PRIMERA PARTE
EL DISPARO SONÓ ENORME EN EL ESPACIO CERRADO
Algo en el techo gritó, un sonido increíblemente agudo e inhumano. Vriess lo podía escuchar alejándose con ondeante movimiento, permitiéndole saber que apenas lo había adelantado. Lo que quiera que fuese. Los ojos de Vriess intentaron seguir la pista del avance de la criatura apresurándose sobre el techo.
Su atención estaba fija, no vio la gota de sangre alienígena suspendida del techo justo por sobre su pierna.
No se percató de ella, hasta que olió su humeante piel y ropas, y bajó la vista para ver que parte de su pierna se derretía. Confundido, horrorizado, Vriess le dio una palmada. Algo de la sustancia que devoraba su pierna se embadurnó en sus dedos y comenzaban a arder como el infierno. Agitó su mano, entonces casi la puso en su boca antes de darse cuenta de lo que ocurriría. Durante todo ese tiempo, luchó contra el dolor.
Entonces volvió; lo podía oír —¿o sería uno diferente? Este era más agresivo, no sólo revolviéndose por el techo, sino intentando atravesarlo. Súbitamente, pudo romper un borde del entarimado y asomó su cabeza.
Y era todo cabeza...