Capítulo 40
Aurora evitaba llorar y que la rabia la
dominara porque sabía que no iba a controlarse y ya que lo tenía en
frente, era necesario acabar con todo ese pasado de una vez.
—Pero no el único —le refutó ella buscando
vengarse.
—Eso lo sé pero quien te hizo mujer fui yo,
yo desperté tu sexualidad, tu cuerpo se rindió al placer que le di.
Tu virginidad fue mía, yo te hice mujer y te tuve las veces que
quise, ¿de verdad me olvidaste?
—¡Ya cállate! —quiso irse y dejarlo pero él
volvió a detenerla.
—No Aurora, si me odias entonces golpéame
—la provocó—. Llora si quieres, hazlo pero no te vas a ir sin que
me escuches, si aún después sigues condenándome no me importa pero
al menos logré hablar contigo.
—No voy a llorar —sonrió con orgullo—. No te
daré el gusto, además tengo razones para ser feliz, soy feliz y tú
no tienes cabida en mi vida Greg.
—¿Feliz porque hiciste tu vida?
—Feliz porque vivo mi vida como la quiera,
tengo todo, tú… sólo eras algo para complementar pero
fallaste.
—No digas que me has olvidado.
—Sí lo hice, tú no significas nada.
—Demuéstramelo —la sujetó de los brazos e
intentó besarla.
—¡Nunca más! —lo bofeteó con fuerza, él
hombre retrocedió atontado sujetándose la quijada—. Nunca más
volveré a caer en tus malditas trampas, demuéstramelo,
demuéstramelo, ¡no tienes idea de cómo odié esa maldita palabra!
—le gritó furiosa.
—Aurora déjame redimirme, perdóname.
—Esa era tu treta, así caí como estúpida,
¡sólo tenía dieciséis! —Aurora prefirió que la rabia la cubriera y
tener el valor de soltar todo pero sin lágrimas al recordar—. Te
llenabas la boca diciendo que estabas enamorado de mí y que me
amabas, te ganaste la confianza de mis padres, sí me entregué a ti
¿y por qué? “Demuéstramelo Aurora” “Demuestra
que me amas” “Dame una prueba de tu amor” —lo remedó con sus
propias palabras—. ¿Y qué hice yo para no perderte y evitar que te
cansaras de una mojigata inexperta? Acceder a tu capricho, si es
cierto Greg, me hiciste mujer, fuiste el primero pero esa vez, esa
primera vez fue muy incómodo y te lo hice ver, me lastimaste en tu
desesperación de poseerme y sangré bastante, ¡prácticamente me
violaste cuando te pedía que pararas! ¿Y qué hiciste? Sólo
obedeciste a tu egoísmo, a tu lujuria por tenerme. Luego te
excusaste que era porque yo era hermosa y porque te había excitado
demasiado y que por eso ya no podías detenerte, mis lágrimas de esa
primera vez no te conmovieron Greg, tú te saciaste, yo no sentí
nada. Tu preámbulo sólo se quedó en eso nada más, no me excitaste
lo suficiente, no fuiste lo suficientemente hombre como para hacer
que yo sintiera un orgasmo esa primera vez, pero claro cómo saber
¿verdad? La tonta e ingenua era yo, las estúpidas clases de
educación sexual sólo eran eso, mi primera vez fue espantosa, nada
de lo que creí fue verdad y tú te encargaste de eso.
Greg bufó llevándose una mano a la cabeza,
el que le dijeran las cosas en su cara era algo que odiaba pero
reconocía que lo que Aurora le decía era la verdad, el poco hombre
en ese momento fue él.
—Pero después te compensé —se justificó—.
Otro en mi lugar sólo hubiera obtenido lo que quería y largarse,
eso hubiese sido engaño Aurora y yo seguí buscándote porque me
gustabas demasiado y el que haya sido el primero, lo que hizo fue
atarme más a ti en vez de alejarme. No niegues que te cortejé como
lo esperabas, no niegues que mis flores y todos los detalles que te
di hicieron que te conquistara y perdieras el miedo a volver a
intentarlo, porque yo quería sólo hacerlo contigo.
—Y volviste a lograrlo, volviste a hacer que
cayera en tus redes —apretó la quijada mirándolo con desprecio—.
Pero entiende que han pasado más de ocho años desde que te fuiste y
de mí ya no obtendrás nada más. ¿Quieres que te diga que disfruté
nuestros “encuentros”? —con sus dedos hizo las comillas en la
palabra de manera sarcástica—. Puede ser, no voy a negarlo, me
hiciste ver lo que eran las relaciones sexuales y puede ser que
hasta me hayan gustado “de vez en cuando” —aclaró con énfasis—.
Pero por momentos sentí que sólo me querías para eso, era como una
muñeca para usarla en el juego y nada más.
—No Aurora, no me digas eso.
—¿A esto viniste Greg? ¿Viniste a hacerme
recordar la peor época de mi vida? Nunca voy a entender porque Dios
te pone en el camino a cierta gente si lo único que van a hacer es
fregarte la existencia, ¿pruebas para hacerte crecer? Estoy harta
que esa sea la respuesta, no son más que malditas piedras que hay
que patear y mandarlas al demonio.
Greg miraba a Aurora sin poder creerlo, su
manera de ser y de hablar definitivamente cambiaron y no había nada
de la chica que logró cautivarlo diez años atrás. Su agresividad lo
desconcertaba y porque la escuchaba lo creía, esa no era su Aurora,
su chica ya no estaba. Ésta que tenía en frente era otra mujer, una
muy dispuesta a mandarlo a él mismo a arder en el infierno, si en
su poder estuviera lo posible por hacerlo.
—Yo regresé por ti Aurora —insistió—. Todo
este tiempo he pagado y me cansé.
—¿Pagado? No lo creo, escogiste tu vida
cuando te cansaste de mí, por fin me dejaste cuando te dio la gana
y te fuiste.
—Aurora sé que pude ser el causante de todas
tus lágrimas pero no te dejé porque quise, me obligaron, yo…
—Cometiste un error Greg, ¡me traicionaste!
¿Embarazaste a otra con la cual si te obligaron a cumplirle? —lo
miraba queriendo matarlo.
—Y por eso ya pagué.
—Y por eso también tuve la fuerza para
continuar con mi vida libre de tu influencia. No morí por tu
traición Greg, como puedes ver lo superé gracias a mi familia y a
mi propia determinación.
Era una joven tonta pero todo pasó y el
tiempo hizo lo suyo, te arranqué de mi vida para siempre y nunca
más volverás a tener acceso a ella.
—Lo constaté Aurora —la miró con una dura
expresión—. Constaté que seguiste adelante, hubiera deseado mil
veces embarazarte a ti y quedarme contigo pero no fue así, mientras
yo me condenaba al mismo infierno tú seguiste adelante, ¿y qué pasó
con… él?
—¿Qué? —lo miró sintiendo que los vellos del
cuerpo se le erizaban.
—Como era que se llamaba… —fingía olvido
tocándose la barbilla—. Ah sí, Gael o algo así ¿no?
Aurora tragó llevándose una mano al pecho,
por fin descubría que Greg la había vigilado todos esos años y
sintió terror.
—¿Sabes que murió verdad? —insistió
él.
La chica brincó tapándose la boca, sus ojos
se llenaron de lágrimas.
—¿Y por qué lloras? —se molestó—. Ese
resultó peor que yo.
Aurora no sabía cómo poner en orden sus
ideas, todo le daba vueltas en un momento, todo le pasaba muy
rápido.
—Aurora no te entiendo, ¿sabías que estaba
enfermo verdad? ¿Creíste que a estas alturas seguiría vivo con
semejante sentencia encima?
—¿Cómo supiste? —susurró.
—¿El qué?
—Todo, ¿cómo supiste que él y yo…? ¿Cómo
supiste que murió?
—Era obvio que él se iba a morir ¿o no? sólo
era cuestión de tiempo, fue hace cuatro años, en marzo del 2009.
¿Cómo pudiste revolcarte con ese? No entiendo cómo es que te
extraña su muerte si sabías que tarde o temprano le llegaría.
—Eso no te importa. —Aurora sentía una
extraña opresión en el pecho.
—¿Quieres saber cómo supe de ti? Porque
junto con un contrato pre-nupcial también obtuve dinero y poder,
¿crees que iba a sacrificarme de gratis? Iba a cumplir mis
veinticuatro y me ataron a un maldito matrimonio que arruinó mi
existencia volviéndola un verdadero infierno, pero aún así te tenía
en mi mente y corazón sabiendo que me odiabas por lo que hice. A
pesar de todo eras mi fuerza y rogaba que llegara el día en que
volviera para recuperarte enfrentándome a todos. Yo seguí cerca de
ti sin que lo supieras y me dolió darme cuenta que yo ya no era
nada para ti y más me dolió, saberte ya en brazos de otro pasado un
año y medio de nuestra separación. ¿Tan pronto olvidaste nuestros
dos años juntos?
—¡Tenía todo el derecho de rehacer mi vida!
Como ves no fuiste inolvidable.
—¿Y tenía que ser con ese? Te equivocaste
Aurora y no me digas que eso no te hirió más.
—¡Ya lárgate! —le dio un empujón para
abrirse paso ella.
—Te dije que no —la detuvo con fuerza del
brazo.
—¡Suéltame! —le dio un puñetazo en el
pecho.
—Anda golpéame, saca todo lo que te ahoga
—forcejeó con ella—. Termina de sacar todo incluso lo que ese
también te hizo sentir, libérate de una vez, grita, llora pero que
sea en mis brazos.
Aurora no dudó en hacerlo, necesitaba
agarrarlo como costal de boxeo y descargar todo su coraje, una
furia que ya no podía reprimir más porque sentía que se
ahogaba.
—Me engañaste, ¡me dejaste con el corazón
hecho pedazos! —Le gritaba al mismo tiempo que con ambos puños
cerrados golpeaba su pecho, si le daba en la nariz sería peor y él
no la detenía—. Embarazaste a otra estando conmigo, te casaste sin
que te importara el golpe de esa noticia sobre mí, ¡y ni siquiera
tuviste el valor de enfrentarme para decírmelo cara a cara!
—Comenzó a llorar de rabia al recordar todo su dolor—. Te burlaste
de mi Greg, ¡eres un maldito cobarde! me heriste de la peor manera,
yo nunca te importé, me hiciste creer que me amabas, que estabas
enamorado de mí, que podríamos tener un futuro juntos, mis padres
confiaron en ti —recordarlos a ellos fue más doloroso porque sentía
necesitarlos en ese momento, ya que poco después de eso fue que
murieron—. Tú mismo mandaste mis ilusiones y dos años de relación
al demonio, tú mismo me arruinaste la vida, maldito seas Greg, no
sabes cuánto te odio, te odio, ¡TE ODIO! —gritó furiosa con todas
sus fuerzas repitiendo la palabra para que a él le quedara
claro.
El hombre no se defendía ante los golpes en
su pecho que Aurora le daba, tragaba su enojo, una furia pero
contra él mismo por haber sido un cobarde que cometió un error.
Seriamente y con el mentón tenso dejó correr sus lágrimas, sabía
que la había perdido.
—Ya tuve una vida miserable por mi cobardía
y error —le confesó—. Arruiné tu vida y también la mía, soporté
también sus infidelidades incluyendo un hijo que no es mío, error
del cual me beneficio y por eso ya estoy en proceso de divorcio por
fin. Han sido más de ocho años de tortura que ya no soporto, fui el
hombre más infeliz sobre la tierra pero ahora seré libre Aurora y
por eso estoy aquí, tengo meses gozando mi parcial liberación y por
eso te busqué, gracias a la demanda seré libre para volver a
adorarte y cumplir todas las promesas que una vez te hice.
—¿Estás seguro? —inquirió calmándose aún con
los puños cerrados en su pecho.
—Sí mi amor, así será, te juro que esta vez
sí —susurró él mientras la estrechaba con alivio después de secarse
las lágrimas. Por fin la volvía a abrazar y eso le
satisfacía.
Aurora por un momento se quedó así, inmóvil,
llorando y sacando el resto de su sentir, se sentía cansada de
luchar y deseaba desahogarse por fin, sus lágrimas bañaron el pecho
de Greg que estaba gustoso de consolarla entre sus brazos. Le había
gritado por fin todo lo que guardó por mucho tiempo, se había
liberado, todo lo que llevó reprimido por años había sido expuesto
y confesado. La libertad era un alivio parcial pero no podía
permitir que su mente se nublara, sólo había sido un momento de
debilidad nada más. Se controló, exhaló e inhaló entre sollozos,
levantó la cara mientras él sintiéndose victorioso le acariciaba el
cabello, si algo había adorado Greg desde que la conoció era el
ébano que su cabellera representaba. Aurora lo miró endureciendo la
expresión.
—Mi preciosa Aurora —susurró él con el
anhelo de besarla, olvidar todo y volver a entregarse como antes—.
No sabes cómo deseo volver a tenerte, ruego por el momento en que
vuelvas a ser mía y sólo mía como siempre, como nunca debió haber
dejado de ser.
—Tienes un hijo y te necesita, vela por él
—le hizo ver con frialdad.
—Lo haré y no sabes cómo me encantaría que
tú… —intentó besarla.
—No vuelvas a buscarme Greg —lo detuvo ella
separándose de él.
—¿Cómo? —el hombre se sorprendió, todo
estaba saliendo bien.
—Nada será como antes, nunca, yo no siento
nada por ti, con el tiempo todo sentimiento fue muriendo y fue
sustituido por otros. Eso me mantuvo, eso me daba fuerzas y ahora
que sé que no has sido feliz significa que has pagado lo que me
hiciste, viviste tu castigo.
El hombre abrió la boca sin poder creerlo,
eso jamás lo imaginó escuchar. Su encuentro planeado y lo que pasó
fue más bien una ventaja para la chica y ella, supo sacar el
provecho a la situación a pesar de todo.
—Pero Aurora…
—Estoy complacida, gracias por aclararme las
cosas, ahora veo mucho mejor. —Aurora le sostuvo la mirada—. Te
recuerdo que solicité una orden de alejamiento contra ti Greg, no
vas a poner mi vida de cabeza. No tendrás otra oportunidad conmigo,
no soy una segunda opción, no estoy aquí esperándote, jamás volveré
a tener algo contigo. Te perdono, perdono y olvido lo que me
hiciste pero por favor no vuelvas a cruzarte en mi camino porque
haré que actúen contra ti. Mi futuro está al lado de un hombre
maravilloso, de uno que me quiere y que hará todo cuanto esté en
sus manos para hacerme feliz. Es con él con quien deseo
estar.
—Aurora no puedes hablar en serio, yo…
La chica dio dos pasos hacia atrás y siguió
retrocediendo alejándose de él.
—No te acerques a mí Greg, no vuelvas a
hacerlo, tú eres el pasado y mi futuro es otro —sentenció con
seriedad.
Le dio la espalda y con satisfacción recordó
el himno nacional que tenía para ese tiempo y que ahora con él se
despedía de ese pasado. “Bitter Sweet Symphony” de The Verve se
convirtió en su estandarte de rebeldía y en la fuerza que le
taladraba el cerebro volviéndola fría, porque como decía la canción
de un día para otro su vida se volvió agridulce y metida en su
molde se enfrascó en que no iba a cambiar, podía hacerlo pero no
quería hasta que tuvo el valor. Lo que acababa de enfrentar la
había liberado, ya no transitaba por el único camino que había
conocido, ahora podía caminar por otro y recordando la canción
sonrió como si se tratara de ver el pasado desde otra perspectiva,
ya no con dolor sino como una experiencia más que la hizo crecer.
Corrió hasta su auto y volvió a su casa, el pasado quedaba atrás
como había estado, como había permanecido y como siempre debía
estar. No volvió su vista atrás mientras su cabeza seguía
reproduciendo la canción y Greg, se quedaba allí sintiendo como una
vez más el mundo y todo su peso le caía encima al perderla por
segunda vez.
