Capítulo 16

Una semana después Crystal iba junto con Angeline, Catherine y su doncella Natalie por el camino que llevaba a Londres. Ya tenía ganas de que apareciera el Lobo Negro.

Extrañaba mucho a Nicholas, pero sabía que se encontrarían en Londres y allí volverían a reanudar sus paseos.

—¿Creéis que esos bandidos están cerca? — preguntó Angeline de pronto mientras miraba por la ventanilla.

—La verdad es que no lo sé — dijo Crystal con sinceridad —. Pero la verdad es que no me importa, no les tengo miedo a esos dos.

—¿Ni siquiera al Lobo Negro mi lady? — le preguntó Natalie con miedo —. Ese hombre la ha mortificado ya tres veces, ¿qué pasará una cuarta vez?

—Oh Natalie cállate, no le asustes — dijo Catherine mientras le cogía la mano con cariño a Crystal.

—No me asusta — Crystal en realidad estaba muy excitada y deseaba con todas sus fuerzas que apareciera. Por dios, ¿no estaría traicionando a Nicholas? No, Nicholas era su gran amor y ese hombre...

No pudo terminar sus pensamientos, ya que de pronto se escucharon disparos y el coche se paró. Dios, ya estaba allí.

Se abrió la portezuela y Crystal fue arrastrada hacía fuera cayendo en los brazos de ese bandido.

—¡Demonios! — musitó mientras intentaba soltarse de esos brazos.

—Por dios, cuanto la he echado de menos — dijo el Lobo Negro mientras la apretaba con fuerza contra él —. No ha pasado ni un solo instante en que deseaba tenerla de nuevo entre mis brazos.

—¡Oh! — ella apenas podía hablar. Por dios que deseaba a ese hombre con locura —. Apenas llevamos dinero, solo lo justo para estar unos días en Londres.

—No se preocupe preciosa mía — dijo mientras le acariciaba el rostro con ternura —. No deseo su dinero, solo quería tenerla de nuevo en mis brazos.

Justo en ese momento la besó con pasión. Al principio Crystal estaba inmóvil sin saber qué hacer, luego intentó resistirse, pero ese beso le recordaba tanto a los de Nicholas...

—Nicholas... — musitó contra su boca.

—¿Nicholas? — el bandido la separó de sí y la miró con extrañeza —. ¿Quién es ese Nicholas?

Crystal no pudo decir nada, por dios que ese beso era idéntico a los que le daba Nicholas. ¿Cómo era posible? A no ser que ese bandido fuera... no, eso era imposible.

—¿Tengo un rival para ganarme su amor? — le preguntó con una sonrisa muy parecida a la de Nicholas.

Crystal retrocedió asustada.

Demonios, ¿lo habría reconocido? No creía que con un solo beso pudiera identificarlo.

—Déjeme ir — le pidió con desespero —. Por favor.

Nicholas dejó que se montara de nuevo en el coche y que siguiera su camino hacia Londres.

—¡Maldita sea! — musitó mientras veía alejarse el coche —. Por culpa de ese maldito beso quizás me haya descubierto.

—Quizás tenías que haber cambiado de táctica a la hora de besarla, quizás así no hubiera notado el parecido —. Le dijo Will que se había puesto a su lado.

—Me parece que el Lobo Negro le va a hacer una visita esta misma noche — dijo Nicholas mientras se montaba en su caballo.

—¿No crees que eso es peligroso? — preguntó su amigo mientras se dirigían hacía la cabaña.

—Londres es grande y no hay tanta vigilancia — le dijo Nicholas mientras entraban en la cabaña.

Tenía que averiguar si Crystal lo había descubierto, y si era así, si le iba a entregar a las autoridades. ¿Cómo de grande sería el amor que Crystal sentía por él? Iba a descubrirlo esa misma noche.

—¿Qué pasaría si te ha descubierto? — le preguntó Will con preocupación.

—Rezar para que el amor que Crystal siente por mí sea lo suficientemente grande para no entregarme a las autoridades.

No volvieron a hablar más y se dirigieron hacía Londres.