Un ser bio-psico-social-espiritual
En primer lugar y antes de exponer mis ideas sobre los usos terapéuticos de la hipnosis, creo que sería bueno y esclarecedor que explique cuál es mi versión acerca del ser humano. Al fin y al cabo, hablar de hipnosis es hablar de la mente, de la psique, es decir de nosotros mismos.
Hacerlo así les permitirá a todos ustedes saber desde qué punto de vista les estoy hablando y cómo concibo yo el tema apasionante de la hipnosis y todo lo que se deriva de la misma.
Por tanto, en principio podemos concebir al ser humano como una entidad Bio-Psico-Socio-Espiritual…
Evidentemente, somos o tenemos una biología, lo físico, lo fisiológico, procesos químicos, bioeléctricos, hormonales, los procesos homeostáticos, etc.
Evidentemente también somos una entidad psicológica, tenemos pensamientos, emociones, sueños, fantasías, deseos, odios, pasiones, tristeza, es decir, tenemos una mente capaz de razonar, discernir, o sea, todos los funcionalismos cognitivos, etc.
Y en este orden de ideas, también es fácil reconocer que somos seres sociales, o estamos en relación con la sociedad, somos individuos que no vivimos solos en una isla, es evidente que no, y vemos, por lo tanto, la extensión social, las interrelaciones sociales con los miembros de la familia, vecinos, ciudadanos, etc.
Y como observación final, ¿quién puede negar que tengamos una dimensión espiritual? No me refiero necesariamente a las creencias religiosas, sino a la necesidad como algo inherente al ser humano de lo trascendente, el espíritu de solidaridad, amor a la naturaleza, la vida, los seres humanos, el sentimiento de lo mágico, lo transpersonal, llámese Dios o como queramos llamarle.
Por lo tanto, si la experiencia evidente de estos cuatro aspectos de la naturaleza humana nos indica o muestra que somos algo más que un cuerpo y un cerebro, por lógica consecuencia la exploración del amplio y vasto territorio de la psique humana, de la mente, nos tiene que llevar a vivenciar estos cuatro aspectos mencionados.
Hace más de treinta años que me dedico a la exploración teórico-práctica de todo lo que tiene que ver con el campo psicológico, la psicoterapia, es decir, el conocimiento de sí mismo. En estos años de estudio, exploración y práctica personal con clientes o alumnos, he podido comprobar el viejo axioma que dice: «No hay nada nuevo bajo el sol».
Estas técnicas o métodos de autoconocimiento y desarrollo personal (autorrealización) han existido siempre y en todas las latitudes espirituales del mundo. Con diversos nombres y formas distintas de explicarlas, pero en el fondo y como no podía ser menos los procesos internos son los mismos… la mayoría de las psicoterapias que se realizan en la actualidad en nuestro hemisferio occidental son muy antiguas y podemos encontrar sus orígenes en el yoga milenario, en el budismo y en otras fuentes filosóficas o místicas de crecimiento y desarrollo espiritual.
Otro detalle importante es que aunque esta sea una versión particular mía, evidentemente otros muchos investigadores, desde diferentes campos de investigación coinciden conmigo (o yo con ellos) en la misma o parecida visión y versión acerca de lo que es o somos los seres humanos.
Esto me lleva a otro postulado, «la visión transpersonal del psiquismo humano». Esta teoría psicológica está magníficamente postulada, estudiada, explorada y divulgada por grandes investigadores que, partiendo de los paradigmas estrechos y limitantes de la llamada ciencia oficial (lo académico), han desarrollado todo ese campo extraordinario de investigaciones y prácticas que han venido a definir como: «La cuarta corriente de la psicología: La psicología transpersonal».
Algunos de los más eminentes científicos de esta corriente psicológica son: Carl Gustav Jung, Stanlislav Grof, Ken Wilber, Abraham Maslow, Anthony Sutich, James Fadiman, Joseph Campbel, Christina Grof, Swami Muktananda Paramahansa, Gregory Bateson, Fritjof Capra, Elmer y Alice Green, Stanley Kripner, Rupert Sheldrake, Charles Tart Arrien, Jack Kornfield, Ralph Metzmer, Frances Vaugham, Roger Walsh, Michael Murphy, Richard Price, Roger Woolger y Patrick Drouot.
Estos y otros médicos, psiquiatras, psicólogos, antropólogos, psicoanalistas, etc., fueron enunciando un nuevo movimiento psicológico centrado en el estudio de la consciencia que reconociera el significado de la «dimensión espiritual» de la psiquis, escuela a la que denominaron «Psicología transpersonal».
Por lo tanto y según estoy explicando, a la hora de explorar el mundo de la psique y el de la hipnosis, bebo en aguas fecundas y profundas del saber humano en el campo de la psicoterapia, de tal manera que tengo a estas autoridades como modelo y, hasta cierto punto, de guías para saber que ellos han cartografiado el mapa del psiquismo humano para que otros podamos seguir explorando y descubriendo territorios nuevos para nosotros, pero que han estado ahí siempre disponibles para explorarlos exentos de miedos y prejuicios.
Técnicas y metodologías para el que no tema conocerse a sí mismo en las posibilidades psicológicas que poseemos como almas o conciencias que esperan el despertar espiritual. Esta es una tecnología psicológica para los terapeutas que busquen el alivio del sufrimiento humano que se mantiene por culpa de los prejuicios y temores que tanto nos limitan.
Aclarada esta visión transpersonal mía, también debo decir que mi forma de trabajo en psicoterapia es claramente ecléctica, es decir; bebe de diferentes fuentes. No excluyo nada que sirva para conocerme a mí mismo más profundamente y me permita vivir más equilibradamente.
No desprecio nada que me sirva como herramienta para aliviar el sufrimiento de los clientes y alumnos que me depositan su confianza, su tiempo y su dinero para ayudarles a resolver sus problemas y alcanzar sus objetivos de realización profesional y personal.
Por lo tanto, solo falta decirles cuál es la herramienta principal que utilizo en mi labor profesional. Aparte de las diferentes técnicas aprendidas en la práctica del yoga, budismo zen, psicodrama, iniciación chamánica en México (Yucatán) de manos de iniciados en el arte ritual del peyote, además de estudios de psicoanálisis freudiano, y varios cursos de formación de hipnosis ericksoniana en la Universidad de Valencia, también he recibido formación en P.N.L. la cual practico regularmente en mi gabinete con mis clientes y en los cursos que imparto a mis alumnos, pero la base fundamental de mi exploración e investigación sobre mí mismo y los demás, mi labor como psicoterapeuta es la madre fuente donde han bebido todos los grandes de la ciencia en el último siglo en occidente: la hipnosis.
Por lo tanto, les explicaré algunas de las principales teorías acerca de lo que es la hipnosis desde el punto de vista clínico y terapéutico.
La hipnosis es la fuente madre donde han bebido todos los grandes de la psicología en este último siglo en Occidente. Desde Mesmer hasta Charcot, pasando por Jung, Freud, Erickson y hasta nuestro Premio Nóbel de Medicina Santiago Ramón y Cajal, sin olvidar a Braid, Liebault, Janet y otros muchos más, todos los grandes de la psicología, neurología, psiquiatría, etc., todos han navegado en la hipnosis. Si no fuera por la hipnosis muchos de ellos, Freud por ejemplo o el mismo Jung, no habrían podido desarrollar muchos de los planteamientos teorico prácticos de sus sistemas en psicología o psicoterapia.
De ahí que, honestamente, Freud escribe:
Nunca se ponderará bastante la importancia del hipnotismo para la historia de la génesis del psicoanálisis. Tanto en su sentido teórico como terapéutico, el psicoanálisis administra una herencia que el hipnotismo le transmitió.
Y la sofrología del doctor Caycedo, el control mental de Silva, y hasta la misma P.N.L. tienen una deuda impagable con su madre original: la hipnosis.
El doctor Milton Erickson y su extraordinaria escuela de psicoterapeutas han revolucionado el mundo de las psicoterapias gracias a esta ancestral técnica para provocar cambios en los estados de conciencia, facilitando la emergencia de las potencialidades de la mente inconsciente, verdadera artífice de los procesos curativos y sanadores del cuerpo y del alma.
Son muchos los libros y documentales que se han escrito y realizado sobre la hipnosis. La literatura, la televisión y el cine dan una idea distorsionada y falseada acerca de lo que es la hipnosis y de lo que supuestamente se puede hacer o realizar con ella cuando hipnotizamos a otros seres humanos.
Nada hay nuevo bajo el sol. Ni Bandler, ni Grinder (creadores de la P.N.L.) ni Freud, ni Erickson y mucho menos la facultad de psicología de cualquier universidad, han creado o inventado nada nuevo y que no se practicara desde hace milenios.
En la Antigüedad los sabios griegos y de otras latitudes trabajaban con imágenes mentales y visualizaciones dirigidas a la resolución de problemas y conflictos que aquejaban a los que se ponían bajo su dirección terapéutica. Narraciones filosóficas, relatos y mitos, fábulas y cuentos para niños son, desde los albores de la humanidad, transmitidos de padres a hijos para generar estrategias de pensamiento, reencuadre, cambios en la forma de pensar y sentir; son formas de transmitir valores filosóficos, cambios de posiciones en la forma de percibir y sistemas para cambiar los estados de la conciencia.
Las famosas parábolas de Jesús, Buda y otros grandes de la filosofía y de la religión, han sido desde siempre fuente inagotable de sabiduría para transmitir estrategias y valores de pensamientos creativos.
La hipnosis, el estado hipnótico, o trance hipnótico es un fenómeno puramente psicológico o mental. La mente, la conciencia humana es un misterio y un enigma que probablemente el hombre, el ser humano, nunca esclarecerá ni se conocerá en toda su dimensión.
El «Conócete a ti mismo socrático» sigue siendo una asignatura pendiente para la humanidad. Por lógica consecuencia la hipnosis como elemento mental o psicológico es y será siempre un enigma, la asignatura pendiente por aprobar.
La hipnosis provoca todavía cierto rechazo por parte de la clase médica y, sobre todo, entre los psicólogos, debido a la ignorancia que realmente se tiene de esta metodología terapéutica. La principal problemática consiste en los falsos estereotipos (mitos) que de ella se mantiene entre los no especializados en esta ancestral técnica que, aunque con otros nombres o definiciones, ha existido siempre desde el origen mismo de la existencia del hombre en la tierra; es decir, desde que el hombre alcanzó su capacidad de pensar y su conciencia se expandió sobre sí mismo y sobre la naturaleza de las cosas, desde ese momento podemos decir que la capacidad de trance o diversidad de estados de conciencia se iniciaron también.
Ha constituido siempre un amplísimo campo de investigación y probablemente sean más de 100.000 estudios o investigaciones los que se cree que existen acerca de esta técnica milenaria. Lamentablemente es un área totalmente descuidada por las facultades de psicología dentro de la carrera de psicólogo. Inexplicablemente un recién licenciado en psicología no sale debidamente preparado o formado en la metodología hipnótica.
No parece que el ejemplo de nuestro Premio Nóbel de Medicina Santiago Ramón y Cajal, fiel practicante de la hipnosis, haya servido de ejemplo entre los estudiantes de la ciencia.
Probablemente la máxima autoridad mundial conocida en el uso de la hipnosis sea el doctot Milton Erickson, a partir del cual se ha desarrollado toda una escuela magistral de psicoterapia inspirada en sus enseñanzas y en su genial forma de concebir el inconsciente como fuente de creatividad y recursos internos que, actualizados en el contexto apropiado, son la clave para que el paciente resuelva sus conflictos y alcance el logro de sus objetivos.
Estos estudios clínicos la presentan como una técnica de intervención eficaz ya que aumenta o potencia otros tratamientos que se realizan en el contexto (o estado) hipnótico.
La evidencia práctica demuestra que: «La hipnosis, como procedimiento terapéutico, puede ser considerada como una de las técnicas más antiguas que se conocen para provocar cambios en los procesos cognitivos, psicofísiologicos, perceptúales y conductuales», tal como ya indicó Edmonson en 1986.
Y por otro lado, también vemos que cualquier psicoterapia que se realiza en un contexto hipnótico aumenta su eficacia. Cognitivasconductuales, psicodínámicas, o sistémicas, según estudios de MetaAnálisis (Smit, Spirstein, Kirsh, y otros).
Estos estudios desarrollados y las cualidades de la investigación clínica con la hipnosis permiten augurarle un extraordinario futuro en su práctica terapéutica.
Otras de las razones por las que la hipnosis debería aplicarse con más regularidad es por su eficiencia: esto quiere decir que la metodología hipnótica es mucho más corta en duración que la mayoría de las otras intervenciones. Permite profundizar más en el inconsciente del sujeto que demanda ayuda y su coste económico es menor. Se necesitan menos sesiones y, como ya se ha indicado, es adaptable a otras técnicas o tratamientos, no entra en contradicción con ninguna (generalmente), incluso es un método que se puede utilizar tanto individualmente como en grupo.
Quiero decir con esto que muchas veces hipnotizar a una persona presupone llevarle a un estado alterado (positivo) de su conciencia. Quiero poner cierto énfasis en indicar que al hipnotizar a una persona se produce –muchas veces– el siguiente fenómeno psicológico:
El significado de las palabras (semántica) influye de una manera efectiva sobre el estado y actividad de estructuras corticales y subcorticales, provocando actividades emocionales que pueden ser benéficiosas o nocivas para el organismo. Esto, de la manera aducida por Pavlov, resulta especialmente adecuado para la interpretación de la base sobre la cual se producen las respuestas hipnóticas. (William Kroger)
Mi planteamiento, y existen importantes investigaciones al respecto, es que la metodología empleada (hipnotismo) utilizando especialmente los cinco sentidos de percepción, inhiben el córtex cerebral (mente racional y voluntad) y, por sugestión, activa respuestas subcorticales, respuestas talámicas es decir, se activa el inconsciente fuente de recursos y creatividad de nuevas opciones y habilidades que, utilizadas en el contexto de la terapia, permite resolver con relativa facilidad problemas enquistados durante años y que se han mostrado resistentes a las terapias más racionales o analíticas.
Algunos planteamientos conceptuales, como este mencionado, es mantenido también por expertos en la hipnoterapia como el mismo Erickson y los continuadores de su escuela de psicoterapia
Como hipótesis mantengo (existen muchas investigaciones al respecto) que con la terapia conducente a llevar al hipnotizado a un estado de profunda relajación, se potencian o activan los funcionalismos del hemisferio cerebral derecho (sede de la imaginación, creatividad, intuición y lugar donde emergen los sueños, y por extensión, el cerebro del inconsciente) y es este inconsciente, repito, fuente de recursos y potencialidades, como bien indicaban Erickson, Jung, Deshimaru y otros investigadores en el campo de la mente.
En este estado cerebral existe una gran emisión de ondas cerebrales Alpha y Theta (relajación profunda, mayor concentración, imaginación, intuición y centramiento de los dos hemisferios, una percepción más holística). Las ondas theta son emitidas especialmente en la zona talámica y provienen de la parte posterior del cerebro.
No quiere esto decir que todo el cerebro esté en Alpha o Theta, simplemente hay una mayor emisión de estas ondas cerebrales y su correspondiente potencial medido en microvoltios. Este proceso se comprende mejor si tenemos en cuenta lo que ya decía Milton Erickson: «La hipnosis es una técnica de comunicación mediante la cual se tiene disponible el vasto campo de los aprendizajes adquiridos cuya utilidad reside principalmente en el hecho de que se manifiestan bajo forma de respuestas automáticas. Reflexionando profundamente en estos complejos asuntos del arte y ciencia de la práctica hipnótica, la pregunta clave es: ¿Qué convierte al trance hipnótico en un instrumento tan eficaz y eficiente, es decir, tan útil en psicoterapia?»
Cuenta esencialmente con la cooperación del paciente antes y durante el proceso. Y como se ha indicado repetidas veces a través del doctor Krooger, se pone el acento también en el poder curativo y sugestionador de la palabra y sus acciones negativas o positivas sobre los niveles corticales y subcorticales. «La palabra puede curar» (doctor Yapko) de hecho así es. Usada en el contexto apropiado y de manera positiva.
Ahora bien, hemos pensado alguna vez –por nosotros mismos– y no según los dogmas académicos de la corriente de psicología a la que pertenezcamos, ¿qué es lo que hace despertar o activar ese tremendo potencial del trabajo hipnótico?, ¿de dónde proviene el factor curativo y transformador que a veces se realiza mediante la hipnosis?, ¿de qué lugar profundo del ser humano surge ese poder o habilidad magistral de realizar cambios? Es evidente y demostrable y eso lo saben todos los psicoterapeutas que trabajan regularmente en la práctica clínica (y no solo teorizadores o estadísticos) que toda persona tiene dentro de sí, a nivel de mente inconsciente, un potencial que surge fácilmente en ese particular estado hipnótico que muchos denominan estado de trance.
Cuando se está en ese estado psicofisiológico de absorción interior, decimos que estamos «en el inconsciente», otros dirán «el yo superior o supraconsciente», «el maestro interno», etc. Probablemente, el trabajo hipnótico sea la herramienta psicológica más dinámica y potente para despertar en cada persona ese potencial al servicio de su curación y evolución personal. Utilizamos la palabra inconsciente como concepto o metáfora, ya que no existe en la psicología académica otra forma para definir o explicar ese lado desconocido de la psique. Obviamente no es el mismo concepto del inconsciente freudiano.
La hipnosis, sea o no un estado de trance, puede ser muy interesante para los debates académicos de mentes cuadriculadas.
Pero lo que es verdaderamente importante, cuando un cliente demanda ayuda para su malestar, es que el terapeuta sea habilidoso y capaz en llevarle, desde el estado mental creador y mantenedor de su conflicto, a otro estado (trance o no) donde se pueden cortar patrones de comportamientos negativos y ser reemplazados por otros más habilidosos y potenciadores de salud, bienestar, seguridad, confianza, lucidez de ideas y generador de nuevos recursos.
La técnica y su eficacia está ligada al contexto, el poder curativo de la palabra (semántica), las creencias y marcos de referencia y el tipo de relaciones que se mantengan con todo ello.
Veamos ahora lo que nos dice el eminente doctor William Kroger en su magistral obra Hipnosis clínica y experimental: «Existe ya en pleno desarrollo una conciencia de que todas las escuelas de psicoterapia (¿más de 400?) –incluyendo entre ellas la hipnosis– rinden aproximadamente iguales beneficios; por tanto, parece probable o plausible que exista un efecto psicológico común, un placebo». Por ello, y esto se hace notar enfática y repetidamente en este libro, la base de una psicoterapia exitosa depende más de la fuerza de la relación interpersonal que de la metodología usada, y la sugestión, en todos los diversos niveles de conciencia, se emplea voluntaria o involuntariamente en esta actividad. Desde que ninguna persona es capaz de diferenciar el final de la sugestión y el comienzo de la hipnosis, la base real de la psicoterapia viene a resultar «hipnosis en cámara lenta».
Otras investigaciones clínicas y estadísticas nos dicen lo siguiente:
El profesor Luis García García: La hipnosis es un estado psico-fisiológico que se induce a través de sugestiones directas o indirectas. Se llega a ellas bloqueando primero la atención. Al hacerlo se produce una disociación de la conciencia, en algunos casos, bloqueo total. Se incrementa la sugestionabilidad. El sujeto asume o integra las sugerencias u órdenes de tipo sensorial, motor, sensorial y perceptuales. En este estado pueden producirse en el área cognitiva: alucinaciones, amnesias, analgesias, regresiones, pérdida parcial o total de la capacidad volitiva, analítica y deductiva de la realidad.
Martínez Perigod y Asís: La hipnosis es un estado alterado de la conciencia en el cual las ideas y sugerencias son aceptadas por sugestión en vez de razonamiento o deducción lógica. Otros clínicos definen la hipnosis como un conjunto de estados psicofísicos en los que, una vez sumergida la persona hipnotizada, se provoca en ella un sueño artificial a través de distintos procedimientos, órdenes sugestivas, fijación de la mirada en un punto brillante, ojos del hipnotizador, el péndulo, etc.