Listos o inteligentes

Todos estamos acostumbrados a llamar listo a aquella persona con éxito en la vida, con suerte quizás, pero también con esa habilidad natural para conseguir lo que desea. Y muy a menudo este reconocimiento poco tiene que ver con que esa persona sacara buenas notas, siendo frecuentes los casos de un relativamente bajo rendimiento escolar, unido a una gran habilidad para destacar sobre los demás en multitud de aspectos, entre ellas una de las más importantes: la habilidad para relacionarse con los demás.

Si nos atenemos a definir como inteligente a las personas con alto CI, una de las conclusiones de los estudios estadísticos en psicología es que el alto CI en general no predice el éxito en la vida. Sí suele ocurrir que las personas con un CI bajo suelen acabar teniendo trabajos mal pagados, mientras que las que tienen un CI elevado suelen tener mejores sueldos. Pero no siempre es así.

Howard Gardner afirma que no existe un único tipo de inteligencia que resulte esencial para el éxito en la vida, sino que al menos hay siete variedades distintas de inteligencia.

Entre ellas, las académicas (la capacidad verbal y la aptitud lógico-matemática), la capacidad espacial, el talento kinestésico (manifiesto en la fluidez y la gracia corporal de los atletas y bailarines), las dotes musicales y las dos inteligencias personales: la inteligencia interpersonal (la de los líderes), y la inteligencia intrapersonal o satisfacción interna que sentimos cuando nuestra vida se halla en armonía con nuestros sentimientos.

Daniel Goleman en su libro La inteligencia emocional nos habla de otras habilidades que sí parecen tener una relación clara con el éxito en la vida. Habilidades emocionales, habilidades cognitivas y habilidades de conducta que se pueden desarrollar.

Habilidades emocionales:

  • Identificar y etiquetar los sentimientos.
  • Expresar los sentimientos.
  • Evaluar la intensidad de los sentimientos.
  • Controlar los sentimientos.
  • Demorar la gratificación.
  • Controlar los impulsos.
  • Reducir el estrés.
  • Conocer la diferencia entre los sentimientos y las acciones.

Habilidades cognitivas:

  • Hablar con uno mismo: mantener un diálogo interno como forma de afrontar un tema u oponerse o reforzar la propia conducta.
  • Saber leer e interpretar indicadores sociales: reconocer, por ejemplo, las influencias sociales sobre la conducta y verse a uno mismo bajo la perspectiva más amplia de la comunidad.
  • Dividir en pasos el proceso de toma de decisiones y de resolución de problemas: por ejemplo, dominar los impulsos, establecer objetivos, determinar acciones alternativas, anticipar consecuencias, etcétera.
  • Comprender el punto de vista de los demás.
  • Comprender las normas de conducta (lo que es y lo que no es una conducta aceptable).
  • Mantener una actitud positiva ante la vida.
  • Conciencia de uno mismo: por ejemplo, desarrollar esperanzas realistas sobre uno mismo.

Habilidades de conducta:

  • No verbales: comunicarse a través del contacto visual, la expresión facial, el tono de voz, los gestos, etcétera.
  • Verbales: enviar mensajes claros, responder eficazmente a la crítica, resistir las influencias negativas, escuchar a los demás y participar en grupos positivos de compañeros.

Stephen R. Covey en su libro Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva cita a Aristóteles: «Siembra un pensamiento, cosecha una acción; siembra una acción, cosecha un hábito; siembra un hábito, cosecha un carácter; siembra un carácter, cosecha un destino» y define cuáles son los hábitos necesarios para el éxito en la vida:

  • Proactividad o hábito de la responsabilidad: produce libertad.
  • Empezar con un fin en mente o hábito del liderazgo personal: da sentido a nuestra vida.
  • Establecer primero lo primero o hábito de la administración personal: nos enseña a priorizar lo importante sobre lo urgente.
  • Pensar en ganar/ganar o hábito del beneficio mutuo: da como resultado el bien común y la equidad.
  • Procurar siempre primero comprender y después ser comprendido o hábito de la comunicación efectiva: produce respeto y mejora la convivencia.
  • Inergizar o hábito de la interdependencia: mejora los logros y la capacidad de innovación.
  • Afilar la sierra o hábito de la mejora continua: mejora el balance y permite la renovación.

Tener un alto CI en absoluto es garantía de éxito en la vida, únicamente es una gran herramienta para aprender, en principio en la escuela, pero también para aprender a relacionarse con los demás, a buscar y desarrollar los mejores comportamientos y los mejores hábitos personales, para llegar a tener una vida plena y feliz en sociedad.