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Dorsoduro se extiende a lo largo del Gran Canal regalando la belleza renacentista de la Gallerie dell’Accademia, el esplendor de Ca’ Rezzonico, el modernismo de la Peggy Guggenheim Collection y el arte contemporáneo de la Punta della Dogana. En días soleados los lugareños pasean por los Zattere antes de citarse en Campo Santa Margherita y disfrutar del cóctel de rigor.
Lo mejor en un día
Un capuchino
en Il Caffè Rosso
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es el mejor prólogo a un viaje épico por ocho siglos de arte
veneciano en la Gallerie
dell’Accademia (Clicar).
Después, hay que recobrar los sentidos con un panini junto al canal en Cantinone Già Schiavi (Clicar).
La tarde se
dedica a contemplar los fascinantes cuadros de Pollock y los
móviles de Calder en la Peggy Guggenheim Collection, sin olvidarse
de analizar la obra de Jeff Koons y otros artistas controvertidos
en la Punta della Dogana
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A continuación, se recupera la paz interior en la sosegada
Basilica di Santa Maria della
Salute (Clicar),
antes de quedar atónito nuevamente ante el arte robótico de Vedova
en Magazzini del Sale
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y las maravillas pictóricas de El Veronés en la Chiesa di San Sebastian (Clicar).
Se cena en
el Ristorante La Bitta
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antes o después de disfrutar de un concerto barroco en Ca’ Rezzonico (Clicar),
de la ópera en la Scuola Grande
dei Carmini (Clicar)
o del swing en el Venice Jazz Club (Clicar).
Para pasar un día en Dorsoduro como un veneciano, véase Clicar.