Hoy
19.05
—¿Tiene algún otro hijo o solo ese? —El médico se echa hacia delante, repitiendo la pregunta, mientras su mujer sigue en el bufé.
Dejo de mirar la nebulosa del campo que pasa por la ventana del tren para responderle con voz calmada:
—Solo ese.
Sonríe y me giro de nuevo, porque no quiero que lea mi expresión, puesto que estoy pensando de nuevo en el meollo del asunto, en cuánto disfruté ese verano al ver a Ben y a Theo juntos, en lo fácil que era para Ben tener un pequeño compañero en casa o fuera de ella.
Una mañana, Emma me telefoneó porque tenía una migraña terrible, por lo que me quedé con Theo todo el día. Los chicos construyeron un campamento bajo la cama de Ben, con almohadas y sacos de dormir, e hicieron un pícnic para comer. Después, los llevé al zoo. Me sorprendió que Theo nunca hubiera estado en un zoo. Se mostró un poco nervioso al principio, pero, luego, se maravilló con todo, en especial con los monos y, para mi sorpresa, con la zona del desierto. Les compré en la tienda de regalos un peluche de un mono a cada uno como recompensa por haberse portado tan bien: uno blanco y negro a Theo y otro color mermelada para Ben. De vuelta a casa, pensé que quizás tenía ganas de volver con su madre; a lo mejor también se preocupaba por ella.
Ahora recuerdo con el ceño fruncido algo muy raro que Theo dijo. Le pregunté dónde iría de excursión si pudiera elegir cualquier sitio. Dijo que a Krypton, lo que me hizo sonreír, porque Theo estaba obsesionado con Superman. Pero sus siguientes palabras fueron muy extrañas.
—Quiero ir a Krypton para que podamos curar a mamá.
—¿Qué? El dolor de cabeza, ¿no? No tienes que preocuparte por eso. Se le pasará pronto, lo prometo.
—No, no me refiero al dolor de cabeza. —Me miró fijamente a los ojos como si se supusiera que tenía que entender algo importante. Se quedó muy quieto durante un segundo, como una estatua. Luego, se inclinó hacia delante, incluso más cerca, y abrió mucho los ojos, como si me estuviera haciendo una pregunta. Sí. Fue un momento especial entre los dos en el que se sobreentendía que debía comprender algo, pero lo cierto era que no sabía a qué diablos se refería o qué se suponía que tenía que decir.
Por eso, solo sonreí, lo que creo que fue una respuesta totalmente incorrecta porque, de repente, puso una expresión triste antes de volver al pequeño campamento bajo la cama de Ben.