DÍA CIENTO SETENTA Y DOS

La parte final de la Sagrada Biblia trata sobre Jesucristo. Algunas de sus frases han sido subrayadas por un lector anterior.

Jesucristo murió violentamente cuando todavía era joven, pero antes de morir dijo e hizo muchísimas cosas notables. Curó a mucha gente enferma y habló de forma extraña con mucha otra. Algunos de los dichos subrayados se parecen a lo que me enseñaron en las clases de Piedad. El reino de Dios está dentro de ti, por ejemplo, se parece mucho a lo que nos enseñaban a nosotros: buscar la realización sólo en nuestro interior, mediante drogas e Intimidad. Pero otros dichos son bastante diferentes. Debéis amaros los unos a los otros es uno de ellos. Otro que es muy fuerte es: Yo soy el camino y la verdad y la vida. Y otro: Venid a mí los que estáis oprimidos y yo os daré reposo.

Si alguien viniera a mí y me dijera: «Yo soy el camino y la verdad y la vida», querría con todas mis fuerzas creerle. Quiero esas cosas: un camino, la verdad y la vida.

Tal como yo lo entiendo, Jesús decía ser el hijo de Dios, el que se suponía había creado el cielo y la tierra. Eso me deja perplejo y me hace sentir que Jesús no era digno de confianza. No obstante, parece haber sabido cosas que otros ignoraban y no era un necio, como los de Lo que el viento se llevó, ni alguien criminalmente ambicioso, como los presidentes americanos.

Sea lo que fuere Jesús, era un ser llamado un «gran hombre». No estoy seguro de que me guste la idea de «gran hombre»; me hace sentir incómodo. Con frecuencia los «grandes hombres» han tenido planes muy sangrientos para la Humanidad.

Creo que mis escritos están mejorando. Conozco más palabras y la formación de las frases viene con más facilidad.