DOS

Bob me ha estado contando su sueño otra vez, y, como siempre, poco puedo hacer aparte de sonreírle con educación cuando habla y tratar de simpatizar. Sueña en una mujer blanca, pero no se parece en nada a mí. Yo tengo el pelo oscuro y soy físicamente fuerte, con buenas, sólidas caderas y muslos. Ella es rubia y alta y delgada. «Estética», dice él. Y yo no lo soy —aunque la palabra le iría muy bien a Paul. La mujer del sueño de Bob siempre está de pie junto a un estanque de agua negra, y lleva un albornoz. Creo que yo nunca he llevado albornoz, y no soy propensa a estar de pie junto a estanques de nada durante mucho tiempo.

Creo que lo que estoy tratando de decir es que él está enamorado de ella y no de mí. Y, además, con las mejores intenciones.

Es cierto que no amo a Bob —le odié, de hecho, cuando separó a Paul de mí y le envió a prisión. Lloré y le pegué muchas veces después de la conmoción inicial. Y una de las cosas a las que me costó más acostumbrarme fue que él es realmente un Detector —que, de hecho, hay realmente detectores, al fin y al cabo. No me molestaba que fuera un robot, o negro; lo principal de la experiencia fue que podía ser detectada. Me quitó una cosa que me había dado mucha fuerza durante toda mi vida: la sensación de que no estaba siendo engañada por esta sociedad-para-idiotas en la que vivo. Lastimó parte de la confianza que Simon me había dado —Simon, la única persona a la que he amado, o es probable que ame jamás.

Bien. Paul era un hombre amable y dulce, y me inquieto por él. He intentado que Bob lo liberara de la prisión a la que fue enviado, pero Bob ni siquiera lo discutirá conmigo. Se limita a decir: «Nadie le hará daño», y eso es todo cuanto dirá. Había momentos, al principio, en que tenía ganas de llorar por Paul; echaba a faltar su dulzura y su naïveté, y la manera infantil en que le gustaba comprarme cosas. Pero, en realidad, nunca derramé una lágrima por él.

Bob, por otra parte, es una criatura de entidad. Sé que es muy viejo —más viejo de lo que sería Simon si aún viviera—; sin embargo, parece que eso carece de importancia, salvo en que le da un cansancio del mundo que es atractivo. Y el hecho de que sea un robot no significa nada para mí excepto cierta simplicidad en nuestra relación porque no puede haber sexo entre nosotros. Tuve una decepción cuando lo descubrí; pero me he acostumbrado.