Mark Ingestre: la historia del cliente

ROBERT AICKMAN

Robert Aickman, nieto del novelista eduardiano Richard Marsh, ha publicado varias recopilaciones de relatos macabros tanto en su Inglaterra natal como en los Estados Unidos. Acompañado de Harry Price, el ya difunto cazador de fantasmas, exploró la rectoría de Borley, que en tiempos tuvo la reputación de ser la casa más encantada de toda Inglaterra, y trabajó como asesor literario en Al morir la noche, uno de los clásicos de cine fantástico inglés, rodado en la década de los cuarenta. Pero sus historias de fantasmas constituyen, sobre todo, exploraciones literarias: como él mismo ha observado, son una forma de ver la existencia cotidiana. Aickman rara vez explica los acontecimientos misteriosos de sus relatos; prefiere inquietar al lector mediante una astuta fusión de lo sobrenatural con los aspectos más extraños del mundo moderno o la alegoría. En uno de sus relatos, por ejemplo, una extraña tormenta de polvo se desplaza por los terrenos de una mansión señorial inglesa que va a serle entregada al Estado. Esa tormenta social que se manifiesta en un relato de lo sobrenatural es típica de Aickman y de todas las innovaciones con que ha contribuido al género. Este relato, escrito más de dos años antes de que Sweeney Todd hiciera su debut musical en Broadway, supone una variación sobre esa famosa anécdota de la historia londinense y, con sus aspectos extraños y eróticos, es al mismo tiempo algo totalmente diferente.