Lucas, sus papelitos sueltos
El atado de cigarrillos sobre el escritorio, la vasta nube potencial del humo concentrada en sí misma, obligada a esperar en ese paralelepípedo cuyas aristas y ángulos constriñen una voluntad esférica, un interminable helecho de volutas.
O lo contrario, la niebla matinal desflecándose contra los techos de la ciudad, buscando torpemente concretarse en un ideal de rigor inmóvil, en el paquete que dura, que permanece sobre el escritorio.
*
Entonces miró largamente su mano, y cuando verdaderamente la vio, la aplastó contra sus ojos, allí donde la proximidad era la única posibilidad de un negro olvido.