MARÍA
En aquel momento nos introdujimos en el organismo que iba a servirnos de vehículo. No hizo falta que Víctor explicara dónde estábamos; enseguida me di cuenta de que habíamos recalado en el cuerpo de Fran. Era fascinante, habíamos constituido una mente triple pero diferenciada, sin contar la de mi huésped amigó que se mantenía en un segundo plano, inmersa en un estado cercano al sueño. Víctor tomó al instante las riendas de la situación.
—No vas a continuar solo ahí adentro. Suéltala antes de que entremos, hazme caso —declaró Víctor en tono grave y sereno desde la garganta de Fran.
Pude constatar la sorpresa general cuando todos apreciaron que había perdido la entonación característica de su voz junto con el tic que hacía unos segundos presentaba en su ojo. La perplejidad se reflejó en el rostro de Iván, que aflojó un ápice su abrazo mortal a Sara, devolviéndole el aire a los pulmones.
—¿Quién eres tú? —preguntó con desconfianza.
—Pronto lo sabrás. Y no vengo solo —contestó Víctor.
—No, yo también estoy aquí. Ya me conoces, tú me enviaste a este lado —añadí, obligando a cambiar de registro a las cuerdas vocales de Fran, que comenzaron a vibrar con un matiz claramente femenino.
—Y yo, hombre malo —participó Alejandra, esta vez forzando al huésped a acoplarse al tono de una niña pequeña.
—¡Alejaos de mí o la mato! —amenazó Iván, aumentando la presión sobre el cuello de Sara, que se aferraba con fuerza al brazo acerado intentando zafarse del estrangulamiento.
—No luches más, vas a venir conmigo, he de acompañarte —dispuso Víctor en tono apaciguador.
—¡No! —le oí gritar.
Víctor entró en acción. Lo sentí volar hacia el cuerpo de Iván para apoderarse del intruso. Al desaparecer de nuestro lado supe que debía darme prisa. Alejandra y yo salimos de nuestro amigo y acompañé a la pequeña de vuelta hasta su sueño. Regresé a tiempo para observar de cerca cómo Iván, ya libre de El Otro, comenzaba a caer hacia atrás, sumergiéndose sin consciencia dentro del agua. Sara se escurrió de entre sus brazos hasta quedar sentada en el suelo, luchando entre toses por volver a respirar con normalidad.