Puntos hipnógenos
Seguimos profundizando en el trance. Esta
vez se presiona suavemente la raíz de la nariz. Se le invita a la
persona hipnotizada a concentrarse en la voz y que trate de ver los
números que se le van enumerando del diez al cero, por
ejemplo.
Con las sugestiones de peso, sopor, relax, en los párpados,
mandíbula, la cabeza suelta y floja, y a cada número desciendes más
en tu nivel.
Seguimos profundizando. Se presionan con
suavidad dos puntos altamente hipnógenos: la zona del occipucio
(huequito de la nuca) y raíz de la nariz.
Se va contando del diez al cero en forma descendente, haciendo
coincidir cada número con la exhalación y la fraseología: pesadez,
relax, descanso y sopor... Hay que insistir en la pesadez de los
párpados, cabeza suelta, floja, relajada, aflojar mandíbula y dejar
caer pesadamente el cuerpo.
»Ahora contaré del 5 al 1... Con cada número que cuente tus párpados se irán cerrando pesadamente, muy pesados, 5... 4... 3... 2 y 1, tus párpados son de plomo, pesados, tan pesados que te es imposible abrirlos, aunque lo intentes, no podrás abrirlos. Cuanto más intentas abrirlos, más pesan y profundizas... te dejas llevar, tus párpados son de plomo».
Tome su cabeza con la mano y elévela un poco. «Muy bien, ahora mira hacia arriba, como si intentaras ver el interior de tu cerebro, sigue mirando hacia arriba, contaré hasta tres, intentarás abrir los ojos, pero no podrás, tus párpados están pegados y son de plomo, ¡no puedes abrirlos! 1... 2 y 3 ¡no puedes abrirlos! Ahora descansas».
Inclínele la cabeza de nuevo hacia adelante. Al tiempo que le habla, ha levantado su brazo y cuando, al final, inclina la cabeza del sujeto, deja caer también el brazo pesadamente. Continúa con las inducciones:
«Y, ahora, imagina que estás arriba, en lo alto de una escalera, tómate tiempo para imaginar, para sentir que estás parado en lo alto del primer escalón... En unos segundos iré contando en forma descendente y, con cada número, irás bajando un peldaño, y conforme vayas bajando, poco a poco, te irás hundiendo en lo más profundo de ti mismo.
»Déjate llevar. Comienzas a bajar, 9... 8... desciendes más y más, 7... 6... 5... A medida que bajas sientes cada peldaño bajo tus pies, 3... 2 y uno... Descansa.
»Lleva tu atención a tu pie que descansa muy pesado sobre el suelo... Imagina que llevas puesta una bota de plomo, pesada, muy pesada.
»Siente esa bota de plomo tan pesada que se hunde en el suelo, ¡muy pesada!, tan pesada que intentas levantar el pie y ¡no puedes!. Cuanto más lo intentas, más pesa la bota.
»Ahora, descansa, déjate llevar por esta profunda, relajante y agradable sensación de bienestar, profundamente relajado.
»Ahora quiero que prestes atención y que imagines que estás metiendo tu mano en un cubo de agua helada. Tómate unos segundos para sentir cómo tu mano se va congelando, helada, insensible, insensible por completo, como si estuviera anestesiada, tan insensible que puedo golpear, pellizcar e incluso pinchar tu mano ¡y no sentirás el más mínimo dolor! ¡no sentirás nada!
»Tu mano está insensible. Quizá notes que la pellizco, pero no sientes dolor. Contaré desde el 5 hasta el 1 y tu mano estará anestesiada, insensible, 5... 4... 3... 2 y 1. ¡Insensible por completo!».
En este momento pellizque al sujeto para comprobar la anestesia. “Muy bien, en los próximos minutos, si te apetece o quieres hacer alguna consulta, o tienes algún asunto o problema que resolver, te aconsejo que aproveches este estado de hipnosis de la siguiente manera: imagina que estás frente a un espejo en el que ves reflejada tu imagen, deja que fluya esta experiencia de manera natural, acepta cualquier imagen que surja, cuando la tengas bien encuadrada, mírala fijamente y pregunta lo que quieras, haz la consulta que desees.
Después, aguarda la respuesta. Presta atención, deja que sea tu subconsciente el que realice todo ese proceso, tú abandónate a la experiencia».
Estos minutos, además de para consultar, se deben aprovechar para sugerir a la persona hipnotizada sensaciones de paz, tranquilidad, salud, etc.
Como habrá comprobado, paciente lector, he ido intercalando inducciones de peso, sopor, adormecimiento, descanso, relax, tranquilidad, visualización de la escalera, anestesia, imposibilidad de levantar el pie, consulta «psicológica» con el subconsciente, mezclando la permisividad con alguna orden autoritaria.
Si hay fenómenos como el de la analgesia o el de la visualización que se le hacen extraños en la hipnosis, no se preocupe, en próximos capítulos retomaré su explicación.
Observe también que he repetido mucho las frases «profundizas más y más, te hundes,» Estas expresiones pueden provocar en algunos sujetos sensaciones desagradables de angustia, por la pesadez, o miedo que supongan para algunas personas. Le aconsejo que siempre las acompañe de frases como «esta sensación es muy agradable y relajante porque te permite descansar» y otras por el estilo.