Capítulo 19
Bedford, 1820
Crystal estaba nerviosa, en dos días llegarían sus padre y al día siguiente sería el baile en el cual anunciaría su compromiso con Nicholas. ¿Qué pensarían sus padres de él? Ella sabía que los títulos no tenían importancia para ellos, lo único que importaba era la persona que era. Nicholas era una buena persona, y estaba segura de que sus padres aprobarían ese matrimonio.
Esperaba que Nicholas le hiciera caso y dejara los atracos para siempre, había otras maneras de ayudar a la gente necesitada. Sabía que durante un tiempo iba a vivir en vilo por temor a que descubrieran a Nicholas.
—Niña, ¿estás aquí? — la voz de su tía la sacó de sus pensamientos. Crystal estaba sentada en el jardín trasero de la casa.
—Sí tía, estoy aquí — le dijo mientras esperaba a que su tía llegara.
—Han venido a verte — le dijo su tía mientras entraba en el jardín.
Detrás de su tía apareció un Nicholas muy sonriente y más guapo que nunca. La verdad es que no lo esperaba tan pronto, sólo hacía unas horas que se habían separado.
—Os dejaré a solas — dijo su tía una vez que Nicholas se sentó al lado de ella.
Cuando su tía se fue, Nicholas la cogió entre sus brazos y la besó con pasión.
—¡Nicholas! — Crystal se apartó con un gran sonrojo en el rostro.
—Te he echado de menos.
—Pero, si solo hace unas horas que nos vimos — dijo Crystal asombrada, aunque ella también le había echado de menos.
—¿En serio? — preguntó con fingida inocencia —. Pues a mí me han parecido días enteros.
Crystal no sabía que decir a eso, a ella también se le habían hecho largas esas horas. Pero, por otro lado tenía que pensar en que sus padres vendrían en unos días y ella junto con su tía tenían que prepararlo todo para su llegada. Sí, iba a estar bastante ocupada esos días.
—¿Qué estabas haciendo aquí solita? — le preguntó mientras le cogía la mano y se la llevaba a los labios.
—Bueno, es que mis padres llegaran en varios días y aquí hay mucho que hacer — Crystal se encogió de hombros —. Estaba haciendo un pequeño descanso.
Magnífico, había llegado justo a tiempo. La verdad es que él estaba un poco nervioso con eso de conocer a los padres de Crystal. ¿Qué pasaría si ellos no lo veían con buenos ojos? En realidad no creía que eso fuera posible, ya que Crystal le amaba y sus padres tendrían que aceptarlo por la felicidad futura de su hija.
Dentro de tres días se comprometería con ella en el baile que se iba a celebrar en su casa, pero sabía que antes tenía que pedir la mano a sus padres.
Esa fiesta iba a ser importante no solo para él, sino que también lo iba a ser para su amigo Andrew.
Había estado un rato con él y lo había visto preocupado. Al principio no había querido decirle lo que le pasaba, pero al final pudo convencerle de que confiara en él y se lo contara.
Resulta que Andrew estaba enamorado de Angeline, pero que últimamente ella no quería saber nada de él. La última vez que la vio e intentó acercarse a ella, ésta se enganchó del brazo de otro joven que en ese momento le estaba ayudando con unas compras. En ese momento Andrew sintió los celos más grandes del mundo y también se sintió el más desgraciado. Fue justo en ese momento cuando Nicholas le dijo que hablara con ella en el baile y se declarara.
—Te veo muy pensativo, ¿te ocurre algo? — le preguntó Crystal con preocupación.
—No preciosa — se inclinó hacia ella y le dio un pequeño beso en los labios —. Estaba pensando en el baile y en lo importante que va a ser para nosotros.
—Sí, es verdad — Crystal le miró con extrañeza —. Pero no es lo único que te preocupa.
—Bueno, aparte de que voy a conocer a tus padre y eso me pone muy nervioso — se encogió de hombros — estoy preocupado por Andrew, no lo está pasando muy bien.
Crystal se quedó pensativa. ¿Acaso Angeline ya había empezado con su juego de ignorarlo?
—¿Qué le pasa a Andrew? — le preguntó con interés.
—Mal de amores — dijo Nicholas encogiéndose de hombros.
—No me digas — Crystal sonrió con ganas — ¿Al final ese libertino ha terminado entregando su corazón? Increíble por cierto.
—No le veo la gracia, está sufriendo.
—Y, ¿puedo saber quién es la causante de ese sufrimiento? — Crystal no cabía de sí de gozo.
—Por dios Crystal, podías tomarlo un poco más en serio — dijo Nicholas mientras la miraba con dureza —. Sé lo que Andrew está sintiendo en este momento.
Crystal se imaginaba que era por lo que había pasado con ella, pero eso era una minucia comparado con lo que ella había pasado.
—Espero que esté sufriendo bastante si la causante de esa desgracia es quién yo creo que es — ahora ella también estaba enfadada.
—¿Me estás diciendo que conoces a alguien que está enamorada de Andrew y que está sufriendo? — le preguntó con extrañeza.
—Exacto, eso es exactamente lo que quiero decir.
—Está bien, te voy a decir quién es — se quedó unos segundos en silencio —. Pero si no es la misma, yo no tengo la culpa.
—Dilo ya — estaba empezando a impacientarse.
—Es Angeline Soul.
En ese momento Crystal no pudo evitarlo y se echó a reír con ganas. Por dios que ese Andrew iba a seguir sufriendo unos días más hasta el baile, aunque no era suficiente, Angeline había sufrido más. Por dios, que ganas tenía de que llegara el baile para ver cómo le sentaba a Andrew el coqueteo de Angeline con otros hombres.
—¿De qué se supone que te ríes?
—Se lo tiene bien merecido — Crystal dejó de reírse, pero seguía sonriendo —. Ahora le toca a él sufrir un tiempo, Angeline ya ha sufrido bastante.
Por lo que podía deducir de ese comentario era que Angeline ya llevaba un tiempo sufriendo por Andrew.
—¿Me estás queriendo decir que Angeline lleva ya un tiempo enamorada de él? — le preguntó con sorpresa.
—Exacto, y la verdad es que me gustaría que él sufriera un poco más.
—Por dios, lo que conseguirás así es que sufran los dos — Nicholas se levantó y empezó a dar vueltas de un lado a otro —. Lo que hay que hacer es decirle a esos dos que se aman y ahorrarles el sufrimiento.
—Ni hablar, tienen que resolverlo ellos dos solos — dijo mientras se ponía de pie.
—Pero por dios Crystal, esos dos...
—He dicho que no — se acercó a él y le dio un pequeño beso en los labios —. Angeline también sufrirá, pero quizás todo se resuelva en el baile.
—Sí, le aconseje a Andrew que hablara con ella en el baile y se declarara— Nicholas la tenía cogida por la cintura.
—Entonces solo hay que esperar unos días para que esos dos puedan ser felices — dijo Crystal mientras se abrazaba a él con fuerza.
—Si.
Se hizo el silencio durante unos instantes, mientras seguían allí abrazados. De pronto Nicholas la apartó de sí y le hizo que le mirara.
—Y tú, ¿eres feliz? — le preguntó con una sonrisa en el rostro.
—Creo que soy la mujer más feliz del mundo.
—Ja, ja, ja — Nicholas volvió a abrazarla con fuerza —. Sí, yo también soy muy feliz.
Una vez dicho esto Nicholas la besó con pasión. Crystal pensó que amaba a ese hombre más cada día que pasaba.
Dos días después Crystal estaba paseando nerviosa de un lado a otro de la sala. Sus padres estaban a punto de llegar, y Nicholas vendría por la noche para pedir su mano.
—Tranquilízate niña, todo va a salir bien — le dijo su tía mientras hacía que se sentara.
—Tengo miedo — dijo mientras se sentaba y se tapaba el rostro con las manos —. ¿Y si no aceptan a Nicholas? Yo le amo tanto.
—No debes preocuparte, lo aceptaran — dijo su tío mientras daba un trago a su oporto —. Es un buen muchacho y de muy buena familia. Además, ese chico te quiere y eso es lo más importante. Mañana anunciaréis el compromiso y todo saldrá bien.
—Espero que tengas razón tío.
No volvieron a decir nada más. De pronto escucharon como un coche paraba en la puerta. Ya habían llegado, sus padres ya habían llegado.
Joseph y Connie Werrington entraron y saludaron a sus tíos con efusividad.
—Mi niña — Crystal corrió a los brazos de su madre —. Estás preciosa hija.
—¡Oh mamá! Os he echado tanto de menos — dijo Crystal mientras se echaba a llorar.
Su padre se acercó a ella y la abrazó con un gran abrazo de oso.
—Deja de llorar Crystal — dijo su padre mientras le daba un beso en la cabeza —. ¿Te lo has pasado bien?
—Sí, muy bien — Crystal se separó de su padre y le sonrió a los dos —. He hecho muchos amigos.
—Me alegra saberlo.
Ahora tenía que decirle que se había enamorado locamente de un hombre, y que esa misma noche iba a venir a pedir su mano.
—Y, ¿cómo vas de pretendientes? — le preguntó su padre con una ceja alzada —. O tengo que preguntárselo a tu tío.
—¡Oh papá! — Crystal se sentó y se miró las manos que tenía apoyadas en el regazo —. Estoy completamente enamorada de Nicholas, y esta noche va a venir a pediros mi mano.
Su madre se sentó a su lado y le cogió las manos. Crystal levantó la mirada y vio que su madre le sonreía. Luego levantó la mirada hacía su padre y vio que también le sonreía.
—¿Ese Nicholas es un buen muchacho? — le preguntó su padre.
—¡Oh sí! Es estupendo papá.
Su padre miró a su tío como para confirmar su respuesta.
—Es un buen muchacho y de muy buena familia — dijo su tío —. Yo aprobé que la visitara.
—Lo importante es si ese chico la quiere de verdad.
—No te preocupes tanto Joseph, ese chico está loco por Crystal — dijo de pronto su tía —. Tiene pensado hacer público el compromiso en el baile que celebrará su familia mañana por la noche.
—Y, ¿quién es su familia?
—Su padre es el conde de Lorach.
—¡Un conde! — Connie se echó las manos a la boca —. Por dios, eso es magnífico.
—Por dios mujer, los títulos no importan, lo que importa es lo que ese chico siente por la niña — su padre parecía enfadado con su mujer. A él nunca le había importado los títulos.
—¡Oh papá! Ya has escuchado a la tía, él me ama — Crystal se levantó y se acercó a su padre.
—Entonces no hay ningún problema.
Su padre le sonrió y le abrazó con cariño. Crystal cambió de tema y le contó todo lo sucedido desde su llegada.
Nicholas llegó puntual a la casa de los Richmond. Se bajó del carruaje y toco a la puerta. Por dios que estaba nervioso, no sabía que haría si los padres de Crystal no lo aceptaban. Amaba con locura a Crystal y no pensaba renunciar tan fácilmente a ella.
Una de las sirvientas abrió la puerta y le dejó pasar. Nicholas llevaba flores para Crystal, y cuando la vio allí de pie esperándole en el hall, primero la abrazó y la besó y después le entregó las flores.
—¡Oh Nicholas! Son preciosas — dijo Crystal mientras se las acercaba al rostro para oler su fragancia.
—Tú eres mucho más hermosa.
Vio que Crystal se sonrojaba y le dirigía una tímida sonrisa. Le entregó las flores a la sirvienta para que las pusiera en un jarrón, y luego cogió a Nicholas de la mano para llevarlo al comedor donde seguramente estaban todos esperando.
Nicholas entró con decisión en el comedor, pasara lo que pasara, no iba a permitir que le separaran de la mujer que amaba. Sabía que Crystal le amaba y sus padres no podrían negarse a que su hija fuera feliz.
Allí, sentados en el sillón estaban los tíos de Crystal, que se levantaron para saludarle. Los padres de Crystal también se levantaron y Nicholas se dirigió hacia ellos. Ahora veía de dónde Crystal había sacado su belleza, era el vivo retrato de su madre, pero más joven. Su padre también era un hombre bien parecido. Le dio un fuerte apretón de manos a Joseph y le dio un pequeño beso en la mano a Connie.
—Señora, es un placer — le dijo mientras le sonreía.
—Por dios hija, no me habías dicho que fuera tan apuesto — dijo Connie a su hija.
—¡Oh mamá! Que cosas tienes — Crystal se acercó a su madre con una sonrisa —. Pero es verdad, es muy guapo.
Por dios que esas dos estaban hablando de él como si no estuviera allí.
—¡Mujeres! — dijo de pronto Joseph mientras se acercaba a él y le decía que se sentara con él —. Vamos muchacho creo que tenemos muchas cosas de las que hablar.
Varias horas después Joseph ya lo trataba como si fuera su hijo. Eran personas maravillosas, y no le extrañaba que Crystal hubiera salido tan maravillosa.
Todo había salido bien, lo habían aceptado de muy buena gana y al día siguiente anunciarían el compromiso en el baile.