecuación ética maravillosamente equilibrada, en la cual cada uno de los términos depende de los otros tres. No existen Utopías fáciles. Los que no son Shakers se preguntan a menudo: «¿Qué ocurriría si todo el mundo se convirtiera en Shaker? ¿No significaría eso el final de la raza humana?»
Mi respuesta personal es ésta: la humanidad está sufriendo desde la enfermedad hasta la muerte: una plaga llamada desesperación. El Shakerismo es la única cura. Cuanto más se extienda la plaga, más personas encontrarán la fuerza necesaria para tomar la medicina, por amarga que pueda parecer. Quizás en el futuro la propagación del Shakerismo conduzca al restablecimiento de la salud de la Sociedad, haciendo innecesario con ello el propio Shakerismo. Tal vez se repita el ciclo. Tal vez no. No podemos saber lo que el Padre y la Madre han planeado para sus hijos. Sólo hay una cosa segura: la última profetisa de los Antiguos Shakers escribió en 1956: «La llama puede oscilar, pero la chispa no se apagará hasta que termine la obra de salvación del mundo».
No creo que encuentre usted aquí la llama oscilando.
—CONTINUARA —
XEROGRAMA: 1 de julio (23,30 horas). A: Stock, Ed-Ej, I!.
DE: Raymond Senter (AVISO: ESTRICTAMENTE PERSONAL).
Cooperación ilimitada aquí... hasta que menciono la «Reunión Preparatoria». Entonces, todo el mundo enmudece. Se trata de algo demasiado sagrado para oídos impuros. Nadie dice dónde ni cuándo. Una hipótesis: es una especie de retiro obligatorio. Los reclutas, evidentemente, tienen que eliminar todos los hábitos mundanos antes de tomar los votos finales. Un gran interrogante: ¿cómo lo hacen? ¿Conscientes o inconscientes? ¿Droga, hipnotismo, o reacondicionamiento? ¿Legal o ilegal? Incluso a Control le gustaría saberlo. Mañana entrevistaré a la Diácono de Recepción. Si usted lo aprueba, empezaré a aumentar la presión. La labor de zapa ya está hecha. Y la historia pueda ser interesante. Ray.
XEROGRAMA: 2 de julio (2,15 horas).
A: Joseph Harger, Coordinador del Control de Consumidores del Estado, Albany, N.Y., 31118002311.
DE: Raymond Senter, Hudson Junction Rotel, Hudson Junction, N.Y., 28997601910.
(AVISO: ESTRICTAMENTE PERSONAL).
Joe:
Te agradezco que te tomes un interés personal en este asunto. Evidentemente, mi esposa no supo expresarse debidamente cuando habló con el controlador. Tiende al histerismo. A pesar de lo que ella pueda haber dicho, te aseguro que la actitud de mi hijo hacia el Ghetto era una mezcla completamente ortodoxa de desprecio y compasión. Bruce estuvo en cierta ocasión conmigo en el Muro de Harlem, y el Coordinador Bill Quaite le permitió sentarse durante unos minutos en la silla del Escrutador. Oyó a un muecín llamar desde lo alto de uno de los campanarios. Vio las ratas que campaban por sus respetos entre la basura. Contempló cómo unos chiquillos desnudos luchaban con cuchillos de madera por un trozo de vidrio de color. Me han dicho que hay jóvenes lo bastante estúpidos como para creer que pasar al otro lado del Muro es una aventura, y que el Proceso es reversible, pero puedo garantizarte que mi hijo no es uno de ellos. Y, desde luego, no es un Dinamitero. Sé que siempre has compartido los puntos de vista de mi publicación, en el sentido de que una selectiva exposición a las realidades más duras mejora la condición de los consumidores. Espero que en esta ocasión sepas comprender también que puedes confiar en mí. Repito: no existe el menor indicio de que mi hijo haya ido a reunirse con los Negros. En realidad, tengo buenos motivos para creer que no tardará en regresar, superadas definitivamente todas las discrepancias. Pero necesito un poco de tiempo. Un Boletín de Personas Desaparecidas empeoraría las cosas, de momento. Sé que mi esposa inició la demanda. Pero te agradecería que la retuvieras otras cuarenta y ocho horas. Cordiales saludos. Ray.
A: Stock, Ed-Ej, I.I. DE: Senter.
INCLUYE: Grabación de la entrevista con Antonia Cross, de 19 años, Diácono de Recepción, Jerusalem West.
P. (Espero en silencio que ella rompa el fuego.)
R. Antes de empezar, creo oportuno aclarar unas cuantas cosas. Nos ahorrará tiempo y disgustos, a la larga. En primer lugar, a pesar de lo que su revista y otras puedan haber dicho en el pasado, nosotros no hacemos proselitismo. Nunca. De modo que no utilice esa palabra, por favor. Nosotros sólo tratamos de vivir nuestro Don... y si otras personas se sienten atraídas hacia nosotros, es obra del Padre y de la Madre, no nuestra. Nosotros no tenemos que predicar. Cuando alguien está sumergido hasta el cuello en la suciedad no necesita un predicador para que le diga que huele mal. Lo único que necesita oír es que en alguna parte existe un lugar más limpio. En segundo término, nosotros no impedimos a nadie que se marche, a pesar de los rumores en sentido contrario. En los últimos cuatro años hemos tenido exactamente tres apóstatas. Descubrieron que sus ruedas no eran nuestras ruedas y se marcharon.
P. Deme sus nombres.
R. No existe ninguna ley que nos obligue a descubrir los nombres de los renegados. Búsquelos usted. Supongo que no le resultará difícil localizarlos.
P. Creo que sobrevalora el poder de la prensa.
R. Entre los Shakers, la falsa modestia no se considera una virtud.
P. Ha mencionado usted tres apóstatas. ¿Cuántos solicitantes son rechazados antes de hacer los votos definitivos?
JR. El porcentaje exacto no se puede fijar. Algunos solicitantes son más serios que otros. No existe ningún misterio en nuestros procedimientos de recepción. Habrá oído usted la expresión «Shakers Domingueros». Cualquiera puede adquirir el hábito y bailar y cantar y conservarse puro durante un par de días. Me han dicho que incluso se considera como un «reactivo». Nosotros nos aseguramos de que los que vienen a nosotros conozcan la diferencia entre un fin de semana y toda una vida. Explicamos el Don, el Credo, los Artículos de Fe. Luego les preguntamos por qué han venido a nosotros. Les sometemos a un interrogatorio exhaustivo. Al final, si insisten en quedarse, les enviamos a la Reunión Preparatoria, donde permanecen hasta que una Familia se muestra dispuesta a aceptarlos.
P. ¿Cuál es la duración de una Reunión Preparatoria?
R. Depende. Puede durar unos días, o unas semanas. O más tiempo.
P. Durante ese tiempo, ¿se les considera como Shakers de hecho y derecho?
R. El momento de la Inducción es un fenómeno espiritual, no temporal.
P. Pero ustedes informan a las autoridades únicamente después de que un novicio ha sido aceptado en una Familia...
R. Cumplimos estrictamente lo que preceptúa la ley.
P. ¿Y si el novicio es menor de edad y miente al declararla? ¿Realizan ustedes una comprobación rutinaria DNA?
R. Cumplimos lo que ordena la ley.
P. Pero un novicio en una Reunión Preparatoria no es un Shaker, de modo que no están obligados a informar acerca de su presencia, ¿no es cierto?
R. En cuatro años, se han formulado contra nosotros nueve denuncias, exactamente. Ninguna de ellas ha prosperado.
P. Entonces, ¿retrasan ustedes la aceptación del neófito hasta que pueden averiguar su identidad?
R. No he dicho eso. Nosotros creemos en el derecho de toda persona a rehacer su personalidad. Y los caminos del Padre y la Madre superan a veces nuestras posibilidades de comprensión.
P. Dice usted que no hacen proselitismo. Pero, ¿acaso sus grabaciones no son una forma de predicación? ¿No obtienen la mayoría de neófitos gracias a las grabaciones?
R. El mundo —el mundo de usted— es sucio. De arriba a abajo. De modo que nos mantenemos tan lejos de él como podemos. Pero tenemos que comer. Así que vendemos nuestras grabaciones y nuestras bicishakers. Existe un riesgo previsto de contaminación. Pero es un arma de dos filos. El mundo puede ser contaminado por la pureza. Eso es conocido como Salvación.
P. ¿Dónde se celebra la Reunión Preparatoria de Jerusalem West?
R. Las Reuniones Preparatorias son privadas. Para proteger a todos los afectados.
P. ¿Quiere usted decir que son secretas? ¿No hay algo en esas reuniones que no quieren que el público sepa?
R. Si el público ignora la vida del espíritu, no es culpa nuestra.
P. Algunas personas creen que sus neófitos son «preparados» con drogas o electro-condicionamiento.
R. Algunas personas creen que la comida Shaker está llena de salitre. ¿Va usted a publicar eso, también?
P. Han sido acusados ustedes de practicar lavados de cerebro. Es una grave acusación. Y a menos de que obtenga más colaboración de la que me han prestado hasta ahora, tendré que suponer que tienen algo que ocultar.
R. Nadie le dijo a usted que gozaría de libertad para verlo todo. Tiene que aceptar nuestra... orientación en aquellas materias que afecten a la religión.
P. Permítame que la oriente yo un poco, Miss Cross. Tienen ustedes ya demasiados enemigos en ese sucio mundo que tanto desprecian: un relato objetivo podría limar muchas aristas.
R. ¿El poder de la Prensa? Correremos el riesgo.
P, ¿Qué harán ustedes si interviene la policía?
R. La muerte no nos asusta. Y las autoridades del Control no se atreverán a encarcelarnos, porque saben que sería peor el remedio que la enfermedad.
P. Miss Cross...
R. Aquí no utilizamos tratamientos. Me llamo Antonia.
P. Es usted una joven inteligente. Preferiría trabajar con usted que contra usted. ¿Por qué no tratamos de encontrar un término medio? En mi calidad de periodista, mi preocupación esencial es la naturaleza humana: lo que le ocurre a un joven neófito en el proceso de convertirse en un Shaker de hecho y de derecho. Ustedes no me permiten asistir a una Reunión Preparatoria para que lo vea con mis propios ojos. De acuerdo, tendrán sus motivos, y yo los respeto. Pero le pido que respeten los míos. Si pudiera hojear sus archivos de Recepción —bastarán los datos de las dos o tres últimas semanas—, podría hacerme una idea del material humano que reciben ustedes. Puede usted eliminar los nombres, desde luego.
R. Tal vez podamos facilitarle un resumen estadístico.
P. No quiero estadísticas. Quiero ver sus fotografías, oír sus voces... Ha dicho usted que en la primera entrevista les sometían a un interrogatorio exhaustivo. Eso es lo que necesito: sus respuestas, la diferencia entre los que persisten en su deseo y los que renuncian.
R. ¿Cómo podemos saber que no está buscando algo de naturaleza personal... para crearnos problemas?
P. Por el amor de Dios, soy uno de los periodistas más conocidos de la Federación. ¿No me concederá usted el beneficio de la duda?
R. Invoca usted a una Deidad que no significa nada para usted.
P. Lo siento.
R. Lo único que puedo hacer es transmitir su petición a la Octava. Cualquier decisión de ese tipo tiene que tomarse en una Reunión Plenaria.
P. ¿Cuánto tardará en celebrarse?
R. La Octava se reunirá mañana, antes del Servicio Nocturno.
P. De acuerdo. Puedo esperar hasta entonces. Supongo que debo disculparme por lo brusco de mi lenguaje...
R. Todos tenemos nuestro Don.
—CONTINUARA —
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INCLUYE: Primer resumen sobre el Renacer Shaker. 3 de julio.
No se ha puesto en claro si los ocho dieciañeros —seis chicos y dos muchachas— que en la primavera de 1991 decidieron formar una orquesta de jag-rock llamada Los Shakers conocían el significado religioso del nombre. Según un artículo publicado en aquellas fechas por la revista Riff, los ocho jovenzuelos pensaban únicamente en un número de rock-and-roll clásico, que llevaba el sugestivo título de Shake, Rattle and Roll. Por otra parte, existen pruebas de que Harry G. estaba interesado en la astrología, la quiromancia y otras formas de ocultismo moderno, antes incluso de abandonar su hogar, a la edad de quince años. Harry G. nació el 18 de diciembre de 1974 en Schoodic, Maine. Se llamaba Harry Guardino y era hijo de una tercera generación de pescadores de langostas.
A los quince años, se marchó a Nueva York y poco después abrió una taberna en el sótano de un edificio del West Side. El local se convirtió en centro de reunión de los vagabundos que pasaban por la ciudad. No poseemos datos fidedignos acerca de aquella época. Los rumores de que Harry G. perteneció a una célula de Dinamiteros parecen ser infundados. Pero se sabe que en la primavera de 1991 un grupo de vagabundos se reunió en la taberna de Harry G. para discutir su futuro. Dio la casualidad de que aquellos ocho jóvenes, procedentes de todos los rincones de la Federación, compartían una gran afición al jag-rock y sabían tocar algún instrumento. Y así nacieron los Shakers, un conjunto musical más.
Crearse una reputación en el mercado del jag-rock nunca ha sido fácil. Durante los dos meses siguientes, los Shakers vivieron a salto de mata, tocando en centros de consumo, en escuelas y en locales no demasiado exigentes. Viajaban en un Chevrolet de segunda mano, que funcionaba gracias a los heroicos esfuerzos del especialista en electrónica del conjunto, Richard Fitzgerald (que más tarde, como Richard F., ayudó a diseñar la versión mejorada del turbo-adaptador que constituye la base del bicishaker actual).
La noche del primero de junio el conjunto llegó a Hancock, Massachusetts, donde tenía que actuar en el baile de fin de curso de la Escuela Modular Grady L. Parker. Hacía tres días que no habían actuado y sus recursos financieros se estaban agotando. Desde el primer momento, los ocho habían ido juntos a todas partes y lo habían hecho todo en comunidad. Incluso insistieron en dormir juntos en una sola habitación, diciendo que las «vibraciones nocivas» provocadas por su separación durante la noche podían afectar desfavorablemente a su música. Resultó que en Hancock había una sola fonda, y en ella no disponían de una habitación suficientemente amplia, de modo que tras largas negociaciones el director de la Escuela Modular les preparó una especie de «campamento» en el edificio del Museo Shaker local, que albergaba los recuerdos de una comunidad Shaker que había vivido allí en 1790. Divertidos, pero no impresionados por la coincidencia de nombres, se dispusieron a pasar la noche allí. Lo que ocurrió entre la medianoche y el amanecer en aquel vetusto edificio no se sabrá nunca. Sin embargo, según el testimonio Shaker, el espíritu de la Madre Ann, la santa fundadora de la secta original, tocó los Dones de los ocho y en una visión del futuro —que Amelia D. dijo más tarde que había sido «tan clara y brillante como un hológrafo»—, les reveló por qué habían sido elegidos: había llegado el momento del renacer multitudinario de las creencias y prácticas Shaker. Los ocho jóvenes despertaron al mismo tiempo, compararon sus visiones, descubrieron que eran idénticas y lloraron juntos de alegría. Pasaron el resto del día rezando y haciendo planes. Su primera decisión fue la de actuar, tal como estaba previsto, en el baile de fin de curso de la Escuela Modular.
«Decidimos continuar haciendo lo que habíamos hecho hasta entonces... sólo que mucho mejor —explicó más tarde Amelia D.—. Supongo que necesitábamos el dinero.»
Por lo que sea, el conjunto mejoró extraordinariamente desde el punto de vista musical. Su música despertaba sensaciones completamente nuevas... o al menos eso opinaron los excitados alumnos de la Escuela Modular. En plena actuación, y sin premeditación alguna por su parte, corno él mismo confesó más tarde, Harry Guardino se puso en pie y anunció la nueva revelación Shaker, incluyendo el Credo de los Creyentes (los Cuatro Noes) y una versión abreviada de los Artículos de Fe de la Sociedad Unida de Creyentes: «Todas las cosas deben ser conservadas limpias y en perfecto orden», «Diversidad en la Uniformidad» y «Trabajar es Jugar». Según el periódico de Hancock, diecisiete miembros del último curso se marcharon al día siguiente del pueblo con los Shakers, en tres automóviles que tomaron «prestados» a sus padres y que más tarde devolvieron. Arrastrados por un Don de Viajar, el pequeño grupo de peregrinos recaló en un tranquilo rincón del Estado de Nueva York conocido ahora como Jerusalem West —la Jerusalén Occidental—, compraron unos terrenos —gracias a los donativos de unos benefactores anónimos— e iniciaron su extraño experimento de un comunismo monástico y ascético.
Las verdaderas conexiones históricas entre los Antiguos Shakers y los Nuevos Shakers siguen siendo tema de especulación. No se ha puesto en claro, por ejemplo, si Harry G. y sus socios tuvieron acceso al material documental que se exhibía en el Museo de Hancock. No cabe duda de que el Primer Artículo de Fe del Renacer Shaker es copia literal de la primera parte de un antiguo lema Shaker. Pero en su aplicación a nuestra época se le ha dado un significado sutilmente distinto. Y aunque muchas creencias y prácticas de los Nuevos Shakers coinciden con las líneas maestras del shakerismo tradicional, las adaptaciones son completamente libres y a veces sumamente caprichosas. En conjunto, el Renacer Shaker parece ser un producto de nuestra propia época. Algunos eminentes evolucionistas lo consideran incluso como una parte del proceso natural de eliminación de aquellos individuos incapaces de convertirse en miembros plenamente consumidores de la Sociedad de la Abundancia. Arguyen que el shakerismo representa una indudable mejora, comparándolo con el culto juvenil de los Dinamiteros que tuvieron que ser eliminados en la primera época de la Federación.
Pero hay otros observadores que son menos optimistas al respecto. Señalan especialmente los problemas jurídicos que plantean los esfuerzos de los Shakers para un proselitismo en gran escala. La Enmienda Vigesimoséptima de la Constitución Federal garantiza el derecho de todos los ciudadanos blancos de más de quince años al libre disfrute de sus propios sentidos, siempre que tal disfrute no sea un obstáculo para el goce sensual a que tienen derecho los otros ciudadanos. Pero, ¿cuál es la situación legal de las instituciones que imponen semejantes represiones? ¿Hasta qué punto está atado un neófito por el juramento de obediencia al Credo de los Creyentes? Supongamos que dos Shaker se sienten atraídos físicamente y deciden consumar el acto sexual. ¿Tiene derecho la Sociedad Unida de Creyentes a colocar obstáculos entre ellos? Ésas son preguntas vitales que las autoridades del Control tendrán que contestar. Pero en Washington hay personajes influyentes que interpretan la Enmienda Vigesimoséptima como una obligación del gobierno no sólo de proteger el derecho del individuo al placer sensual, sino también de ayudar a fomentarlo al máximo. Y a los ojos de esos construccionistas, los Shakers pisan un terreno movedizo.
—CONTINUARA —
A: Stock, Ed-Ej., I.I. DE: Senter.
(AVISO: GRABACIÓN MUY CONFIDENCIAL. NO DEBE SER PUBLICADA).
Primera voz. ¿Bruce? ¿Eres tú?
Segunda voz. Soy yo.
P. V. ¡Por el amor de Dios, entra! Cierra la puerta. ¡Dios mío! Creí que estabas encerrado en aquella Reunión Preparatoria. Creí...
S. V. Esto no es una cárcel. Cuando me enteré de que estabas merodeando por los alrededores del pueblo, supe que tenía que hablar contigo.
P. V. Entonces, ¿has cambiado de idea?
S. V. No lo creas. Sólo quería asegurarme de que no irás por ahí contando mentiras.
P. V. ¿Saben ellos que estás aquí?
S. V. Nadie me ha seguido, si te refieres a eso. Nadie sabe quién soy. He rehecho mi personalidad, como decimos nosotros.
P. V. Pero, lo averiguarán. No son tontos. No tardarán en descubrirlo... si es que no lo han descubierto ya.
S. V. No comprueban nada. Eso es otra mentira. Y, de todos modos, pienso decírselo yo mismo después de la Inducción.
P. V. Bruce... aún estás a tiempo. Queremos que vuelvas a casa.
S. V. Puedes decirle a Arlene que su niño está sano y salvo. ¿Cómo está ella? ¿Absorta en sus propios asuntos, como de costumbre?
P. V. Está destrozada por tu escapatoria.
S. V. ¿Por qué? ¿Teme que le corten el crédito por haber dejado escapar de la jaula a otro consumidor en potencia?
P. V. No te hubieras arriesgado a venir si no tuvieras dudas. No cometas una terrible equivocación.
S. V. He venido a verte porque sé lo hábil que eres para desvirtuar las palabras de otras personas. ¿Estás grabando esto?
P. V. Sí.
S. V. Bien. Te lo pido sin rodeos: déjanos en paz, por favor.
P. V. ¿Sabes que están condicionando tu mente?
S. V. No sabes lo que dices.
P. V. Ven a casa conmigo.
S. V. Estoy en casa.
P. V. No has visto lo suficiente del mundo como para volverle la espalda.
S. V. Te he visto a ti, y he visto a Arlene.
P. V. ¿Tan horrible es nuestra vida?
S. V. Lo que Arlene y tú tenéis no es vida. Es el Sueño Americano Hecho Realidad. Estás desesperado y ni siquiera lo sabes. Esto es lo peor.
P. V. Repites los slogans como si creyeras en ellos.
S. V. ¿Qué te hace pensar que no creo en ellos?
P. V. Eres carne de mi carne y sangre de mi sangre. Te conozco.
S. V. No me conoces. En absoluto.
P. V. Mira, también yo sé lo que es la rebeldía. Cuando era joven también me sentí rebelde. Es algo saludable, natural... La acepto, pero no a dosis excesivas. Y tú eres demasiado listo para quedar atrapado en un agujero como éste.
S. V. Se trata de mi propia vida, ¿no? Dentro de una hora y diez minutos, exactamente, seré libre, blanco y con quince años cumplidos: el Día de la Independencia, ¿no es cierto? Un hermoso día para cumplir años: es lo mejor que Arlene y tú habéis hecho por mí.
P. V. Bruce, queremos que vuelvas. Cualquier cosa que desees, no tienes más que decirlo y, si está a mi alcance, la tendrás. Mis amigos me ayudarán.
S. V. No quiero nada de ti. Somos ajenos el uno al otro, ¿no puedes entenderlo? Lo único que ahora tenemos en común es esto: (SONIDO DE UNA PESADA RESPIRACIÓN). Y si quieres que lo devuelva, puedes tomarlo. Bastará con que tapes mi boca y mi nariz con la mano y la mantengas ahí durante cinco minutos.
P. V. ¿Cómo puedes bromear con esas cosas?
S. V. ¿Por qué no? ¿No te has enterado? Sólo hay dos salidas para mi generación: los Shakers o el Ghetto.
P. V. Te advierto que el país no tardará en agotar su paciencia. Va a haber jaleo... y no quiero que estés aquí cuan do empiece.
S. V. ¿Qué van a hacer los viejos? ¿Terminar con nosotros?
P. V. (Palabras ininteligibles.)
S. V. Hablas de rebeldía como si supieras algo de ella porque en otra época luciste un emblema y paseaste una pancarta.
P. V. Nosotros hemos cambiado la historia.
S. V. Vosotros no habéis cambiado nada. Habéis sido tragados, como lo fueron los Dinamiteros. Con la única diferencia de que a vosotros os han comido vivos.
P. V. Bruce...
S. V. ¿Puedes forzar un poco la materia gris e imaginar lo que sería la verdadera rebelión? No un coro más de «Dame, dame, dame», sino la negación absoluta de todo lo anterior... ¡Los Cuatro Noes fundidos en Un Gran No!
P. V. Bruce, haremos un trato...
S. V. Hasta ahora, nadie los había fundido en uno. No espero que lo comprendas. Incluso aquí, mucha gente ignora lo que está ocurriendo. ¡Expiación! En esto consiste la rebelión. ¡Los jóvenes pagando por los pecados de sus padres! Pero los jóvenes están siempre tan hambrientos de vida, que se distraen antes de haber podido terminar la tarea. Recuerda a todos los pobres y desdichados rebeldes a lo largo de la historia: cuando se han hecho demasiado grandes para ser aplastados, los viejos han sabido sobornarlos. El palo o la zanahoria, y luego, todo igual que siempre. En este sentido, vuestra generación ha sido la peor de todas. Y lo más cómico es que vosotros creéis de veras haber ganado. De modo que ahora no tenéis ninguna zanahoria para ofrecernos, porque ya la habéis compartido con nosotros... antes de que nos hiciéramos mayores. Y ahora somos lo bastante fuertes como para reírnos de vuestros palos... Por eso el mundo va a descubrir por primera vez lo que es la rebelión total.
P. V. Pensaba que no creíais en la violencia y en el odio...
S. V. ¡Oh! Nuestra fuerza no es de este mundo. Puedes olvidar todas las grabaciones, las bicicletas y las danzas: lo que hay que eliminar es la impureza. Si quieres ver el cuadro exacto, sólo tienes que imaginarnos formados en círculo, con las cabezas inclinadas, rezando, conteniendo la respiración y desapareciendo uno a uno. ¿No es un hermoso final para este mundo? Sin estrépito, sin convulsiones... con un largo y silencioso Amén.
A: Stock, Ed-Ej, I.I. DE: Senter.
INCLUYE: Nuevo primer anuncio en «Shaker Revival» (cancelar anterior transmisión; nuevas directrices en camino).
JERUSALEM WEST, N.Y., 4 de julio. Uno de los primeros críticos del shakerismo, que había pertenecido a la secta por espacio de diez meses, escribió este profético elogio de sus antiguos correligionarios en el año 1782: «Cuando consideramos el estado infantil del poder civil en América desde que empezó la Revolución, cada infracción de los derechos naturales del hombre, cada esfuerzo por minar nuestra constitución original, en el orden civil o en el eclesiástico, socava los cimientos de la Independencia».
Aquel invierno, la fundadora de los Shakers, Madre Ann, fue raptada por una pandilla de vigilantes de Pettersham, Massachussetts. Según un relato de la época, los vigilantes deseaban «comprobar si era mujer o no». Otros dirigentes de la secta fueron atados a la cola de un caballo, encarcelados, emplumados y expulsados de todos los pueblos de Nueva Inglaterra. Aquellas terribles persecuciones, que se prolongaron con el siglo, fueron la consecuencia casi inevitable de un choque entre las doctrinas inflexibles, rígidas e inhumanas de los Shakers y la mentalidad pragmática, democrática y con visión del futuro de una nación nueva, que un día se resumiría en el orgulloso slogan: El Sistema de Vida Americano.
En la actualidad, el conflicto no es menos agudo. Hasta ahora, los Nuevos Shakers han gozado del beneficio de la duda, como cualquier otro grupo inofensivo. Pero existen pruebas de que el estado de ánimo del país está cambiando... y con mucha rapidez. Eminentes educadores y figuras políticas, eclesiásticos respetables y destacados representantes de los consumidores, no se recatan en denunciar los nocivos efectos de este nuevo fanatismo sobre el país, en su conjunto. Desde las virulentas campañas contra los Dinamiteros emprendidas a finales de los años setenta, no había vuelto a producirse un movimiento destinado a galvanizar la opinión pública de tanta intensidad como el actual. Y un coro de padres apenados ha empezado a hacerse oír... como las lamentaciones de Raquel en el desierto.
Enfrentadas con las crecientes tensiones de la situación internacional, y con el problema sin resolver de los Ghettos, algunas autoridades del Control han empezado a hablar de nuevas restricciones aplicables a todas las sectas monásticas, que no están destinadas a coartar la libertad religiosa, sino que representan un esfuerzo para defender las garantías constitucionales de libre expresión y consumo. Algunos opinan que si el gobierno no toma medidas severas e inmediatas, resultará cada vez más difícil evitar que los padres enfurecidos —y otros legítimamente perjudicados— se tomen la justicia por su mano.
—CONTINUARA —