La inteligencia es la medida de nuestra capacidad cerebral

A menudo utilizamos el símil de un ordenador; el cerebro de un superdotado tiene mayor velocidad de procesamiento, mayor capacidad de memoria y mayor capacidad de relacionar información, es, en esencia, un ordenador más potente que el de las personas normales.

La inteligencia tiene relación directa con nuestra velocidad de pensamiento, y los superdotados pensamos más rápido, aprendemos más rápido y razonamos mejor. O lo que es lo mismo, la inteligencia tiene relación directa con la capacidad de nuestro cerebro para procesar información, con su velocidad de funcionamiento. Y esta es hereditaria.

También solemos utilizar el símil de un deportista de élite, un corredor como Usain Bolt, capaz de ganar los 100 m en las olimpiadas. Este deportista nació con un cuerpo espléndido para correr, con una gran capacidad para obtener la máxima velocidad de sus piernas, de sincronizar al máximo el movimiento de piernas y brazos para conseguir el máximo impulso y la mayor velocidad de carrera. Sin embargo, sin un entrenamiento y un trabajo constantes sobre sus músculos, ningún gran corredor en potencia podría ganar unas olimpiadas.

Algo similar ocurre con nuestra inteligencia. Nuestra capacidad de pensar está en nuestro cerebro desde el nacimiento, pero si no la entrenamos, si no la utilizamos para aprender cada vez más, si no la sometemos continuamente a retos, no seremos capaces de obtener de ella los productos o los pensamientos que se esperan de una persona muy inteligente y, por ello, quizás no podremos obtener las máximas puntuaciones en los test de cociente intelectual.

A menudo nos encontramos con jóvenes con gran capacidad intelectual que son capaces de resolver sin problemas los test puramente lógicos, los test de imágenes, los que requieren velocidad de pensamiento y capacidad de razonamiento, pero bajan considerablemente su puntuación en los test verbales porque no tienen el nivel cultural que sería esperable de su inteligencia, porque dejaron de estudiar demasiado pronto y tampoco son buenos lectores. Son muy inteligentes de nacimiento, pero les ha faltado el entrenamiento que permite que su inteligencia y su capacidad brillen. Este es el componente ambiental que afecta al desarrollo de la inteligencia.

Si Picasso hubiese nacido en un hogar humilde sin acceso alguno al mundo de la pintura, en lugar de ser hijo de un pintor, quizás nunca habríamos conocido su genio. Si Mozart no hubiese nacido en una familia de músicos, quizás nunca hubiésemos podido disfrutar de sus maravillosas creaciones. Su capacidad estaba presente desde el nacimiento, pero el medio en el que se desarrollaron les permitió obtener los máximos resultados de su talento.