Capítulo 1

 

Katy observó alrededor del estudio, a cada una de las 11 personas que trabajaban afanosamente a su alrededor. Entre ellos podía contar a modelos, asistentes, maquilladoras, estilistas, encargadas de vestuario, una fotógrafa y ella, su asistente.

Suspiró pesadamente al ver la locación, sinceramente ella hubiera elegido una oficina elegante para los modelos en vez de la selva, no lograba entender la idea de la mujer.

Katy —dijo Cristin, su jefa y la fotógrafa estrella de “The New Club”, lo último en revistas para mujeres.

Miró en su dirección y se tragó su mueca, su jefa la miraba como si estuviera observando a un niño.

Dios, niña, despierta y ven aquí.

Rápidamente se movió hacia ella, recibió la cámara y entregó otra, la mujer se movió sin siquiera darle un vistazo causando que ella tuviera que moverse fuera de su camino.

Eso es —le dijo Cristin al modelo, Katy se preguntó cómo podía hacer que su voz sonara tan aguda —relájate, eres el dueño del mundo.

Suspiró y algunos la miraron. Se avergonzó enseguida y fingió que sus zapatos, sus viejos y descuidados zapatos que debía tirar, eran muy interesantes.

Katy —la llamó Cristin.

Se acercó enseguida y esta volvió a cambiar de cámara.

Luego de 10 minutos de esto la mujer se detuvo y suspiró satisfecha.

Bien chicos, terminamos por hoy, pueden retirarse— sin mas comenzó a alejarse del lugar.

Katy la siguió, prácticamente trotando tras ella para mantenerle el ritmo.

Cuando llegaron a una tienda Crintin tomó una de las cámaras.

Lleva todo a edición, que me envíen copias para decidir cuales son las que utilizaremos —Katy asintió —recuerda que mañana tendremos la sesión de fotos con el dueño de esa tonta empresa de citas, como se llama… —la mujer miró alrededor como si esto le ayudara a pensar.

Amor y Coincidencias —murmuró Katy —también se le conoce como A&C y no es…

Amor y Coincidencias —la interrumpió  Cristin —así que asegúrate que todo este como quiero.

Lo haré.

—Bien, me retiro —Katy asintió y la vio salir de la tienda con sus cosas.

Suspiró y tomó la cámara de una mesa para guardarla.

Sí, Katy —murmuró para si —mañana levántate  a las  cinco de la mañana para organizar todo, que importa que te haya informado de esto hace solo dos horas, tú debes ser capaz de arreglarlo —al acabar se quejó.

En verdad, ella amaba la fotografía. Desde niña había sabido que ese seria su camino, su madre siempre le decía que tenía el don de mostrarle al mundo la belleza de las personas, y era cierto, podía hacer eso. Pero porque aún no lograba que la revista le diera una oportunidad, llevaba seis años trabajando para ella, no quería seguir siendo solo una asistente. Volvió a quejarse. Si solo fuera más como Cristin, bueno no tanto, pero si tuviera su personalidad, no estaría sirviendo cafés y recibiendo ordenes de alguien tan presumida como ella.

Sonrió un poco, considerar presumida a esa mujer era un insulto a todos los presumidos del mundo.

Volvió a suspirar.

Si ella solo fuera más todo.

Katy —la llamaron desde fuera.

Ya voy —gritó.

Hora de trabajar.

 

Marcus Barahona llegó exactamente 5 minutos antes a la sesión de fotografía. Odiaba todo esa atención pero sabia que le servía, era publicidad gratis.

Observó a la gente moverse por el lugar mientras una mujer pequeña y de lindas proporciones, ordenaba y organizaba todo a su alrededor. Sonrió un poco, bueno, por lo menos había algo bueno en eso.

Se acercó a ella mientras le daba la espalda, disimuladamente admiró su trasero redondo y firme, enmarcados por unos pantalones negros, luego negó, estaba ahí para otra cosa, el placer podía esperar.

Disculpa —dijo, la mujer se congeló y se giró rápidamente a verlo.

Él observó su rostro en forma de corazón enmarcado por un cabello castaño y largo, debía serlo por la trenza que llevaba. La mujer tenía unos labios rosados y carnosos y, aunque usaba unas gafas, pudo ver claramente sus ojos castaños, que ahora lo miraban con cierto pánico.

Marcus se tensó completamente al sentir que su cuerpo reaccionaba a un increíble y básico nivel, algo dentro de él quería tomar en brazos a esa mujer y llevársela a la habitación privada más próxima para enterrarse en ella, y varias veces. Y algo le decía que si no hubiera gente a su alrededor sería capaz de hacerlo.

Mm —dijo él arrugando su frente, intentando calmarse —soy…

Usted es Marcus Barahona —le oyó decir, su voz cálida y suave lo sorprendió por un segundo.

Como notó que ella estaba esperando asintió y la vio hacer una mueca que hizo desaparecer enseguida.

—Hola —ella extendió su mano, la observó un segundo y se obligó a estrecharla, la afirmó por mas del tiempo necesario y solo confirmó lo que sabía, quería a esa mujer ahora —soy Katy, la asistente de Cristin.

—Un gusto —dijo él y llevó ambas manos a sus bolsillos.

Contrólate, se dijo con energía.

—Bien —ella miró alrededor, observó una puerta y se relajó un poco, volvió a mirarlo —si me sigue le mostraré donde puede cambiarse de ropa.

¿Cambiarme de ropa? —repitió como bobo, ella asintió.

Sí, para la sesión de fotografía se requerirá que utilice tres diferentes vestimentas, formal, semi formal y casual.

—Ya veo —murmuró perdido en sus labios.

Bien, sígame.

Lo hizo gustoso, sobre todo porque podía seguir mirando su trasero.

Cuando se detuvieron delante de una puerta dos hombres increíblemente apuestos pasaron cerca de ambos, los dos se detuvieron a saludar a Katy con un beso en su mejilla antes de seguir, apretó su mandíbula. Ella abrió la puerta y la siguió, ya dentro solo observó alrededor un poco y notó los tres cambios de ropa acomodados en un perchero.

Bien, por favor pruébeselas y me indica cómo le quedaron —ella apuntó fuera con su mano —esperaré.

Él asintió y la observó salir.

Suspiró y se miró en el espejo.

Cálmate, se dijo.

Al observar su entrepierna por el reflejo hizo una mueca, algo le decía que iba tener un pequeño problema con los pantalones.

Luego de 5 minutos negó, simplemente divertido.

—Disculpa —llamó —Katy —dijo más fuerte.

La puerta fue abierta y la chica entró rápidamente, parecía que había estado corriendo.

—¿Si? —jadeo un poco.

—No me queda —dijo él apuntando su ropa, ella lo miró de pies a cabeza —ya me los probé todos y no me quedan.

Él la observó mirar los pantalones, que no habida logrado cerrar. Había logrado calmarse un poco pero otra vez se estaba excitando con su mirada. Ella subió por su pecho, mirando como la camisa blanca mostraba su piel, no habida logrado cerrarla tampoco.

Rayos —le oyó susurrar.

La chica se movió rápidamente hacia él y tomó la camisa, Marcus se tensó un segundo al sentir sus dedos sobre su piel, aunque ella solo estaba midiendo cuanto le faltaba para poder cerrarla. Luego se quedó quieto cuando ella camino a su alrededor mirándolo completamente. Por ultimo vio sorprendido que tomaba su pantalón de la silla y leía la etiqueta.

Una talla más grande —dijo.

—¿Qué pasara ahora? —preguntó —no pueden hacerme las fotografías con otra ropa —en verdad no quería tener que venir otro día. Ella lo observó.

—Las fotografías fueron exigidas con esta vestimenta —él hizo una mueca.

Pero no puedo venir otro día —le informó, ella negó.

—No se preocupe, tengo la misma ropa en otras tallas, las traeré enseguida —él asintió más relajado.

—Eso es bueno— aseguró.

La chica se movió hacia la puerta.

—No tardare mucho —con eso volvió a salir.

Marcus suspiró y llevó su mano a su entrepierna para acomodarse, el maldito pantalón le molestaba mucho. En ese preciso momento la puerta se abrió y se congeló, Katy también lo hizo a verlo en esa posición. Él observó como su rostro se sonrojaba enseguida.

Yo… yo… —ella miró cualquier lugar menos a él —quería saber si le gustaría beber algo.

Él quito su mano de su entrepierna y la miró levemente divertido.

—No, nada, gracias.

—Bien —dijo ella, comenzó a irse pero volvió a entrar —regreso enseguida, con permiso.

Él rio entre dientes. Era una mujer muy interesante, pensó antes de volver a reír.