24

Cole supo que pasaba algo en cuanto llegamos al piso. Como yo insistía en que no era nada, se cabreó. Lo supe porque me dijo a la cara que eso le cabreaba. Yo contraataqué con un sermón sobre palabrotas, lo cual, según me informó, le cabreó más aún, de modo que cuando estuve ya vestida para la fiesta, estaba furiosa con Cam por ser un tarado mental desconsiderado, aterrada solo de pensar que estaba afrontando el final de mi relación y molesta porque mi hermanito se hubiera ido para quedarse a dormir en casa de Jamie sin decirme adiós.

Vamos, que tenía el espíritu festivo.

Mi abatimiento no disminuyó nada cuando me apresuré al piso de Cam para recogerle y él apenas reparó en mi vestido. El vestido que le había parecido excitante… antes del encuentro con Blair… hasta el punto de violarme en un probador público.

Noté que la ansiedad me oprimía el pecho mientras él permanecía en silencio durante el trayecto en taxi con Olivia y el tío Mick. Incluso Olivia lo comentó y le preguntó si se encontraba bien.

Cam decía una y otra vez que sí, aunque todos (ya todos) sabíamos que había entrado en un bucle tras la llegada de su ex novia, también conocida como la única mujer a la que había amado.

Llegamos al piso de Joss y Braden de Dublin Street y nos encontramos con la fiesta en todo su apogeo. Hannah y Declan se quedaban a pasar la noche con unos amigos, de modo que Elodie y Clark podían quedarse todo el rato que quisieran. Elodie ya estaba totalmente pedo, y la Elodie pedo era solo una versión corregida y aumentada de la Elodie sobria. No paraba de moverse entre los invitados preguntándoles si querían más bebida, y cuando estos decían que sí, procedía a llenar las copas hasta los bordes con un excéntrico «¡yepa!».

Cam, Olivia y yo nos instalamos en un rincón con Adam y Ellie. Yo intenté mantenerme en la conversación y procuré dar la impresión de que no pasaba nada, riéndome con los otros cuando Adam señalaba la creciente tensión en la cara de Joss al verse obligada a mezclarse con unos y otros. En un momento dado la vimos tratando de retirar la mano que daba a una de las compañeras de trabajo de Braden mientras miraba el anillo de compromiso. Joss tiró educadamente de la mano varias veces, y al ver que no lograba su propósito, dio un manotazo a la mano de la otra para soltarse y acto seguido sonrió con gracia como si no hubiera pasado nada, con lo que Braden acabó desternillándose de risa mientras ella se excusaba.

Estábamos riéndonos todos, y me volví hacia Cam para compartir una sonrisa con él, pero me encontré con que tenía la cabeza inclinada sobre el móvil.

—¿Estás bien? —pregunté, bajando la vista al mensaje de texto que él estaba escribiendo y sintiendo otra vez aquella horrible presión en el pecho.

Cam alzó la vista y esbozó apenas una sonrisa.

—Sí, ¿y tú?

—También. ¿A quién escribes?

—A Blair. Quería mi dirección.

—Hemmm… —Asentí esperando que no se me notara la furia en los ojos. Me volví maldiciéndolo con toda el alma.

Has ido a una fiesta de compromiso de mi amiga como puñetera pareja mía y estas aquí sin prestar atención a nada y nadie, tecleando el puto móvil, hablando con una ex novia de la que comentaste tranquilamente que habías estado enamorado, y esperas que esto no me reviente, maldito cerdo, eres

—Entonces, ¿te gusta el nuevo empleo, Jo? —me preguntó Adam, interrumpiendo la diatriba contra mi novio.

—Ah, bien.

Adam esperaba más de mí, pero yo no era capaz de hacer funcionar el cerebro. Me hervía la sangre de rabia, me dolía el pecho, y mis pensamientos tristes monopolizaban el espacio de la cabeza. Al comprender que no iba a sacarme nada más, Adam entabló conversación con Olivia y yo pasé por alto las miradas de inquietud que me lanzaba Ellie una y otra vez.

Eché un vistazo al salón con el deseo de huir sin más, encerrarme en el baño y llorar. Pero teniendo en cuenta que en realidad Cam no había hecho nada malo, iba a ser algo demasiado melodramático. Me sentía así debido a mis inseguridades, ¿vale?

Intercepté la mirada del tío Mick, en el otro extremo, y sonreí. Él hizo una mueca irónica y volvió la atención a Clark. Pese a que los dos hombres eran muy diferentes, erudito uno, trabajador manual el otro, parecían llevarse extraordinariamente bien. Esto me alegró. Había sido todo un detalle que Joss y Braden hubieran invitado a Mick y Olivia, pero lo cierto es que antes yo había temido que se sintieran desubicados.

Al final resultaba que lo único desubicado era yo.

Escuché a medias a Ellie entablar conversación con Cam. Aunque él le contaba el nuevo proyecto para el que estaba haciendo el diseño gráfico, una chocolatería independiente que se iba a abrir en Edimburgo, yo notaba la falta de entusiasmo en su voz. Lo conocía muy bien. Sabía que esa noche Cam tenía la cabeza en otra parte.

¿Eran mis inseguridades las que me decían que pensaba en Blair? ¿O eran mis instintos?

Necesitaba la opinión de una pareja franca, sincera y directa.

Me abrí paso en el abarrotado salón y no vi a Joss y Braden en ninguna parte. Me excusé y me encaminé al vacío pasillo y luego miré en la cocina, donde se había congregado un cierto número de personas. Ahí tampoco estaban. Eché un vistazo en las habitaciones. Vacías todas.

Pensé que a lo mejor habían salido a tomar el aire y me dirigí a la puerta, y fue entonces cuando oí la risita profunda, estruendosa.

Me detuve y mis cejas se subieron a lo alto cuando me volví hacia la puerta del baño.

No.

No era posible.

¿Era posible?

—Oh, espera, creo que me ha dado calambre en la pierna. —Joss soltó un bufido y luego una risita entre dientes. No me la imaginaba capaz de hacer eso.

—¿Cómo se te ha acalambrado? —susurró Braden.

—Bueno, no sé si sabías eso de mí, nene, pero mi cuerpo no es ningún pretzel.

Me quedé boquiabierta y ahogué una risa con la mano a mi pesar. ¿En qué posición la había penetrado él?

—¿Te doy un masaje?

Hubo unos instantes de silencio y luego:

—… Oh, sí, aquí —gimió ella.

—Joder —resopló Braden—. Me encenderás otra vez.

—¿En serio? —dijo ella, incrédula—. Si solo he gemido.

—Es todo lo que hace falta, nena.

Joss volvió a reír entre dientes. Llegué a la conclusión de que era un sonido agradable.

Y de pronto caí en la cuenta de que estaba escuchando furtivamente su sexo en el baño en su puñetera fiesta de compromiso. Llamé a la puerta.

—Eh, ¡un minuto! —gritó Joss.

—Soy yo —dije en voz no muy alta—. ¿Aún no estás presentable?

—Esto… aún no. Espera. —Oí un susurro de ropas y luego un amortiguado «uf» antes de que algo cayera al suelo con estrépito—. ¿Quieres matarme?

Braden se echó a reír.

—Eras tú la que querías follar en el cuarto de baño.

—Chis —siseó Joss—. Jo está fuera.

—Creo que ya sabe lo que estamos haciendo.

—Así es —dije amablemente.

Braden se rio.

Se abrió la puerta de golpe. Braden estaba de pie delante de mí, despeinado y con la camisa metida por dentro de los pantalones de cualquier manera. Joss saltaba sobre una pierna detrás, intentando ponerse un zapato. Tenía las mejillas coloradas y el moño francés de su pelo se había echado a perder.

—¿En serio? —dije mirando alrededor para asegurarme de que seguíamos solos—. ¿En el baño durante vuestra fiesta de compromiso?

Joss puso los ojos en blanco.

—¿Qué pasa? ¿Tú no lo has hecho nunca en ningún sitio indecente?

Me ruboricé al recordar lo indecente que había sido lo del probador esa misma mañana. Dios mío, parecía que hacía siglos.

Jodida Blair.

Braden me examinó y asintió con suficiencia dirigiéndose a Joss.

—Lo ha hecho en algún sitio indecente, seguro.

Joss sonrió y por fin se calzó el zapato y se estuvo quieta.

—Creo que tiene usted razón, señor Carmichael. Fíjese en ese precioso rubor de sus mejillas.

Suspiré impaciente tratando de disimular mi bochorno.

—No os buscaba para hablar de sexo indecente. —Pasé rozando a Braden y le indiqué que cerrara la puerta.

Braden levantó una ceja, pero obedeció.

—¿Va todo bien?

Procurando mantener controladas mis emociones, se lo conté todo. La historia de Cam y Blair, y ahora la súbita reaparición de ella y la inquietante reacción de Cam.

—¿Debo preocuparme? —Me mordí el labio pasando la mirada de uno a otro.

Joss miró a Braden.

—¿Qué piensas?

Braden le guiñó el ojo.

—Pienso que ahora mismo tengo bastante buen aspecto.

Joss le golpeó el brazo en nombre de las dos.

—Esto no nos sirve de nada, capullo petulante.

Braden soltó un gruñido sin abandonar su sonrisa chulesca, sonrisa que se desvaneció al volverse hacia mí y observar que en ese momento sus bromas no me hacían maldita gracia. Exhaló un suspiro y se le suavizó la mirada.

—No tienes nada de qué preocuparte, Jo.

Eran exactamente las palabras tranquilizadoras que estaba buscando, pero necesitaba más.

—¿En serio?

—Mira, Cameron simplemente se ha tropezado con una chica con la que tuvo una relación. Esto va a afectarle. Pero no significa que aún sienta algo por ella. Si Joss y yo estuviéramos dando un paseo y nos tropezáramos con mi ex, yo seguramente estaría un poco raro el resto del día, pero no porque siguiera enamorado de la bruja.

Arqueé las cejas preguntándome por la historia que había ahí. Lancé una mirada a Joss.

—Sin duda.

Joss acarició el brazo de Braden.

—Ella es una bruja.

Ahora suspiré yo.

—Entonces creéis que estoy precipitándome.

—Sí —dijeron los dos al unísono.

—De todos modos, déjame decir una cosa. —Joss meneó la cabeza en señal de decepción—. Cam demuestra tener una gran falta de intuición al no darse cuenta de que quedar para verse con su ex novia te iba a sentar como un tiro.

Braden bufó ante la falta de tacto de Cam.

—Totalmente de acuerdo.

Hice un ligero mohín.

—De acuerdo. —Puse mala cara—. Perdonad por veniros con esto en vuestra fiesta de compromiso. Ha sido algo más que egoísmo. ¡Dios santo! —Alcé los brazos—. ¡Esta relación está volviéndome esquizofrénica!

Joss me dedicó una sonrisa compasiva.

—Bienvenida al club.

***

Cuando regresé a la fiesta, me sorprendí al ver que Cam se había emborrachado. Increíblemente deprisa. Nunca bebía hasta ese punto, y a medida que transcurría la noche, lo poco que había hecho Braden para tranquilizarme quedó anulado por el estado en el que Cam terminó. Mick tuvo que ayudarme a meterlo en un taxi y a subirlo al piso. Di las buenas noches a Mick y Olivia, desnudé a Cam, le dejé un vaso y una aspirina en la mesilla, y me quedé a su lado un rato para asegurarme de que estaba bien.

Me era imposible dormir.

Me sentía como si estuviese en la azotea del edificio más alto del mundo, mirando todo lo que este me ofrecía, esperando que una ráfaga de viento me echara abajo y me quitara el mejor panorama que hubiera contemplado jamás.

Giré la cabeza en la almohada para observar a Cam durmiendo y pensé que en parte lo odiaba un poco. Lo odiaba por hacer que yo le amara tanto y hacerme sentir esa horrible incertidumbre. Me había pasado toda mi vida adulta dependiendo de los hombres para conseguir seguridad económica, y ahora había renunciado a esta por Cam. Creía estar haciéndolo por las razones correctas, pero me daba la impresión de que cambiar seguridad económica por seguridad emocional era un riesgo que no salía a cuenta.

Ya convencida de que el borracho gilipollas estaría bien, me levanté de la cama y me calcé las botas.

Quizá debería intentar depender de mí misma durante un tiempo.