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TERCERA PEREGRINACIÓN A LA TUMBA DE ERWIN

(1775)

Tercera peregrinación a la tumba de Erwin en julio de 1775[58]

Preparación

ESTOY DE NUEVO ante tu tumba, santo Erwin, y ante el monumento a tu vida eterna situado sobre tu tumba. Siento, gracias a Dios, que me sigue conmoviendo, como me conmovió en su momento, lo grande. Y ¡oh maravilla! me emociona lo verdadero de manera más singular y exclusiva que antes[59]. Por aquel entonces, con devoción infantil, a menudo me esforzaba en alabar aquello que no me despertaba ningún sentimiento y, engañándome y lleno de buenas intenciones, revestía de honores objetos exentos de fuerza y verdad. Cuánta niebla se ha disipado ante mis ojos y, sin embargo, sigues estando en mi corazón, amor que todo aviva. Tú habitas junto a la verdad, a pesar de que digan que rehuyes la luz y buscas lo difuso.

Oración

Tú eres uno y estás vivo, has sido procreado y te has desarrollado, no te han compuesto y remendado. Ante ti, como ante las espumosas cataratas del poderoso Rin, como ante la brillante corona de las eternas montañas nevadas, como ante la vista del lago que serenamente se expande y como ante tus acantilados de nubes y tus valles desiertos, gris Gotthard[60], como ante un gran pensamiento creativo, en el alma se agita aquello que en ella es también poder de creación. El alma balbuce haciendo poesía, garabatea en el papel para loar al creador, a la vida eterna, al sentimiento inaprehensible e inagotable de lo que es, fue y será.

Primera estación[61]

Quiero escribir porque me hace bien, y siempre que he escrito le hice bien a otros si les corrió la sangre por las venas y si sus ojos se humedecieron. Espero, amigos míos, que os venga tan bien como a mí cuando tomo el aire que llega a esta azotea situada sobre los tejados de la ciudad distorsionada por la luz de la mañana.

Segunda estación

Ahora estoy mucho más alto y en el aire, mirando hacia abajo, mirando ya la magnífica llanura, más allá de mi tierra y mi amada[62] y sin embargo sintiendo la plenitud del momento presente.

En una ocasión publiqué un artículo que parecía escrito con menos sentimiento del que contenía. Éste fue leído por unos pocos que no lo entendieron a pesar de que unos cuantos buenos espíritus vieron destellos de algo que les producía una felicidad inexplicable. Era extraordinario hablar de forma enigmática de un monumento, ocultar los hechos mediante acertijos y hacer poesía acerca de las proporciones. Ahora no me encuentro mejor. Que sea mi destino como el tuyo, torre que apuntas al cielo, y como el tuyo, vasto mundo de Dios. Los extranjeros de todas las naciones se quedan boquiabiertos ante nosotros y nos archivan en sus diminutas mentes.

Tercera estación

Si estuvierais conmigo, artistas creativos y conocedores llenos de sensibilidad a los que he encontrado tan frecuentemente en mis paseos. Al igual que si estuvierais conmigo los que no encontré, pero debéis de existir. Si estas páginas llegaran a vosotros, quizás fortalezcan vuestras manos contra la insípida e inagotable mediocridad; si llegáis hasta a este lugar, recordadme con afecto.

Para muchos el mundo es un conjunto de curiosidades, las imágenes nos embelesan y desaparecen; las impresiones permanecen sin relieve y sin conexión en el alma. Por eso ellos se dejan llevar con tal facilidad por el juicio de otro, dejan, complacidos, que sus impresiones sean ordenadas, modificadas y evaluadas de diversas maneras.

En este punto la llegada de Lenz[63] interrumpió la devoción por el artista; el sentimiento se transformó en conversación a través de las estaciones. Cada vez nos fuimos convenciendo más de que el poder creativo del artista es un sentimiento creciente de la proporción, la medida y el decoro y que sólo mediante éste puede ser producida una obra original, al igual que un poder individual de crecimiento produce otras creaciones.