Capítulo 13
Bedford, 1820
Al día siguiente de llegar a Bedford, Crystal todavía seguía pensando en el atraco que había sufrido a manos del bandido. No podía negarse así misma que deseaba a ese hombre con toda su alma, pero lo peor de todo era que también deseaba con esa intensidad a Nicholas.
Los dos eran unos sinvergüenzas, pero no podía negar lo que sentía.
Esa tarde iba a reunirse con Catherine para tomar café en su casa y Angeline la iba a acompañar. Esperaba que Nicholas no apareciera por allí, su sola presencia la ponía nerviosa. Tenía que evitarlo a toda costa.
Por lo menos, ya no tenía que vérselas con el bandido, se dijo así misma. Bueno, por lo menos por el momento.
Por la tarde estaban sentadas en la casa de Catherine comentando el atraco. Para sorpresa de Crystal, Catherine y su padre también habían sido asaltados.
—¿Os quitaron mucho dinero? — preguntó Angeline.
—Bastante — dijo Catherine con un suspiro —. Mi padre está muy furioso, y ahora más que nunca desea atraparlos.
—Por dios, eso es lo que se merecen esos bandidos — dijo Angeline con furia.
Crystal por un lado estaba de acuerdo con ellas, pero por otro lado deseaba que el Lobo Negro y su acompañante se salvaran. Es verdad que estaban robando dinero a la gente rica, pero ese dinero no era para ellos. El dinero que robaban lo repartían entre la gente pobre y los orfanatos que había en Londres y en Bedford. Para ella eso era un gran gesto de humanidad.
—Crystal, ¿tú que opinas? — le preguntó Catherine.
—Oh, bueno — Crystal se encogió de hombros —. Es verdad que son unos bandidos, pero ese dinero no se lo quedan ellos, sino que lo entregan a gente que lo necesitan.
—Puede que tengas razón, — dijo Angeline — pero mucha gente a perdido mucho dinero por culpa de ellos.
—Sí, pero solo los que tienen dinero de sobra — dijo Crystal defendiéndolos.
—¿Estás defendiéndolos? — le preguntó Catherine con asombro.
—Bueno, no exactamente... — a Crystal se le hizo un nudo en la garganta y no pudo continuar. Por dios, deseaba a ese hombre.
Crystal no pudo remediarlo y empezó a llorar desconsoladamente.
—¿Qué ocurre Crystal? — le dijo Catherine mientras la abrazaba.
No podía hablar, los sollozos eran cada vez mayores. ¿Cómo le decía a sus amigas que deseaba a dos hombres? ¿qué tenía a los dos en sus pensamientos día y noche? ¿qué no podía dormir a causa de esos dos?
Nicholas salió del despacho de su padre y se dirigió a la salita. Sabía que Crystal estaba allí, ya que le había oído llegar. Esa misma noche iría a hablar con su tío para poder visitarla.
Encontró a Crystal llorando desconsoladamente en brazos de su hermana.
Angeline también estaba allí intentando consolarla.
Por dios, ¿qué le ocurría a su hermosa Crystal? Se acercó a donde estaban las mujeres y se arrodilló frente a Crystal.
—¿Qué ocurre? — le preguntó mientras le cogía una mano con cariño.
Crystal levantó la cabeza del hombro de su hermana y le miró con los ojos llenos de lágrimas. Por dios, como deseaba tomarla entre sus brazos y consolarla.
—¡Nicholas! — dijo de pronto su hermana —. Déjala tranquila.
—Pero si solo quiero ayudar — dijo Nicholas con tristeza.
—Pues no ayudas mucho si la alteras — le dijo su hermana con fastidio.
Crystal retiró la mano de la suya y volvió a abrazar a su hermana mientras seguía llorando desconsoladamente.
—¿Por qué lloras Crystal? — le dijo Nicholas con dulzura.
Crystal no quería hablar, no quería hablar con él. ¿Por qué estaba allí? ¿Por qué no se iba y la dejaba en paz? Él tenía la culpa de que ella estuviera así, él y ese maldito Lobo Negro. Por dios, ¿cómo era posible desear a dos hombres de esa manera?
—¿Crystal? — dijo Nicholas mientras intentaba tomarla entre sus brazos.
Ella no quería estar en brazos de ese hombre, así que se negó a que él la cogiera entre sus brazos y siguió llorando abrazada a Catherine.
—Nicholas por favor — dijo Catherine de pronto — es mejor que te vayas. Crystal no quiere nada de ti.
Eso en realidad era mentira. Claro que quería algo de él, quería que sintiera algo por ella, no solo deseo. Por dios, ¿sería posible que se estuviera enamorando de él? No, eso era imposible.
Y, ¿qué pasaba con el Lobo Negro? También sentía lo mismo por ese hombre. Dios, ¿qué iba a hacer ahora? Se estaba enamorando de dos hombres distintos.
—Ya basta Crystal, te vas a enfermar de tanto llorar — le dijo Angeline con cariño.
No sabía si Nicholas ya se había ido, pero no tenía ganas de verlo, así que siguió con la cabeza en el regazo de Catherine.
Poco a poco Crystal se fue calmando, pero, ¿cómo iba a decirles a sus amigas que estaba así porque se estaba enamorando de dos hombres distintos? Poco a poco fue levantando el rostro del regazo de su amiga y se fue incorporando en el sofá. Tenía miedo de que Nicholas estuviera todavía allí.
—¿Estás mejor? — preguntó Nicholas que todavía seguía allí.
La estaba mirando con una gran preocupación en la mirada. ¿Por qué Nicholas se preocupaba por ella?
—Sí — contestó en un pequeño susurro.
—¿Por qué lloras de esta manera? — le agarró una mano con dulzura —. ¿Qué ha ocurrido?
Crystal retiró la mano y se puso en pie, alejándose lo máximo de él.
—Tengo que irme — dijo de pronto mientras se despedía de Catherine y se dirigía hacia la puerta —. ¿Vienes Angeline?
—Por supuesto.
Las dos se dirigieron a la puerta, haciendo caso omiso de Nicholas que intentaba pararlas. Catherine las había acompañado a la puerta.
—¿Por qué no quieres decirme lo que te ocurre Crystal? — le preguntó Nicholas mientras se acercaba a ella.
Crystal no le hizo caso y salió de la casa.
—Déjala Nicholas — le dijo su hermana mientras cerraba la puerta detrás de Crystal.
Nicholas estaba bastante preocupado, ¿qué le había pasado a su hermosa Crystal? Quizás le había pasado algo a alguien de su familia.
—Catherine, ¿por qué estaba llorando de esa manera Crystal? — le preguntó a su hermana mientras se sentaba junto a ella frente a la chimenea.
—No lo sé — le dijo con tristeza —. Lo único que sé es que tú le has puesto peor, ¿qué le has hecho?
Ahora su hermana estaba furiosa con él.
—Por dios, yo no le he hecho nada — dijo con furia contenida.
Nicholas se quedó un rato pensativo antes de volver a hablar.
—¿De qué estabais hablando antes de que Crystal empezara a llorar? — le preguntó Nicholas a su hermana con tristeza en los ojos.
—Pues... — Catherine se quedó un rato pensativa y después continuó —... estábamos comentando los asaltos que habíamos tenido a manos de esos bandoleros.
Volvió a quedarse en silencio por un rato más. Nicholas sabía que todavía no había terminado de hablar.
—Crystal parecía que defendía a esos dos — su hermana se encogió de hombros—. Cuando se lo preguntamos ella se echó a llorar.
¿Su Crystal defendía al Lobo Negro y a su compañero? Parecía que su desdicha era a causa de desear a dos hombres distintos.
—Bueno, ya se le pasará — dijo Nicholas mientras se volvía para salir de la casa. No quería que su hermana viera la gran sonrisa que le afloró en los labios —. Tengo que irme.
Pronto iría a visitar a los tíos de Crystal, pero mientras llegaba la hora decidió pasar un rato por el club.