Por Julián, que es tan tímido que nunca ha tenido novia.

Por Alberto, que no sabe mantener una conversación y solo contesta con monosílabos.

Por Juan, que está todos los días en una esquina del patio del colegio y se siente muy infeliz.

Por Luis, al que ya han expulsado de tres colegios por rebelde y cuyos padres están desesperados.

Por Marcos, que tiene miedo a ir a colegio porque los demás le pegan y se burlan de él.

Por María, que ha dejado de estudiar porque se aburría en clase.

Por Marta, que sufre ansiedad y depresión, y tiene un tremendo complejo de inferioridad.

Por Carmen, a la que han diagnosticado falta de atención y solo atiende a lo que le interesa.

Por Rosana, que se hace la tonta para caer bien a los chicos.

Por Isabel, que ha hecho dos carreras universitarias y se gana la vida en un supermercado.

Por ellos y por todos los que sufren por ser diferentes.