HORACIO CON EL DOCTOR FERNANDO JIMÉNEZ DEL OSO
Al Dr. Jiménez del Oso le conocí en Desojo (Navarra). Me pidió que le realizara una regresión. A partir de este primer encuentro establecimos una profunda y enriquecedora amistad. Un día me llamó por teléfono, por aquel entonces vivía yo en Logroño, con aquella voz tan entrañable suya me dijo: “Chato, vente a trabajar conmigo a mi despacho en Madrid”. Por aquel entonces ubicado en la calle Aralar, en una urbanización enfrente del famoso Pirulí de Televisión Española. Fueron más de diez años de compartir amistad, cenas, programas de radio y televisión y pacientes, que él me derivaba para que yo les tratase en hipnosis cuando el caso lo requería, incluso tuve el placer de ayudar a sus hijos Pablo y Fernando en sus estudios con la hipnosis para potenciar la memoria, concentración y preparación de exámenes. También colaboramos juntos en la investigación de fenómenos psíquicos o en la revista Enigmas que él dirigió hasta el día de su fallecimiento me pidió que colaborara escribiendo un curso teórico-práctico sobre hipnosis y sus aplicaciones terapéuticas; el cuál realicé en colaboración con Guillermo Martínez Estrada. Este fue el comienzo de mi colaboración con la revista Enigmas. Unos meses antes de dejarnos visité a Fernando en su despacho, me insistió varias veces, y con un tono de voz que no olvidaré nunca, que quería hacer regresión hipnótica a vidas pasadas, me dijo que tenía verdadera necesidad de profundizar en esta experiencia. De alguna forma, supongo, que él intuía algo. Yo sé que Fernando, mi querido y entrañable maestro, desde el más allá de alguna manera sigue ayudándome y sé muy bien lo que me digo. Varias personas, que no se conocen entre sí me han transmitido prácticamente el mismo mensaje, él quiere que yo lleve a cabo alguno de los proyectos que tantas veces en vida conversamos. La publicación de este libro es uno de ellos. Querido Fernando algún día nos volveremos a abrazar. Estés donde estés, gracias, tu y yo sabemos por qué. Ah, y dile a nuestro querido amigo Joaquín Gómez Burón que no me he olvidado de él. Supongo que os habéis reencontrado y estaréis hablando de vuestras cosas. Ahora ya sabéis que hay al otro lado.