Capítulo 31
Katy se despidió de su madre por doceava vez y la observó salir de la habitación. Ya hacía tres semanas que había despertado.
No podía creer que estuvo en un coma de casi 9 meses. Ni siquiera podía creer que había pasado tanto tiempo desde que había tenido el accidente. Pero lo más importante de esto, no podía creer que Marcus hubiera pasado con ella todo ese tiempo, todos los días, como su madre y Gloria le habían contado.
Obviamente eso significaba que ya no estaba molesta con ella. Aun así tenia que hablar con él, tenía que explicarle algunas cosas, quizás luego de eso ella era capaz de decirle abiertamente lo que sentía.
No mas ser una cobarde, se dijo. No podía seguir así, simplemente dejándose llevar por todo, pensando lo peor y no hacer nada.
La puerta fue abierta y ella miró en su dirección. Marcus se asomó un poco para verla.
—Pasa — le dijo.
Estaba sentada en la cama, con cojines en su espalda y una televisión puesta delante de ella, una de las pocas cosas que la entretenían en el lugar. Movió su mano vendada sobre su vientre y la miro un segundo.
—¿Cómo te sientes? —preguntó él, lo miró.
—Bien —dijo —con ganas de salir de aquí pronto —él sonrió suavemente —es muy aburrido.
—¿Nada divertido?— apuntó la televisión.
—No mucho— ella observó que le había crecido un poco el cabello, eso le hacia tener un aire mas peligroso, se veía mejor, si se podía decir.
—¿Cómo va? —él apuntó su mano.
—Rara —murmuró —el medico dice que es porque no la he usado, como con los pies —a pesar que estaba relativamente bien, lo cual era un milagro, el pasar tanto tiempo sin moverse había causado que no fuera capas de hacer algunas cosas sola, como ponerse de pie o caminar. Ella sentía sus manos un poco torpes y su cuerpo cansado.
Por suerte con la rehabilitación sería capaz en un tiempo más de controlar su cuerpo como siempre.
—La rehabilitación te ayudara —dijo él y asintió.
Se quedaron callados.
—Gracias —le dijo Katy, él la miró a los ojos —por acompañarme todo ese tiempo.
Marcus negó enseguida.
—No tienes que agradecer.
—No, debo hacerlo, más aún si sé que has pagado todo esto —movió su otra mano apuntando el cuarto —en verdad te lo agradezco.
Él asintió.
—Yo… —dijo él y se limpió la garganta —debo disculparme —lo miró y arrugó su frente.
—¿Por qué?
—Ese día —negó —cuando estabas con Andrés en el edificio ni siquiera te pregunte que pasaba, solo salte a la peor conclusión.
—He pensado que quizás Skarlett te llevo a pensar eso.
—Eso no justifica que lo hiciera —la miró fijamente —debí preguntártelo, escucharte —negó —no, ni siquiera eso, no debí dudar de ti de esa forma, si yo… —él paso su mano por su cabello, Katy notó lo tenso que estaba, temblaba levemente y se preocupó —por mi culpa paso todo eso —le oyó decir.
—¿Qué? —debía estar oyendo mal.
—Por mi culpa tuviste ese accidente, si hubiera estado contigo no… —él negó y se estremeció.
Dios, pensó ella.
Moviéndose un poco tomó su mano, Marcus la miró enseguida. Lo empujo hacia si y él se acercó hasta tener apoyada su frente en su hombro, lo abrazó con ternura y él se quebró.
Katy lo acaricio mientras él se desahogaba. No dijo nada, solo lo abrazó con fuerza y le permitió llorar.
Se preguntó cómo había sido capaz de pensar que era su culpa, solo ella era responsable de todo esto, hacia mucho tiempo que le venían diciendo que dejara la bicicleta, solo por necia no lo hizo.
Cuando él dejo de temblar acaricio su espalda y esperó a que se relajara.
—Lo siento —dijo él, ella acaricio su cabello y su cuello.
—No —le dijo —no es tu culpa, no pienses así.
—Pero yo…
—No —dijo otra vez —no lo es, no pienses que es así cuando nadie más lo hace, menos yo.
Él se movió y se alejó un poco, limpiando su rostro con sus manos. Katy tomó su cara y lo miró, beso su frente.
—Si piensas que tú eres el culpable —sacó de su cajón una caja de pañuelos y tomó uno —yo pensare que he causado que por todo este tiempo sufras sin razón —le limpio suavemente algunas lágrimas, ella observó —que por mi error has cargado con una culpa que no tiene razón de ser, que no tiene sentido —cuando acabo se movió hacia él y lo beso suavemente, Marcus se estremeció pero le devolvió el gesto —no quiero que te sientas así. Solo fue un estúpido accidente, voy a deshacerme de esa bicicleta.
—Eso ya lo hice —ella sonrió.
—Mejor aún.
Marcus volvió a abrazarla y suspiró.
—Imagine tantas veces esto, que despertabas —dijo él —y ahora lo estas —la miró —no sabes cuánto te amo.
Ella asintió un poco.
—Lo sé —le aseguró —si has estado aquí por cerca de 9 meses, cuando estaba la posibilidad de que nunca despertara, debes quererme mucho —él rio un poco.
—No mucho —le dijo —demasiado, tanto que creí morir el día que supe de tu accidente.
Ella lo besó enseguida al oírlo.
—Eso ya paso —regresó a su lugar entre sus brazos —lo que tú no sabes es cuanto yo te amo —él se alejó un poco enseguida y la miró —porque lo hago, mucho.
—¿Si? —pregunto él.
—Sí —le aseguró —no te lo dije antes porque era una cobarde, tenia miedo de que no resultara esto entre nosotros, fui una tonta —negó un poco y sonrió —pero ahora eso ya no importa, solo quiero que sepas que te amo, y que hay grandes probabilidades de que eso no cambia nunca, sé que no lo hará.
Él la observó unos segundos y después la besó con ternura, con cuidado.
—No me voy a romper —le dijo contra sus labios, él soltó un gruñido que la hizo reír.
—Ese es un muy mal chiste —le escuchó decir antes de que la besarla como quería, robándole el aire y sus pensamientos, haciendo que toda ella solo lograra pensar en él y lo que le hacía.
Katy suspiró contra sus labios. No lograba entender la suerte que tenía, los pequeños y grandes milagros que le sucedieron en corto tiempo. Lo único que sabía era que tenía mucha suerte, una que había hecho coincidir un día la vida de ese hombre con la suya.