Capítulo XIII

«Me contrataron en el circo Bandon para hacer un número con mis pulpos. Allí volví a hallar a mi hermano Mitaine, convertido en padre de una niña llamada Jacqueline. Continuamos odiándonos. No tardé en poseerla gracias al banquero Minoff, uno de mis antiguos adeptos, quien obligó a mi hermano a venderle a su hija y, de paso, a arruinarse. El circo se embarcó para el Brasil, el barco naufragó en algún lugar de la costa de Guinea, todo el pasaje se salvó, pero yo perdí mis pulpos. Supe al poco tiempo que Agrippa iba en el mismo barco y que sólo él había desaparecido.

»No comprendí los motivos de su acción. Sospechaba, sí, que quería robar mis pulpos, pero ¿por qué razón? ¿Me perseguía sólo porque me odiaba? Traté de dar con él, pero no lo logré. Últimamente he sabido que Falaise había muerto veinte años atrás. En concreto al día siguiente de aquel en que ella me dejó. Ese día renuncié a todo y me retiré a las afueras de Marsella, dedicado tan sólo a la cría de conejos plateados.

»Pero los recientes acontecimientos me han devuelto el valor. Me reencontré con Mitaine —sospechaba la presencia de Agrippa—, volví a ver a Minoff, y en cuanto a Réussi, Agrippa se lo ha llevado al otro mundo.

»Muero.

Muero.

Muero.»

Adrien desciende hasta el castillo de Batignolles. Roba a Minoff y secuestra a Jacqueline. Minoff, Fissile, Jim y Prudaille salen tras de él. Batalla a tiros en medio de la noche. Jacqueline desaparece. Adrien es perseguido por Minoff, Jim y Prudaille. Fissile se despista y se topa con Hazard en la cueva. Derrumbamiento. Pero salen.