Capítulo 20

Crystal estaba entusiasmada con el baile, y no solo por su compromiso con Nicholas sino que en ese baile por fin Angeline vería su deseo cumplido, Andrew se le declararía. Aunque ella no lo sabía, Crystal sabía gracias a Nicholas que Andrew se le declararía en el baile.

Se subió en el carruaje con sus padres y sus tíos. Sus padres estaban encantados con ese compromiso, por fin su hija se iba a casar y con un buen muchacho de muy buena familia.

Cuando llegaron, Nicholas y su padre los saludaron dándole la bienvenida.

—Tengo que hablar contigo — le dijo Nicholas a Crystal en un susurro.

Crystal se disculpó con sus padres, se cogió del brazo de Nicholas y él la llevó a un aparte.

—Andrew y Angeline ya están aquí — le dijo mientras le señalaba un punto en la pista de baile.

Crystal miró hacía donde le señalaba y vio que Angeline ya había empezado el juego. Tenía a varios jóvenes a su alrededor y ella le sonreía. Andrew estaba en el otro lado de la pista con unas cuantas chicas a su lado, pero él no les estaba haciendo caso, y para un libertino eso era mucho. La atención de Andrew estaba puesta en una sola persona y parecía furioso. Miraba a Angeline como si quisiera estrangularla.

Angeline estaba destrozada por dentro. ¿Por qué Andrew no hacía nada? Quizás Crystal no tenía razón y Andrew no sentía nada. Por dios, cuantas ganas tenía de irse de allí y llorar a gusto.

Ya no quería seguir coqueteando con ningún hombre. Lo único que quería era estar en los brazos de Andrew y que volviera a besarla.

—¿Me permite este baile? — le dijo de pronto un hombre. Era muy apuesto pero no como Andrew.

—Yo... — estaba a punto de aceptar cuando un hombre se interpuso entre ellos. Al principio no lo reconoció, pero después vio con alegría que se trataba de Andrew.

—No, no te lo permite — dijo Andrew con furia.

—¿Y tú quién eres para decidir por ella? — preguntó el hombre.

Bien, ahora se suponía que ella tenía que hacer algo. Crystal le dijo que tenía que ponerlo celoso y hacerle ver que no le interesaba. Respiró hondo y antes de que Andrew hablara, ella salió de detrás de su espalda.

—Sí, ¿tú quién eres para decidir por mí? — Angeline se enganchó al brazo del joven y le sonrió —. Será un placer bailar con usted.

——¡Maldita sea Angeline! — le cogió del brazo con fuerza y la separó del joven —. Tú te vienes conmigo.

—¡Eh! No tiene ningún derecho.

Parecía ser que se iba a desatar una pelea. Los dos se estaban mirando con furia a los ojos. Angeline tenía que pararlos, no podía dejar que se estropeara la fiesta de compromiso de Crystal.

—¡Ya basta los dos! — Angeline se soltó de Andrew y se puso entre los dos hombres —. Ésta es la fiesta de Crystal y Nicholas y no voy a permitir que la estropeéis, ya estamos llamando demasiado la atención.

Tenía razón, no podía destrozar la fiesta de compromiso de Nicholas. Pero es que no soportaba verla con otros hombres. Era hora de que la sacara de allí y le dijera lo que sentía.

—Está bien, pero tú te vienes conmigo — dijo mientras la cogía de nuevo por el brazo y la apartaba del joven.

Tenía que hablar con ella a solas, sin que nadie los molestara. Se dirigió hacia la biblioteca, sabía que a Nicholas no le molestaría. Cuando llegaron, abrió la puerta e hizo pasar a Angeline. Una vez dentro cerró la puerta con llave.

—¿Por qué me has traído aquí? — le preguntó mientras se volvía hacía él.

¿Cómo demonios empezaría a decirle lo que sentía? Esto era demasiado complicado. ¿Tendría que empezar diciéndole que estaba celoso de todos esos hombres que revoloteaban a su alrededor?

—¿Se puede saber por qué no has querido que bailara con ese joven? Se veía tan agradable y muy...

—¡Ya basta! — Andrew se acercó a ella y le cogió por los brazos —. No me gusta verte con otros hombres.

—¿Estás celoso? — parecía que Angeline estaba asombrada.

—Por supuesto que estoy celoso — en ese momento la besó con pasión.

Angeline se enganchó a él con fuerza y le devolvió el beso con ganas.

—Te amo mujer, te amo más que a mi vida — Andrew empezó a darle pequeños besos por todo el rostro —. No me hagas sufrir más, por dios.

—¡Oh Andrew! — se enganchó a su cuello y lo besó con pasión —. Yo también te amo.

—Angeline, me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo — dijo Andrew con una gran sonrisa.

Por dios, estaba tan contento. Había sufrido durante días viendo como coqueteaba con todos los hombres jóvenes del pueblo. Nicholas había tenido razón, tenía que haberse declarado antes a ella.

Crystal estaba nerviosa, pronto anunciarían su compromiso. Se imaginaba que a Angeline le estaría yendo bien, ya llevaban un buen rato encerrados en la biblioteca. De pronto vio que Catherine se le acercaba.

—¿Cómo crees que le irá a Angeline? — le preguntó nada más llegar a su lado —. Llevan ya bastante tiempo encerrados en la biblioteca.

—No lo sé — dijo Crystal mientras se encogía de hombros —. Me imagino que todo irá bien, sino Angeline ya hubiera salido de allí y se habría marchado a casa.

—Sí, tienes razón.

Crystal rezaba para que todo saliera bien y se pudieran comprometer al igual que ella y Nicholas.

—Ya falta poco para que mi padre anuncie vuestro compromiso — le dijo Catherine con una sonrisa —. Espero que Angeline se dé prisa, sino se lo va a perder.

Sí, ella también lo esperaba. De pronto Angeline apareció en la sala del brazo de Andrew y parecía muy feliz. Ella estaba contenta, al final su amiga había conseguido al hombre que quería.

Nicholas estaba contento, parecía ser que a su amigo le había ido bien con Angeline.

Bueno, ahora le tocaba a él. Ya iba siendo hora de que su padre anunciara su compromiso. Se acercó a él que estaba hablando con los padres de Crystal. Parecía ser que su padre había congeniado muy bien con sus futuros suegros.

—Ya va siendo hora de que anuncies el compromiso, padre — dijo cuando estaba a su lado.

—¿Ya es la hora? — preguntó la madre de Crystal sorprendida.

—Así es.

—Está bien, vamos allá — Thomas se dirigió hacia donde se encontraba los músicos tocando un vals.

Les dijo algo a los músicos y ellos cesaron la música. Nicholas se acercó a Crystal.

Ven, ya es la hora

— le dijo en un susurro mientras la guiaba entre los invitados.

Por dios que estaba nervioso, no sabía lo que su padre iba a decir a los invitados allí reunidos.

Se subieron a la plataforma en la que estaban los músicos y esperó a que su padre hablara. Notaba que Cristal estaba temblando y se sentía nerviosa como él.

—Todo irá bien — le dijo en un pequeño susurro mientras le cogía de la mano para tranquilizarla.

—Por favor, un poco de atención damas y caballeros — empezó diciendo su padre —. Muchos de ustedes sabrán que este baile no es un baile normal — su padre hizo una pequeña pausa y después continuó —. Para mi es una gran alegría poder anunciar el compromiso y futuro matrimonio de mi hijo.

En ese momento hizo un gesto para que Nicholas se acercara. Nicholas se acercó a su padre, pero en ningún momento le soltó la mano a Crystal.

Su padre le rodeó los hombros con un brazo y volvió de nuevo la atención a los invitados.

—Por fin va sentar cabeza — en ese momento todos los invitados empezaron a reír.

—Muy gracioso papá, pero termina ya — dijo Nicholas en un pequeño susurro para que solo le oyera él. Tenía ganas de darle el anillo a Crystal.

—Bien. ¡Damas y caballeros! Es para mí un placer comunicarles el compromiso y la futura boda, que espero sea pronto, — ahí hubo más risas — con lady Crystal Werrington aquí presente.

En ese momento hubo muchos aplausos y vítores. Nicholas se volvió hacía Crystal y vio que estaba muy sonrojada. Sonrió mientras se metía la mano en el bolsillo del chaleco y sacó el anillo que había comprado.

—¿Crystal?

Por dios, estaba muy sonrojada. Qué vergüenza, y delante de toda esa gente. Cuando escuchó que Nicholas la llamaba, levantó la cabeza y le miró.

Nicholas le cogió la mano derecha y le insertó un hermoso anillo en el dedo anular.

—¡Oh! — ahora los ojos se le estaban empezando a llenar de lágrimas mientras contemplaba ese hermoso anillo de diamantes.

—No iras a ponerte a llorar, ¿verdad? — Nicholas le cogió de la barbilla y le hizo que le mirara —. Estás hermosa y ahora debes estar feliz.

Una vez dicho esto la cogió entre sus brazos y la besó con pasión. Volvieron a oírse los aplausos y los vítores, y Crystal se apartó con un gran sonrojo en las mejillas.

Durante la media hora siguiente todo fueron felicitaciones, apenas le dejaban respirar. Al rato se fueron yendo poco a poco todos los invitados quedando solo los más allegados.

Crystal por fin pudo respirar con tranquilidad. Por dios, estaba agotada.

—Ven, tenemos que hablar — dijo Nicholas de pronto mientras la guiaba hacía la biblioteca.

Una vez dentro y cerrada la puerta, Nicholas la cogió entre sus brazos y volvió a besarla con pasión.

Dios, amaba a ese hombre más que a su vida.

—Nicholas — Crystal se separó de él —. Decías que querías hablarme.

—Sí, pero también deseaba besarte.

—¡Oh! — Crystal se cruzó de brazos y le miró con furia —. Eres malo.

—¡Oh bueno! Dejémoslo, ¿vale! — Crystal asintió con la cabeza —. Creo que deberíamos poner fecha para la boda.

—¿Ya? — estaba sorprendida, ¿no era demasiado pronto? —. ¿No crees que es demasiado pronto?

—No, cuanto antes mejor — Nicholas se acercó a ella y le dio un pequeño beso en los labios —. Tengo ganas de tenerte todos los días conmigo.

Crystal estaba contentísima, por dios que ella también tenía ganas de irse a vivir con él y no separarse jamás.

—Está bien, ¿cuándo nos casamos? — preguntó mientras sonreía.

—Umm, déjame pensar — se separó de ella y empezó a dar vueltas por la biblioteca.

Cada segundo que pasaba estaba más expectante. Por dios que deseaba saber ya la fecha.

Esperaba que fuera pronto la boda. Deseaba estar con él todo el tiempo, y también quería tener hijos suyos. Ya habían hecho el amor una vez, quizás ya tuviera al hijo de Nicholas dentro de sí. Crystal se tocó el vientre y sonrió de felicidad.

—¿Qué te parece si nos casamos dentro de tres meses? — preguntó Nicholas de pronto mientras se acercaba a ella —. ¿Crees que a nuestros padres les parecerá bien?

—No lo sé, pero a mí me parece maravilloso — Crystal se cogió a su cuello y la besó con pasión —. Creo que hay tiempo suficiente para preparar la boda. Además, a mi me gustaría una boda sencilla.

—Umm — Nicholas la estaba besando por todo el rostro —. A mi me parece bien, pero no creo que a tú madre y a tú tía le parezca bien. Su única hija y sobrina se casa y querrán celebrarlo por todo lo alto.

—¡Oh bueno! — Crystal se separó de Nicholas y se sentó en el sillón que había allí —. Supongo que tendremos que hacerles el gusto.

—Sí, me parece que sí — se acercó a ella e hizo que se levantara —. Vamos a decírselo.

Salieron de la biblioteca y se dirigieron a la sala donde en ese momento solo quedaba la familia.

Sus padres estaban esperándola para poder ir a casa. Ya se estaba haciendo tarde y era hora de acostarse.

—Sentimos haberos echo esperar — dijo Nicholas mientras se acercaba a ellos con Crystal cogida de la mano —. Teníamos un asunto importante del que hablar y que ahora queremos compartir con vosotros.

En ese momento Nicholas guardó silencio durante unos segundos. Sabía que cuando les dijera la fecha, su madre y su tía se pondrían como locas, ya que se imaginaba que para ellas iba a ser poco tiempo para preparar una gran fiesta.

—Hemos decidido la fecha de la boda — se quedó callado mientras miraba a uno y a otro —. La boda será en tres meses.

—¡Tres meses! — Connie se levantó como un resorte del sillón, al igual que Anne —. Por dios que hay que empezar mañana mismo a arreglarlo todo sino no dará tiempo.

—Mamá, claro que dará tiempo — Crystal se acercó a su madre y le abrazó con ternura —. Además, nos gustaría una boda sencilla.

—¡Sencilla! Eso es imposible.

—Tu madre tiene razón Crystal — dijo de pronto Thomas —. Mi heredero se casa, y eso hay que celebrarlo por todo lo alto.

—Padre...

—No hay nada más que decir — Thomas se acercó a su hijo y le pasó un brazo por los hombros —. Mañana empezaremos a arreglarlo todo.

—Bueno, eso será mañana — dijo Joseph de pronto mientras se ponía de pie —. Es hora de marcharnos.

—Sí, ya va siendo hora — Charles Richmond también se levantó de su asiento.

Crystal se despidió de su suegro y de su cuñada. Nicholas le acompañó hasta la puerta y allí le dio un pequeño beso en los labios.

—Nos vemos mañana.

—Sí, buenas noches.

—Buenas noches mi amor.

Crystal se subió al carruaje con sus padres y sus tíos. Había sido una buena noche. Realmente magnífica.