Capítulo 9
Katy no sabia que la había llevado invitar a Marcus a su casa. Podía ser el beso, su deseo, que en verdad quería cocinar para él, su deseo, no eso ya lo dijo. Bueno, estaba segura que si seguían así iban a terminar en una cama más pronto que tarde, y ella no tenia problemas con eso.
Ya en su departamento él observó sus cosas.
—Siéntete como en tu casa— le dijo y se quitó su chaleco.
—Gracias— dijo él y lo vio llegar al balcón para mirar fuera— tienes una linda vista— dijo él mirando alrededor.
Ella se movió hacia su cocina, lo sintió seguirla.
—¿En verdad vas a cocinar?— le preguntó, asintió sin mirarlo.
—Sí, ¿qué te gustaría comer? —como él no dijo nada lo miró, estaba apoyado en la puerta con los brazos cruzados sobre su pulcra camisa blanca, se había quitado la chaqueta.
—No lo sé— se acercó un poco y se sentó en una de las sillas altas que mantenía allí— sorpréndeme.
Asintió y tuvo una idea. Como observó que se iba a quedar en la cocina se detuvo.
—Me vas a observar— él sonrió y asintió.
—¿Te incomoda?— ella dudó.
—Bueno, nunca había tenido a alguien mirándome mientras cocino— él se apoyó en un brazo cómodamente, pero no se movió — está bien, pero vas a tener que ayudarme.
—Me parece justo— él se puso de pie y se acercó— ¿qué tengo que hacer?
—Has la ensalada, toma lo que necesites del refrigerador.
Katy permaneció dividida entre mirar lo que hacia y a Marcus, aun se reía suavemente al descubrir que el hombre no sabía ni hacer una ensalada, él había insistido en hacerla pero aun así le tuvo que ayudar. Así que ahora solo lo tenía revolviendo la salsa para el espagueti y él se veía muy concentrado en eso.
—Dios— dijo él y lo miró— debí escuchar a mi madre todas esas veces que me dijo que tenia que aprender a cocinar—se rio y él negó un poco.
—Aun puedes aprender — le dijo sonriendo, él la miró.
—¿Quién sabe?— contestó.
Cuando la pasta estuvo lista se acercó para observar la salsa, ella detuvo el movimiento de Marcus y tomó la cuchara, la probó.
—Ya está— él tomó su mano y también probó la salda.
—¿Si?— luego él pasó su lengua por sus labios, Katy siguió este hecho interesada— esta buena— le dijo como si no lo creyera, ella alzo una ceja.
—Ves, te dije que sabia lo que hacia.
Él sonrió.
—¿Quieres que ponga la mesa?— asintió— o podríamos comer como la otra vez.
—En la mesa de centro— él asintió— está bien, llevare todo.
Katy llevó los paltos a la mesa mientras él ponía la ensalada y lo demás, cuando estuvo listo él se sentó en la alfombra.
—Espera— le dijo y regresó a la cocina, fue directo al refrigerador y sacó una fuente con frutillas y una caja de crema espesa, regreso con él— el postre— le dijo mostrándoselas.
—Me gusta como piensas— dijo él haciéndola reír.
Katy se sentó a su lado y comieron.
—Mm— dijo él, Katy observó la salsa que quedaba en sus labios un segundo antes de seguir comiendo— si sabes lo que haces— sonrió.
—Me gusta cocinar, me relaja.
Él termino de comer y la observó.
—No puedo comer si me miras de esa forma— dijo ella, Marcus sonrió.
—¿De qué forma?— aunque se sonrojo lo dijo.
—Como si quisieras pasar otra hora besándome— él rio y lo miró.
—No creo que pueda pasar otra hora solo besándote— ella dejo de comer.
—¿Entonces que deseas?— él acaricio su rostro.
—¿En verdad quieres saberlo?— ella tragó y asintió.
Marcus se acercó a su boca pero no la besó, en vez de eso llegó a su oído, sus dedos le acariciaron su cuello hasta su cabello.
—Primero deseo ver tu cabello suelto— eso la hizo reír un poco.
—Sabes cuando me cuesta amarrarlo— ella lo miró pero aceptó y quitó la goma que afirmaba su trenza, lentamente la deshizo hasta que su enrulado y espeso cabello cayó sobre sus hombros hasta sus pechos.
Él acaricio un mechón con sus dedos.
—Mejor de lo que magine— le oyó decir.
Marcus la besó en ese momento, enredando sus dedos en su cabello para mantenerla cerca, no es como si ella fuera a alejarse. Katy jugó con su lengua, acariciándola y chupándola, lo escuchó gemir.
—Katy— susurró él— si seguimos no voy a ser capas de detenerme.
Ella lo besó.
Que mas da, pensó, cuantas veces iba a tener una oportunidad así, quizás no iba a volver a tenerlo de esta forma, lo deseaba demasiado como para decir que no.
—No quiero que te detengas— le dijo, él la miró unos segundo hasta que sonrió.
—Bien— le oyó decir y volvió a besarla y, esta vez notó ella, lo hizo como quería, causando que se estremeciera por la intensidad.
—Ven— le dijo, él la miró— vamos a mi habitación.
Marcus la siguió por el lugar y apenas aparecieron en su cuarto volvió a besarla. Katy comenzó a empujar su ropa fuera y él se alejó para ayudar. Cuando tuvo su pecho desnudo frente a ella besó la piel y acaricio su vientre, él también comenzó a quitarle la ropa, desabrochando los botones de su blusa. Luego de lograrlo la llevó a la cama, la empujo suavemente y ella se recostó mientras lo observaba. Sin dejar de observar sus ojos subió sobre la cama y gateo sobre su cuerpo hasta que logró recostarse sobre ella con cuidado.
Marcus beso su cuello y bajó por el centro de sus pechos, acaricio con su lengua la piel entre ambos y empujó con sus dedos hacia abajo las tiritas sostén blanco. Se levantó un poco para poder observarla mejor, con la punta de sus dedos acaricie el contorno de cada pecho antes de llevar su mano hacia su espalda y abrir el cierre, se lo quitó enseguida y lo arrojó al otro lado de la habitación.
Él observó lo que había revelado al quitarle el sostén. Se sintió hambriento de esa piel blanca y cremosa coronada por picos duros de color canela, acaricio cada punta con sus pulgares y al escucharla suspirar la miró, ella lo observaba intensamente. Subió hasta besarla y gimió al sentir la caricia de su piel contra la suya, su calidez. Ella acaricio su espalda y se estremeció, sintió sus manos moverse entre los dos para llegar a su pantalón e intentar abrir su cierre, se arrodilló para hacerlo.
Sintiendo la mirada de ella se desnudo por completo y luego se movió hacia su pantalón.
Primero acaricio su vientre hasta su cintura, se movió hacia el cierre del pantalón y lo abrió, sin dejar de ver sus ojos los bajó junto con su ropa interior. La desnudo lentamente y solo cuando acabo se permitió observarla de pies a cabeza, como tanto deseaba.
Comenzó su recorrido desde su largo y castaño cabello, que formaba un abanico brillante y sedoso. Observó sus ojos y la forma en que lo miraba, con deseo y un poco de vergüenza al saberse observada. Siguió por su cuello, sus hombros y sus pechos, llenos y suaves. Observó su cintura elegante y la curva de su vientre, bajo su mirada a sus piernas, a sus tobillos pequeños, sus pantorrillas, sus rodillas y sus muslos, que se mantenían juntos negándole el placer de ver su centro, aun así observó el triángulo entre sus piernas, ese pequeño triangulo de bello oscuro y corto.
Si, pensó, aquí tenia a una verdadera mujer, no esas con quien se había acostado, demasiado delgadas para su propio bien. Aquí podía observar curvas y piel, no solo huesos. Sonrió suavemente y se movió hacia ella.
La besó lentamente, acariciando sus labios con delicadeza.
—Marcus— lo llamó ella suavemente, necesitándolo, gimió y bajo a uno de sus pechos, acaricio su punta antes de bajar su boca y degustar el duro pico con su lengua, ella jadeo.
Disfrutó de su sabor y textura unos segundos antes de hacer lo mismo con el otro, Katy se removió bajo él llamándolo, pero aun no, se dijo, tenía que probarla primero. Con esa idea fue bajando por su vientre y siguió el consejo de su amiga, la tomó por sorpresa y saboreo su centro.
—¿Qué?— le escuchó decir, pero se concentro en degustarla.
Afirmó sus muslos con una mano y con la otra la acaricio, separó sus labios y encontró su nudo, solo para rozarlo con su lengua.
—Mar… Marcus —le oyó decir suavemente, una de sus manos llegó a su cabeza, pero no lo alejó.
Animado por sus gemidos,
continúo con su exploración. Bajo hasta su entrada y la penetro con
un dedo, luego con dos y siguió, ahora no solo quería probarla,
quería escucharla, verla alcanzar su liberación primero
y, con ese objetivo en mente,
continuo sin descanso hasta que ella convulsiono a su alrededor,
sus paredes internas atraparon sus dedos y gimió, ya era tiempo de
sentir eso alrededor de su necesitada polla.
Cuando Katy recuperó la conciencia y recordó que estaba en su cama, desnuda y con un increíble hombre entre sus piernas suspiro. No había nunca, jamás en todos sus largos 28 años, tenido un orgasmo de tal magnitud, ni siquiera su primer y único novio de la universidad había logrado algo así, ¿cómo este hombre podía hacerlo solo usando sus dedos y lengua?, Vaya.
Miró hacia abajo cuando el beso su vientre y lo siguió por la habitación. ¿Qué? pensó confundida. Él se agacho dándole una espectacular vista de su trasero y tomó algo de su pantalón, lo observó regresar y pararse frente a ella.
Antes había visto su cuerpo desnudo, pero ahora no tuvo reparos en mirar cada parte de él, la tableta de chocolate que era su vientre, su pecho firme y los músculos de sus brazos marcados con elegancia. Al hombre debía gustarle ir al gimnasio.
Él rompió el paquete que había tomado, un condón, así que observó enseguida su pene enmarcado por bellos oscuro, duro y largo, pidiendo atención. Tomó aire suavemente y se pregunto si la dejaría probarlo como la probó a ella, probablemente sí, pero en otro momento. Luego de ponerse el condón lo observó moverse hacia ella, con su cuerpo brillando un poco por su sudor, abrió sus piernas y brazos para recibirlo.
Marcus se acomodó entre sus piernas y la observó mientras invadía su cuerpo, centímetro a delicioso centímetro, ella dejo de respirar un poco al sentirlo pero se obligó a relajarse, sí que era grande, pensó.
Cuando él ingresó completamente no se movió, solo la beso y se acomodó mejor sobre ella.
—¿Cómo te sientes?— preguntó tenso.
—Llena— soltó y se arrepintió enseguida.
Él rio un poco.
—Llena— repitió él, ella lo beso.
—Me siento bien— le aseguró.
—Me alegra— dijo él antes de comenzar a salir, lo hizo por completo antes de volver a entrar.
Ambos gimieron. Él siguió ese vaivén, lento y profundo, pausado. Katy lo abrazó con sus piernas y brazos y sintió su respiración pesada contra su oído, besó su cuello y acaricio su espalda con sus dedos, él gimió y lo volvió a hacer, Marcus se estremeció y ella continuó.
—Katy— susurró él y saboreo el sudor de su piel con su lengua— córrete para mi— la beso— déjame sentirte de nuevo— pidió y movió una mano entre los dos para acariciar su nudo, se estremeció y él aumento el ritmo.
Marcus siguió pistoneando dentro de ella con mas energía, afirmándola de un hombro para que no se alejara, volvió a acariciarla y logró lo que quería, hacer que volviera a correrse con fuerza, esta vez gritando contra sus labios.
—Perfecta— murmuró él antes de empujar un par de veces y alcanzar su propia liberación.
Katy acaricio el cabello corto de Marcus unos segundos antes de que él se levantara.
—¿El baño?— le preguntó, ella apunto una de las puertas.
Marcus regresó sin condón y se metió en la cama, lo siguió y se acostó a su lado, él la agarró de un brazo y la acostó sobre su pecho, suspiró.
—¿Marcus?— lo llamó.
—¿Si?— dijo el suavemente.
— Feliz cumpleaños— luego de eso cayó dormida.