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En el dibujo de los neumáticos del Mercedes, Billy encontró unas minúsculas piedras incrustadas. Era una grava redondeada muy particular, nos explicó, que reconoció de inmediato del camino de acceso de la ferretería Burton, la empresa de su tío Patrick.
Fue así como de un modo inesperado nuestro plan nos llevó al misterioso interlocutor de Preston Matheson. La revelación nos dejó perplejos, especialmente a Billy, que intentó encontrar una explicación alternativa que en el fondo sabía no existía. Lo que no teníamos manera de saber era si el papel de Patrick en la historia era el de un amigo dispuesto a escuchar los problemas de su exsocio o si, por el contrario, podía tener una participación más activa, conocer la trascendencia de los resultados anunciados por Banks o —uno de los grandes interrogantes— saber quién era Helen P. Billy nos confió que su tío Patrick tenía una cámara Polaroid, y que la fotografía bien podía haber sido tomada con ella.
Especulamos acerca de todo esto en el jardín de Miranda. Una hora después del hallazgo de la grava en los neumáticos del Mercedes no habíamos sacado gran cosa en claro, salvo que nuestra intervención se estaba volviendo peligrosa. Preston estaría en ese momento devanándose los sesos para saber quién era el extorsionador anónimo, y posiblemente habíamos hecho que dos amigos se enfrentaran. Miranda sugirió que Billy hablara con su tío intentando averiguar qué sabía, pero tanto él como yo estuvimos de acuerdo en que sería imposible que no sospechara algo, sobre todo si no dejábamos pasar un tiempo prudencial; y por tiempo prudencial tendríamos que pensar en meses. Por otro lado, no encontrábamos una razón válida para que Billy pudiera hablar abiertamente con Patrick de la fotografía de Helen P.
Íbamos a irnos cuando Billy, tras una de sus caminatas circulares, dijo que quizá estábamos más cerca de lo que pensábamos de responder a una de las preguntas que más nos interesaban. Era cierto que estando implicados el padre de Miranda y el tío de Billy tendríamos que andar con cuidado, porque el más mínimo error nos pondría en evidencia. Pero podríamos averiguar el modelo de la cámara Polaroid de Patrick y constatar el año de fabricación. Si la fecha era posterior a la del accidente, sabríamos que la fotografía también lo era. Al principio, las implicaciones de esto no parecían tan trascendentales, pero si la fotografía había sido tomada años después, entonces la historia de mi madre no había terminado en el río Chamberlain.