DÍA VEINTINUEVE
He empezado a escribir esto. Éste es uno de mis días libres y no he mirado las películas. Lo que he hecho ha sido coger hojas de papel de dibujo y una pluma del Departamento de Auto-Expresión y empezar a escribir las palabras de mi Diario grabado, utilizando las grandes letras de la primera página de Diccionario como guía. Al principio, era tan difícil que creía que no podría seguir; escuchaba unas cuantas palabras que procedían de la grabadora y, luego, las escribía en el papel. Pero pronto se ha convertido en una ordalía. Y tratar de deletrear las palabras más largas es sumamente difícil. Algunas de ellas las he aprendido en las películas y, afortunadamente, algunas de las realmente grandes las he aprendido recientemente en el Diccionario y suelo encontrarlas ahí, aunque me supone buscar durante bastante rato.
Creo que hay alguna clave de principio de ordenación de las palabras en el Diccionario —quizás así pueden encontrarse fácilmente—, pero yo no lo entiendo. En páginas y páginas, todas las palabras empiezan con la misma letra, y luego, bruscamente, empiezan con otra, totalmente diferente.
Después de unas cuantas horas de escribir, me ha empezado a doler la mano y ya no podía sostener la pluma. Me he visto obligado a tomar pastillas contra el dolor; pero, cuando lo he hecho, he descubierto que me hacían más difícil prestar atención a lo que estaba haciendo, y que no comprendía palabras y frases enteras.
Había sospechado ya que las drogas podían afectar de esta manera a las personas; pero, hasta entonces, nunca había tenido una prueba tan convincente de ello.