SEXTA PARTE

Ripley observo a Call sacando el cable del puerto en su brazo. —Tienes tu lado oscuro,— dijo ella, ayudándole. —Me gusta eso.-

Call evitó su mirada. —Está hecho. Eso deberá bastar— su voz volvía a distorsionarse, sonando mecánica. —¡Demonios!— Metió una mano en su cavidad, intentando repararla.

Ripley se inclinó hacia ella, pensando que podría ayudar. —Déjame ver.-

Call se apartó, todavía sin mirarla. —No me toques.-

Dolida, Ripley se hizo a un lado, poniendo espacio entre ellas. El rechazo dolía, y la enojaba que doliera.

—Debes pensar que esto es muy divertido,— dijo Call, todavía con voz extraña. Levantó la cara y miró a Ripley. Los ojos de Call eran desafiantes. Molestos.

Ripley suspiró, súbitamente cansada. —Sí pero últimamente he visto muchas cosas divertidas. Pero no creo que lo sean.-

Call la miró, con repentina furia. —¿Por qué sigues viviendo? ¿Cómo puedes soportarlo? ¿Cómo puedes... soportarte?— Su mecánica voz, se escuchaba más y más extraña.

Ripley se encogió de hombros. —No tengo opción.— En realidad nunca había tenido opciones, ninguna desde el momento en que había despertado prematuramente del sueño criogénico en una nave llamada el Nostromo. De cualquier modo, Call solamente hablaba de ella misma, no de Ripley.

Call volvió su atención a su cavidad, luchando por manipular cualesquiera que fueran las partes que controlaban su mecanismo de voz.

—Al menos hay una parte de ti que es humana. Yo solo soy... solo soy... Diablos. Mírame...-

Ripley lo hizo, miró el agujero de su pecho, la blanquecina sustancia que salía y las pegajosas fibras internas. Había algo tan familiar... parpadeó, recordando a Bishop, su coraje, su humanidad.

—Soy asquerosa...— se quejó Call amargamente. Su voz se estaba alentando, sonando más baja y extraña, como una cinta mal grabada. Ripley sabía que el problema era mecánico, pero a sus oídos, aquello sonaba a pesadumbre.

—¿Por qué no te destruyeron a ti como a los otros?— Preguntó Ripley.

Call la miró sombríamente. —Para matarte, ¿recuerdas?-

Se detuvo un momento, y luego volvió a trabajar en su cavidad. —Antes de la ‘reprogramación’ —antes que todo terminara para nosotros — logré acceder al sistema central. El sistema central de la Defensa. Todas y cada una de las operaciones sucias del gobierno estaban ahí. Incluso esta. Los planes, la responsabilidad de Pérez, los Aliens, tú... Incluso los planes de contratar a la tripulación del Betty. Y supe, que si ellos lo lograban, sería el final de todos ellos.— Su voz era nuevamente clara, el timbre adecuado, la velocidad adecuada. —El fin de la Humanidad.-

Ripley se sintió sonriendo. Había algo terriblemente gracioso en todo esto. —¿Por qué te preocupa lo que les suceda a ellos?-

—Porque estoy programada para eso ¿vale?— protestó Call.

Ripley comenzó a reír. —¿Estás programada para ser una imbécil? ¿Eres el nuevo modelo de imbécil que sacaron?-

Call no pudo evitarlo, comenzó a sonreír, y después rió a la par de Ripley. Cuando se recobró de nuevo, cuando habló, esta ocasión, había un nivel de preocupación que nunca hubiera estado dispuesta a revelar.

—No podía permitir que hicieran eso,— le dijo a Ripley. —No podía permitir que se aniquilaran a sí mismos. ¿Eso tiene algún sentido? ¿Lo puedes comprender?-

Ripley lo consideró. —Yo lo intenté una vez.— Miró en derredor, viendo destellos de rostros, nombres y cosas que eran más una maraña en su cabeza que recuerdos concretos. —Yo...intenté salvar ... gente... No funcionó. Había una niña. Una pequeña niña rubia. Tenía pesadillas. Yo intenté ayudarla ... y ... y ella murió... Y yo no puedo siquiera recordar su nombre.-

Call palmeó suavemente su mano, apartándose después.

Justo entonces, Distephano entró. —Creo que casi lo hemos logrado.-

—Bien,— dijo Ripley.

Cuando el soldado salió de la capilla, las dos mujeres se dispusieron a seguirlo.

—¿Tú sueñas?— Preguntó Ripley con curiosidad.

Call respondió. —Yo... tengo procesadores neurales que corren en...— se detuvo, y comenzó de nuevo. —Sí.-

—Cuando yo duermo,— dijo Ripley cerrando los ojos, —sueño con eso. Con ellos. Cada noche. Es como si estuvieran todos a mi alrededor. Dentro de mí.— Recordó a la niña decir, No quiero dormir. Tengo sueños que dan miedo. —Solía tener miedo de soñar, pero ya no lo tengo.-

—¿Por qué no?-

Ripley miró hacia la ventana por un momento. —Porque no importa cuán malos sean los sueños... Cuando despierto, siempre es peor.-

Ripley se preguntaba qué clase de ser supremo podría escuchar las plegarias de un robot, y después se preguntó si al ser le importaría escuchar también las plegarias de un clon...

Las dos mujeres salieron de la capilla en silencio. Al hacerlo la voz de la nave —ahora permanentemente programada con la voz de Call— resonó tranquila a través de los altavoces.

—Sistemas de ventilación estabilizados. Oxígeno al cuarenta y tres por ciento.-

Call parecía sorprendida. —¿Esa es mi voz?-

Ripley asintió. —En todo caso, se supone que las naves deben tener voz femenina.-