DÍA CINCUENTA Y NUEVE
¡Mary Lou se ha venido a vivir conmigo! Hemos dormido dos noches juntos en mi cama. Desenganchando la parte que corresponde a la mesa y adosándola a la pared, pudo hacerse sitio para ella.
Me fue difícil dormir teniendo a otra persona en la cama conmigo. Había oído hablar de hombres y mujeres que compartían su cama, pero nunca que durmieran juntos. Pero así es como ella quería hacerlo, y lo he hecho.
Soy recatado con su cuerpo, tengo miedo de tocarla o apretarla. Pero esta mañana me desperté y me encontré abrazándola. Roncaba ligeramente. Olí su pelo y la besé suavemente detrás del cuello y luego me quedé allí recostado, sosteniendo su cuerpo dormido durante un largo, largo rato, hasta que se despertó.
Cuando lo hizo, y me encontró abrazándola, se echó a reír y se apretó contra mí ardientemente. Me volví recatado otra vez. Pero luego empezamos a hablar y olvidé mi recato. Habló de aprender a leer. Dijo que había soñado que estaba leyendo; había soñado que ya había leído miles y miles de libros y que ahora conocía todo lo que habla que conocer sobre la vida.
—¿Qué hay que conocer de la vida? —pregunté.
—Todo —respondió—. Nos mantienen sumidos en la ignorancia.
No estaba seguro de entender eso —o quiénes eran los que nos mantenían sumidos en la ignorancia— y no dije nada.
—Desayunemos —dijo.
Y llamé al servo y comimos barras de soja y tocino. Me sentía muy bien, incluso a pesar de haber dormido poco.
Durante el desayuno se inclinó sobre la mesa y me besó. ¡Así de sencillo! Me gustó.
Después del desayuno decidí trabajar en una película, y Mary Lou la vio conmigo. Se llamaba El corredor de Bolsa y su estrella era Buster Keaton. Buster Keaton es un hombre muy intenso que tiene muchas dificultades insólitas en sus películas. Sería divertido si no fueran tan tristes.
Mary Lou estaba fascinada. Nunca había visto una película y sólo estaba familiarizada con la TV holográfica, la cual no le gustaba.
Al principio del primer carrete, cuando Buster Keaton estaba pintando una casa y pintaba la cara de un hombre que sacaba la cabeza por una ventana, Mary Lou dijo:
—Paul, Buster Keaton se parece muchísimo a ti. ¡Es tan... serio!
Y tenía razón.
Después de la película, pasamos el día estudiando lectura. Aprende sorprendentemente aprisa y hace preguntas interesantes. He tenido muchos estudiantes en la universidad donde enseño, pero ninguno como ella. Y mi lectura también está mejorando.
Todo en ella es delicioso.
Ahora es la tarde, y Mary Lou mira cómo escribo esto en la mesa adosada a la pared. Le expliqué algo acerca de la escritura y se entusiasmó, y dijo que tenía que aprender a hacerlo también para que pudiera escribir la memoria de su vida.
—Y escribir otras cosas en las que pienso. Para que pueda leerlas —añadió.
Eso era interesante. Quizá sea ésa la verdadera razón por la que escribo esto —ya que escribo mucho más de lo que Spofforth pretendía que grabara—. Lo escribo para poder leerlo. Leerlo me produce una extraña y excitante sensación en la mente.
Quizás una razón por la que Mary Lou es más atrevida que yo es que ella vivió en un Internado de Trabajadores antes de escapar y yo, claro está, soy graduado de un Internado de Pensadores. Sin embargo, ¡es tan inteligente! ¿Por qué tenían que entrenarla como Trabajadora y no como Pensadora? Puede que la selección se haga sobre otra base, aparte de la inteligencia.
Tengo que acordarme de coger más papel, para que Mary Lou pueda aprender a escribir y pueda empezar a imprimir la memoria de su vida.